Tanto padres como profesores (educadores en general), nos enfrentamos a unos retos realmente complicados en estos tiempos. La exigencia, la disciplina, y otros valores que se están perdiendo, dificultan en mi opinión cualquier tipo de labor educativa. Para colmo de males llegó el famoso Plan Bolonia y empeoró aún más el problema de la educación.
Leo en Google+ una entrada de Ricardo Galli relativa a lo que se ha encontrado en sus primeros días de clase correspondiente a un tercer curso, y donde leo frases como:
… Me molesta mucho del Plan Bolonia que haya que tratar con tanto paternalismo a los alumnos …
… si entrase alguien que no me conoce a una de mis clases, saldría escandalizado por el «mal trato» a mis alumnos …
… les doy mucha caña, les digo que no puede ser que no sepan resolver problemas, que parecen unos críos, que no son profesionales, que no saben nada de informática …
En mi modesta opinión, no se trata solo de un problema derivado de un excesivoa paternalismo, me parece que es eso pero también es algo peor. A la juventud actual, creo que se la educa para tener una piel muy fina que les impiden recibir las críticas y aprender de ellas.
Ocurre que tú Ricardo, como educador, tienes la ventaja de gozar de un éxito profesional y mediático no solo importante sino públicamente reconocido. Es decir, de cara a tu alumnado gozas del aurea de una personalidad famosa que te hace admirable a esos ojos, y probablemente ese deslumbramiento te permite jugar ciertas bazas que otros educadores con menos éxito o menos fama, no pueden jugar porque no funcionan igual con ellos.
Tú puedes permitirte abroncar y cantar las duras verdades («maltratar» dices) a tus alumnos, pero no todos los educadores pueden usar esas bazas en los tiempos que corren.
Lo más normal es que esas duras críticas las sientan como insultos en su fina piel porque llevan recibiendo desde hace muchos años demasiado paternalismo y colegueo, así como un exceso de información sobre sus derechos y muy poca información sobre sus obligaciones. El resultado es que en lugar que críos traumatizados por malos tratos, tenemos críos traumatizados por la más mínima cosa. Me pregunto como aguantarían un servicio militar como el que yo pasé y que afortunadamente ya no es obligatorio.
El riesgo de que los alumnos de hoy en día no salgan bien preparados para la vida real es enorme. Dices que parecen unos críos y el problema es que la forma en que están madurando dista mucho de ser la ideal. Quizás sea porque hay un mayor nivel de intercambio de información entre ellos mismos que compite con la información paterna y con la de los educadores en general.
Me temo que en temas de responsabilidad, sacrificio, esfuerzo etc. madurarán cinco años más tarde que nuestra generación. Quizás empezarán a hacerlo cuando tengan un jefe y descubran una autoridad y una disciplina que puede que ocurra por primera vez en sus vidas.
Para algunos de ellos puede ser tarde descubrir esos valores durante sus primeras etapas laborales, porque este mundo laboral se está haciendo cada vez más exigente y tanto conseguir como mantener un empleo decente por cuenta ajena, resulta cada vez más complicado.
Poco a poco se han ido alcanzando cotas más altas de automatización en la industria y con ello ha ido aumentado la sustitución de mano de obra por maquinaria. Los alumnos de ahora no se van a enfrentar a un mundo fácil cuando terminen y creo Ricardo que los defectos educativos que señalas son muy reales y una auténtica bomba de relojería para sus vidas.
Esta nueva generación de jóvenes corren el peligro de estamparse contra el muro del paro y desde luego no será solo culpa de ellos.
Los que tienen dinero han descubierto que existe un exceso de gente con titulación, y ese muro del que hablo no apareció porque sí.
Ese muro les permite a estos aristócratas de nuevo cuño, que sean sus hijos, los hijos de papas con recursos económicos importantes, los que puedan saltarlo y acceder al mundo laboral de dos formas:
- Sin pasar por el filtro de los méritos.
- Accediendo a una formación privada muy cara.
Creo que el Plan Bolonia está pensado para eso, para dejar fuera del mundo laborar al la gente con menos recursos.
La gente con mérito siempre tendrá más posibilidades en condiciones de igualdad de títulos, pero el exceso de gente con título, hará que solo los mejor preparados tengan alguna posibilidad.
Una cruel criba que debería estar situada mucho antes de terminar los estudios y obtener el título que certifique haberlos superado con éxito.
El Plan Bolonia es un plan perverso que atenta contra la calidad de la enseñanza. Un título debería servir para algo y si no es así, lo mejor sería no dar ninguno. ¿Hay peor estafa que ofrecer un costoso título que no vale para casi nada?