Éxito laicista:
La impresionante demostración de fuerza de La Iglesia no ha podido silenciar la principal crítica en torno a las fastuosas visitas papales.
El espacio concedido a esta manifestación fue tan pequeño que quedó encajonada y sin apenas poderse mover dentro de eso límites. Por lo tanto, culpar a los manifestantes por salirse del recorrido o por los incidentes es olvidar que se intentó minimizar la libertad de expresión de unos manifestantes avalados por un número elevado de organizaciones.
El estado ha pretendido solucionar las incómodas protestas ignorándolas. Eso ha conducido a la falta de previsión, y a un resultado lamentable de represión policial.
Se trataba de manifestaciones pacíficas, pero los JMJ acudieron masivamente al encuentro de esta manifestación laica. ¿Qué pasaría si los laicos intentaran algo similar con sus celebraciones festivas?
Es el estado es el culpable de esta fractura social por ignorar la situación real de falta de apoyo popular a la celebración de estas insistentes y fastuosas celebraciones católicas con dinero público.
El resultado de la manifestación laica ha sido muy importante, y en los primeros momentos ya fue un éxito de participación tal y como puede verse en la foto de cabecera.
No es un éxito comparable al JMJ porque las comparaciones son odiosas. Los laicos no tenemos una impresionante infraestructura internacional como la de La Iglesia Católica, ni el apoyo que las instituciones del estado han concedido a este desembarco ideológico en Madrid de la JMJ.
En realidad los laicos se vienen caracterizando por su independencia ideológica, ejercida con discreción desde la libertad de pensamiento individual, y por su falta de estructuras organizativas fuertes.
Uno de los inconvenientes que podía haber tenido el elegir la misma fecha que la JMJ es que la cobertura de la misma en los medios de comunicación corriera el riesgo de ser silenciada, pero gracias a las ostias ya no será posible silenciarlo.
Hubo ostias:
Once heridos por la carga policial en la manifestación laica en Madrid
La Puerta del Sol fue desalojada debido a las tensiones entre grupos enfrentados de manifestantes y peregrinos de la JMJ
Es muy curioso que esto esté pasando con un gobierno que se dice socialista y demócrata. La falta de previsión ha sido clamorosa.
Las fotos de los incidentes (El País)
Se ha pretendido saldar las polémicas y las reivindicaciones justas con la imposición de lo que el gobierno, totalmente desconectado de la voluntad popular, consideraba oportuno.
El hecho de que algunas organizaciones cristianas coincidieran en criticar este tipo de eventos, debió hacerles reflexionar sobre los peligros de imponer una visita papal que se ha desarrollado como una masiva ocupación por motivos ideológicos en connivencia con el estado.
La culpa de los incidentes, es del estado y de este papa. La jerarquía católica lleva siglos atesorando bienes materiales y poder. Jamás pierde la ocasión para incrementar su patrimonio y su poder .
No todo el mundo está por esa labor de enaltecer materialmente a La Iglesia, y son muchos los que reclaman con hartazgo en indignación «no con mi dinero».
Fuera el concordato:
Desde este blog he tratado el tema de las inasumibles confabulaciones y connivencias entre Iglesia y Estado. Lo que gente critica el dispendio de dinero público para favorecer a una religión particular.
Lo diré muy crudamente para que se entienda. Me importa una mierda que la religión católica sea mayoritaria, eso no justifica nada, porque con siglos de apoyo estatal, y de educación ideológica subvencionada, para comer el coco a la sociedad desde la más tierna infancia, cualquier ideología por nefasta que sea podría conseguir esa mayoría.
En otras palabras, se viene favoreciendo desde el estado, la imposición de una forma de pensamiento único llamada moral cristiana. Una moral profundamente retrógrada, oscurantista y cruel.
La Iglesia Católica debe su apoyo mayoritario en todo el mundo a sus prostituidas relaciones de intercambio de favores durante siglos con los estados, y no le importó que estos fueran en ocasiones dictaduras genocidas.
Que esto ocurra en una dictadura tiene explicación, pero que una democracia participe de la manipulación ideología de sus ciudadanos es inadmisible.
Los 50 millones de gasto de esta visita no son nada si se comparan con el enorme gasto de dinero público que supone la aplicación del concordato con la Santa Sede, y lo peor no es eso. Lo peor es tolerar y promover con dinero público una educación ideológica determinada.
No se trata de que las ideas sean buenas o malas, se trata de que una ideología conforma un paquete de ideas concretas. Por ello las ideologías jamás pueden ser neutrales. Discriminan unas ideas en favor de otras. No todas caben en el paquete ideológico, y el estado no puede de ninguna manera imponer ideas a sus ciudadanos. Eso es una gravísima violación de los derechos humanos.
Por todo ello, la religión ha de permanecer estrictamente dentro del ámbito privado de las personas, y cualquier otra cosa es lo que se llama vulgarmente mear fuera del tiesto.
Estado Laico ya:
La amigüedad en una constitución que declara el estado aconfesional a la vez que menciona a La Iglesia para abrir una puerta trasera a los favoritismos católicos, traiciona en la letra su propio espíritu democrático y de defensa de las libertades. Es inaceptable.
Esto en España se hace por oportunismo político a cuenta del considerable voto católico. Así se perpetúa la vergonzosa relación Iglesia Estado que ha terminado ayer en manifiesta indignación popular fruto de la maduración de una conciencia social que sabe lo que es democracia y lo que no lo es.
Pese a lo que dice nuestra constitución en España lo que funciona de facto es un estado confesional.
Así lo demuestra la invitación del estado al papa con la costosa organización de un evento de pura propaganda católica. Un evento destinado a presumir de supremacía ideológica y de poderío mediático.
Un estado laico es una consecuencia lógica de la aplicación de los derechos humanos recogidos en la carta magna, y es coherente con el espíritu democrático, ya que trata a todos los ciudadanos por igual, tanto a los creyentes de cualquier religión como a los no creyentes.
En tal sentido, un Estado laico evita la discriminación por cuestiones religiosas y tampoco favorece a ninguna confesión concreta. En el Estado laico no puede existir una «religión de Estado» y se mantiene la total separación entre la Iglesia y el Estado.
La condición de aconfesionalidad de España contemplada en nuestra constitución es un matiz que parecería situarla dentro de la categoría de estados laicos, es decir, plenamente democráticos, pero en la práctica no se está cumpliendo. Lo que funciona es la puerta trasera de uso exclusivo para el catolicismo.