Muchas historias pueden conmovernos, y esta lo hizo conmigo. Una historia que demuestra que una casa puede ser mucho más que una casa.
El valor sentimental de aquella casa no tiene parangón con el valor arbitrario que las autoridades quisieron ofrecer por motivo de una expropiación forzosa. He disfrutado con esta historia y desde aquí rindo homenaje a esa anciana por su valor, su inquebrantable tesón, y su fuerza para salvar aquella casa que amaba por poderosas razones. Mi gratitud a su sobrina y heredera Christine Adams por hacernos llegar esta bellísima historia de amor y superación. Dijo que no destruiría su casa. Dijo que la movería piedra a piedra y lo hizo. ¡Bravo!
Os dejo la referencia sin añadir nada más para que lo disfruteis: La anciana que movió una casa.
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