- Stéphane Hessel, recientemente en París a la edad de 95 años, y su libro ¡Indignáos! es una llamada a la sociedad para que abandone su actual pasividad y salga a la calle a reclamar sus derechos.
- José Luis Sampedro es un escritor, humanista y economista español que aboga por una economía «más humana, más solidaria, capaz de contribuir a desarrollar la dignidad de los pueblos»
- Beppe Grillo es un cómico y actor italiano que trabaja en el cine, la televisión y el teatro. También es blogger y su blog cuenta con más de 160.000 accesos diarios. Sus documentadas críticas a la corrupción de la clase política italiana le han valido una gran popularidad y el temor generalizado de todo el espectro de la clase política, por su demoledor efecto mediático, lo que le valió ser censurado y silenciado en todas las televisiones italianas.
Cuando personas como: Beppe Grillo, como José Luis Sampedro o como Stéphane Hessel, se convierten en fenómenos mediáticos mediante la denuncia de las malas prácticas políticas, se transforman en algo más. Su notoriedad, lo quieran ellos o no, los eleva a la categoría de nuevos mesías, en ideólogos de nuestro tiempo. La masa de sus fieles seguidores convierte su pensamiento individual en algo muy potente: en un referente, en un modelo a seguir, en un ideal de forma de pesar, en resumidas cuentas, en una ideología con todo lo que eso conlleva.
Lo malo de las ideologías es que con independencia de los valores beneficiosos que introduzcan en la sociedad, no dejan de ser un conjunto compacto de ideas escasamente flexibles. Las ideologías son fábricas de borregos, porque asumir todo un paquete ideas, sean las que sean, es una estupidez. Los paquetes de ideas contienen cosas buenas, malas y regulares y cada cual debe dar a cada idea el valor que considere oportuno sin que sea coaccionado a comprar todo el paquete. Las ideologías buscan el poder de la uniformidad de pensamiento.
No me cabe duda que la sociedad actual tiene una profunda crisis de valores y que hace falta redefinir muchas de las prácticas políticas que venimos padeciendo en los últimos tiempos, pero debemos pensar que cada uno de las personas que he mencionado antes, han llegado a lo que son gracias a su libertad de pensamiento. No debemos jamás renunciar a contrastar los pensamientos de estos ideólogos con los de otros grandes librepensadores y con los propios. Solo así podemos dejar de ser borregos y convertirnos en librepensadores todos nosotros.
Hemos sido educados para pensar y vivir como borregos. La religión y la política nos han convertido en mansos y resignados borregos que apenas tienen tiempo y ganas de considerar a donde nos están conduciendo nuestros líderes. Hay muchos caminos y solo uno conduce al matadero donde pretenden conducirnos a todos. Nuestras ataduras son de tipo mental y nos son impuestas día tras día, de forma indolora, desde nuestra más tierna infancia para que no sepamos vivir sin ellas.
Podemos aprender mucho de cada uno de los librepensadores que tengamos el privilegio de escuchar o leer, pero jamás debemos atar nuestro pensamiento al pensamiento de otra persona por muy valiosos que nos parezcan sus pensamientos, porque convertirse en seguidor de un libre pensador es convertirse en borrego. Seguir a una sola persona es empobrecerse.