¿Existimos por alguna razón? Evidentemente, no lo sabemos todo, pero la ciencia no encontró nada de inexplicable en nuestra existencia ni puede ofrecer una respuesta sobre los motivos de la existencia, pero quizás la pregunta tampoco tenga sentido.
Si yo tiro un dado puedo obtener diferentes resultados. Imaginemos que sale un dos. ¿Tiene sentido preguntarse porque salió un dos y no cualquier otra cosa? ¿Es necesario que exista un motivo especial para que saliera el dos? ¿Ha de tener todo una razón? Puedo tirarme dos días haciendo preguntas sobre por qué salio precisamente el dos y no otra cosa y no averiguaré nada. Exactamente igual ocurrirá si me pregunto ¿Es necesario una razón especial para explicar nuestra presencia en el universo?
Hay otras preguntas trascendentes a las cuales si podemos responder parcialmente. Nada menos que el origen del universo, el origen de nuestro planeta, el origen de la vida y el origen del ser humano, son temas sobre los cuales la ciencia ya ha sido capaz de dar algunas respuestas lo suficientemente precisas como para incordiar a las religiones en cuyos textos sagrados no vienen más que pamplinas sobre estos temas. Pamplinas que fueron tomadas por verdades durante mucho tiempo y que aún hoy muchos se resisten a abandonar. Ni soy ocultista ni teósofo, (algo leí de joven) pero hago mía la frase «No hay religión más elevada que la verdad»
La Verdad para mí es como una poderosa luz que hace palidecer todo lo demás.
Lo que yo creo no resulta agradable, yo creo que la vida no tiene sentido, pero si lo tuviera no lo conocemos, así que lo más práctico es darle a nivel individual un sentido coherente con el hecho de que tuvo un principio y tendrá un final. En la medida que seamos capaces de comprometernos con el sentido que hemos elegido para nuestra vida, esta cobrará un sentido, y creo que poco más podemos hacer que mantener una buena relación con las personas que nos rodean, intentar ser felices y autorrealizarnos según nuestra propia idea del sentido que hemos elegido dar a nuestra vida.
Algunos se preguntan si existe un propósito universal o un sentido universal de la vida. Sinceramente creo que es mejor evitar ciertas preguntas. Preguntar si existe alguna medicina que cure todos los males es como invitar al primer curandero ambulante que pase delante nuestra a que nos venda una botellita de su preciado elixir curalotodo.
Las fórmulas prefabricadas que ofrecen una única respuesta para el sentido de la vida solo conducen a la autocomplacencia, al borreguismo, y a la mentira.
Probablemente lo que esconde la dichosa pregunta sobre si la vida tiene un sentido, sea el miedo de la certeza de un final para nuestra propia existencia. De la nada no vuelve nada. Sentimos la necesidad de pensar que la muerte no es algo malo, y que no es el final porque sabemos que es inevitable.
El final de la vida de una simple hormiga me temo que será igual que el de otra simple hormiga independientemente de lo mucho o poco que trabajó, y yo me temo que en lo que a vida y muerte se refiere el ser humano, no es muy distinto de una hormiga. Dudo que ninguna religión ofrezca un punto de vista similar porque no interesaría a nadie.
Si yo dijera que el ser humano es mucho más que eso, y que hay algo más después de la muerte, sería algo mucho más fácil de aceptar, pero probablemente solo sería una mentira confortable.
Hay sectas que han logrado suicidios masivos de sus fieles con promesas que ofrecían un sentido a la vida y un premio postmortem. Solo lo menciono como claro ejemplo de los extremos a los que puede conducir la capacidad de autoengaño hábilmente dirigida por una ideología fanática.
Para mí preguntar si la vida tiene un sentido único para todos nosotros, creo que no sentido. Creo que ese sentido es el que cada cual quiera darle.