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La autoedición desorientada en un mar de posibilidades.

No estoy publicando todo lo que escribo, porque continúo sin tenerlo claro. Estamos en un momento de transición en los modelos de negocios editoriales, y en los soportes de contenidos para la lectura. Son dos aspectos que han coincidido en el tiempo y que dificultan apostar por un modelo de distribución de las obras en el caso de la autoedición.

Creo que la autoedición tiene más capacidad para adaptarse a nuevas estrategias de distribución que el negocio editorial tradicional, pero está en una fase de prueba y error, en un entorno donde el ya inmenso abanico de posibilidades para la distribución, no hace más que crecer.  No ha existido aún una fase de consolidación de modelos de autoedición, y eso es bastante peligroso para los que empiezan.

Juan Gómez jurado comenta lo siguiente sobre el mundo editorial tradicional.

La tormenta perfecta

La tormenta perfecta en el mundo editorial: crisis económica que reduce el volumen del mercado; auge de la piratería hasta niveles alarmantes; explosión de nuevos dispositivos más eficientes que los soportes tradicionales. Sobre esas tres patas se apoya el monstruo que, según Antonio María Ávila, va a devorar a los editores, quemar sus casas y violar a sus mascotas. «Tendremos que irnos de España», anunciaba el director del gremio.

El futuro dista de ser tan negro como lo pintan. Lejos de suponer el final de la cultura, las nuevas tecnologías han conseguido que se lea mucho más y mucho mejor. No olvidemos que cultura no es un señor escribiendo en su casa, ni un libro en un escaparate. La comida alimenta solo cuando se ingiere, y lo demás es producción, manufactura y venta. Si el mercado está matando los modelos de negocio actuales, la solución es crear otros nuevos, no insultar a nuestros clientes.

Precios flexibles, facilidad de acceso, renuncia del DRM, inmediatez e IVA reducido. Ese es el camino de la huerta a la mesa. Por el que vamos ahora slo se va a un sitio: al cementerio.

JUAN GÓMEZ JURADO

ES ESCRITOR

Me gusta el nombre de tormenta perfecta. Creo que ilustra muy bien el tipo de escenario en el cual está situada la edición de obras literarias en este momento.

No me gusta que se llame piratería a la descarga de contenidos sin ánimo de lucro, pero este hecho que es lícito, por ser totalmente imposible de detener, ha alterado, en mi opinión, el sentido de un concepto que siempre fue un tanto discutible.

Me refiero a la propiedad intelectual como algo inalienable, y que va mucho más allá de los derechos de explotación de una obra por parte de su autor.

Este concepto de propiedad referida a lo inmaterial, tiene su sentido en base a la sostenibilidad del trabajo creativo.

A mí me queda claro que cuando los derechos de explotación se prolongan decenas de años con posterioridad al fallecimiento de su autor, no se está buscando ni favorecer a la cultura, ni favorecer al autor, ni hacer sostenible el trabajo creativo, sino alimentar a la industria.

En este sentido, el beneficio de los herederos, sirve sólo para justificar que la obra continúe sin poder ser accesible de forma gratuita, y dando réditos a la industria. La cultura libre se está abriendo paso poco a poco ante las puertas al campo que han puesto las industrias, y que Internet hace inútiles.

Me preocupa todo ello por lo que tiene de peligros y oportunidades referidas a la autoedición, donde me gustaría seguir insistiendo. Para un autoeditor que ha terminado de escribir un libro, queda un montón de tareas por hacer, para las cuales no siempre está bien preparado, y que le roban una parte muy sustancial de su tiempo para la creatividad que es lo que le importa.

La digitalización es un sí o sí, y el modelo de negocio tradicional de contenidos sujetos a derechos de copyright ha quedado obsoleto. Vivir de vender copias de obras, tiene los días contados nos guste o no.

Por otro lado, hay auténticos buitres ofreciendo soluciones integrales para autoeditores, que no permiten el control del negocio. Ofrecen fórmulas opacas para estos negocios y acaparan todo el control, su inversión publicitaria en la obra es nula, y en suma no hacen casi nada valioso por el autor.

La alternativa, es el yo me lo guiso y yo me lo como de principio a fin, pero no es un asunto trivial.

No descarto que la autoedición, sea precisamente el futuro pero estamos en medio de la tormenta perfecta, y un mal movimiento puede hundir las posibilidades comerciales de una obra. Algunas tienen demasiado trabajo detrás como para hacerse al mar de las posibilidades sin un buen parte meteorológico, hoy por hoy imposible de obtener.

PD 15-nov-2011:

Libros digitales desde 1,99 euros y sin protección anticopia
Ediciones B lanzará 300 títulos al año a través de su sello electrónico ‘B de Books’

Las editoriales españolas apuestan por el libro electrónico o e-book, un fenómeno que crece con fuerza pero al que aún le queda un largo recorrido en España. Ediciones B, editorial del Grupo Zeta, intenta acercarse al éxito que sí tiene este formato en Estados Unidos con el lanzamiento de 300 títulos a precios reducidos (menos de 10 euros) y sin protección DRM (Gestión de Derechos Digitales).

¿Cómo autopublicar un libro de forma independiente, explicado paso a paso?

Esta es una pequeña pero completa guía para el proceso de la autoedición independiente.

Este es un artículo de consulta para autoeditores que deseen independizarse totalmente, y por ello se incluirán numerosas referencias a otros artículos, y está especialmente indicado para todos aquellos escritores que ya han probado servicios como Lulú o Bubok y que buscan una alternativa aún más independiente y con absoluto control sobre los gastos y los beneficios derivados de la comercialización de sus obras.

¿Cómo afecta el depósito legal a negocios como Lulú, y Bubok?

Biblioteca

Biblioteca

Es una pregunta sobre la cual, no podemos ofrecer una respuesta clara, pero haremos un análisis con los datos que conocemos, que no son muchos, y veremos que necesariamente debe tener una enorme repercusión económica. Muchos usuarios son autoconsumidores y hacen un consumo total de uno o dos ejemplares de sus obras, pero la norma obliga a producir otros cinco para el depósito legal, lo cual acarrea un considerable aumento del precio de producción,.

Todos los servicios de impresión bajo demanda españoles, en este momento creo que sí están funcionando generando un DL porque es una obligación que afecta a los impresores y ninguno se libra de eso. Además, os informo que Bubok en un correo electrónico me reconoció que es así.

Yo dudo que Lulú antes de la subida pudiera costear un depósito legal (DL) de 5 libros, no me salen las cuentas. Los libros salían a muy buen precio, pero posiblemente detrás de la opacidad de este negocio se ocultaba una situación anómala, que se vieron obligados a modificar con la entrada de 2009. Son elucubraciones, porque Lulú no dió explicaciones mínimamente coherentes.

La nueva legislación del mundo del libro cambiará y podría cambia lo del DL precisamente para ajustarse a las necesidades de este tipo de negocios. Se intentará seguramente que solo sea obligatorio a partir de un determinado número de ejemplares. Esperemos que la nueva ley contemple una flexibilización de la norma. Tampoco tiene sentido estar produciendo seis ejemplares para que solo se venda uno en muchos casos.

Bubok, y probablemente Lulú tienen actualmente unos gastos de producción que están trasladando al usuario final. No sé cómo lo traslada Lulú. No sé exactamente eso como lo hacen, pero Bubok sí reconoce estar pagando el coste de este DL. Yo creo que Lulú después de la subida también. No podemos hacer más comparaciones ni más supuestos, pero el comportamiento de ambas compañías ha sido bien distinto. Ojalá ambas fueran más transparentes.

Si el traslado del coste del DL se hiciera bien, deberían cobrar mucho más al que vende o consume un solo libro, que al que vende o consume una cierta cantidad. Sería lo justo. Las impresiones de Lulú fuera de España puede que no se hagan con DL, y ello explicaría porqué salen más baratas, pero de momento aquí sí se hace DL.

Todo parece encajar, y creo que lo que sucedió con la famosa subida de Lulú, a finales de 2008 fue el resultado de un cambio de las condiciones de impresión bajo demanda que seguramente se estaban haciendo sin ese costoso requisito legal. Eso explicaría el motivo por el cual ocultaron los verdaderos motivos de la subida. Mejor dicho, quizás lo explicaron a medias y no supimos adivinar que pasaba. Todo esto son deducciones personales porque dijeron que los costes de producción habían subido, y ninguno lo creímos porque el mercado de impresión bajo demanda está a la baja, pero probablemente, y por increíble que parezca, dijeron la verdad. Sospecho que los costes de producción subieron de forma dramática para ellos, por el tema del DL, pero no para otros, que ya estaban cumpliendo el requisito. En cualquier caso, si no fue eso, tampoco dieron ninguna explicación coherente. La reacción de los usuarios fue de sorpresa y de incredulidad, nada tenía sentido. Algo gordo pasó está claro, porque no solo nos perjudicaron a nosotros los usuarios, se perjudicaron ellos mismos y entraron en una dinámica totalmente diferente en la que muchos usuarios se sintieron maltratados y traicionados. Sospecho que Lulú dijo la verdad, los precios de producción aumentaron, pero igualmente sospecho que no dijo toda la verdad. Puede que faltara decir lo más importante. Lo que ellos dijeron quedó como algo carente de lógica, y cabreó a mucha gente.

Un autoeditor puede moverse y buscar salida para sus obras con sus propios medios. Los servicios integrales, como Lulú y Bubok representan una comodidad que siempre tendrá un precio. En ese precio incluyo el tema de la transparencia, del control, y de la comisión final que siempre, siempre tendría que variar en función del número de ejemplares vendidos. Hay demasiada gente que solo vende o consume uno o dos ejemplares. No es lo mismo comprar un caramelo, que una caja de caramelos, que un palé de cajas de caramelos, o que una carga completa de un camión cargado de cajas de caramelos.

Bubok tiene que cambiar algunas cosas, pero tiene sede social aquí en España, y considero que es imprescindible la presencia de sede social en la Comunidad Económica Europea para poder exigir nuestros derechos. Lulú puede hacerlo cuando quiera, pero ha preferido no comunicar su sede si es que existe. Yo de momento no voy a poner mis obras en esos mal autodeniminados servicios integrales para autoeditores, (Son editoriales lo admitan o no), pero tampoco puedo meter a todo el mundo en el mismo saco. No sería justo. El panorama de autoedición seguro que va a cambiar mucho, pero creo que es mejor no quedarse esperando a ver que pasa, sino moverse e investigar otras salidas diferentes de los servicios integrales para autoeditores.

Lulú para mí queda fuera mientras no se aclare si tiene o no sede en la Comunidad Económica Europea. Es un hecho que considero inasumible para un escritor autoditor que piense en vender sus obras. Por el contrario, Bubok creo que tiene posibilidades de adaptarse con éxito y encontrar una fómula más satisfactoria que la actual, para ofrecer una opción justamente retribuida a escritores autoeditores enfocados en la venta, y no solo para autores autoconsumidores.

Seguramente cuando el requisito del DL cambie, ambos, Lulú y Bubok, estarán en disposición de ofrecer mejores precios, pero si ofrecen las mismas condiciones al que vende un par de libros, que al que vende doscientos, significará que se enfocan en el negocio de autoconsumo y a los que más venden les estarán ofreciendo unas condiciones nefastas y opacas. Las rebajas por pedidos grandes es un tema independiente, porque se trata de generación de beneficios. Un autor puede lograr ventas importantes de libros de uno en uno, y eso no puede ser tratado de la misma forma que el que se edita un libro, se lo compra y ya no vende ni uno más.

Cuando la ley en España sea modificada, y se contemple una nueva disposición legal relativa al DL para servicios de impresión bajo demanda, más acorde con las necesidades actuales, seguramente Lulú podrá volver a bajar nuevamente los precios, pero para mí la situación de Lulú es diferente de la de Bubok. La forma en que se ha comportado, la desatención de algunas reclamaciones por pérdidas de envíos, la mala gestión de su paquete de distribución, y su prepotencia con los autores, son cosas que no deben caer en el olvido. Pero aunque todo eso se pudiera olvidar, está el tema de la ausencia de sede social Europa. Esa indefensión se suma a la mala actuación de Lulú, así que, estamos un poco a verlas venir, pero hay que pensarselo dos veces, y exigir garantías, antes de ceder el control de la explotación de nuestras obras a terceros.

 

Bob Young - Fundador de Lulu

¿Ofrece Lulú algún tipo de seguridad a un autor?

Sobre Bob Young

Leo en la Wikipedia sobre Bob Young  (Curiosidades): Young construyó el escritorio de su oficina y su silla con copias de sus libros no vendidos, “ en protesta por el derroche de la industria editorial, que se ha vuelto loca, y la forma abusiva en que los editores tradicionales tratan a los autores”.

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