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La manía de unos y otros de lavar los cocos desde el estado.

En democracia cualquier adoctrinamiento ideológico, ya sea religioso o político es inadmisible. Con la excusa de que antes lo hizo Zapatero, el PP lo hará ahora. PP y PSOE son el anverso y reverso de la misma moneda. Ambos hacen las mismas trampas a la democracia porque no creen en ella.

Wert da un giro ideológico a Educación para la Ciudadanía

El objetivo es eliminar las “cuestiones controvertidas y susceptibles de adoctrinamiento ideológico” de la asignatura más polémica de las tres últimas legislaturas: Educación para la Ciudadanía.

La moral no es competencia del estado:
No es el estado quien debe adoctrinar a sus ciudadanos indicando lo que es ético y lo que no lo es. El estado debe limitarse a indicar lo que es legal y lo que no, y si algo no le gusta que cambie las leyes.

El PP defiende la moral católica que se considera a sí misma como la única moral admisible.

Intentar manipular el pensamiento de los ciudadanos desde su más tierna infancia es más propio de los regímenes totalitarios. Los nazis hacían apología de la xenofobia y otros como el integrismo islámico promueven la misoginia y unas ideologías religiosas muy concretas.

La mejor forma de anular la democracia es lograr que los ciudadanos adopten un patrón mental de pensamiento único en perfecta sintonía con el poder. Ni el PP ni PSOE han defendido la democracia. Se han cargado la independencia del poder judicial, han establecido una ley electoral tramposa, y ahora nos enseñarán a pensar como ellos decidan.

Nada más útil que empezar desde la escuela. De esta forma, es posible promover el separatismo, el diseño inteligente, la homofobia, el racismo, la misoginia, etc. Cada ideología tiene una particular visión moral del mundo. Por eso es inaceptable que sea el estado el encargado de enseñar moral a los niños desde las escuelas. La moral es un asunto familiar. A los niños en las escuelas hay que darles información, cosa totalmente distinta de la ideología.

El estado debe velar por la calidad de la enseñanza:

En EE.UU. se prohibió que en las escuelas se enseñara el diseño inteligente, porque es una seudociencia que argumenta a favor de algo, la existencia de Dios, que pese a que muchos lo defiendan, es incomprobable.

Lo que debe enseñarse en lugar de creacionismo o diseño inteligente es el neodarwinismo (versión más moderna y completa del darwinismo) porque se basa en infinidad de datos objetivos. Es pura ciencia, no solo se basa en hechos comprobables, sino que ha servido para dar sentido a todas las diferentes disciplinas científicas relacionadas con la biología.

Diferencias entre ideología e información:
Hay que entender la diferencia entre lo que es información y lo que es ideología y evitar confundirlas.

La religión es ideología, y por lo tanto subvencionar colegios que imparten una ideología es antidemocrático. No sería tan malo que la gente eligiera educar a sus hijos en centros con una ideología particular siempre que eso no estuviera financiado desde el estado con dinero de todos. Lo que sí es inadmisible, es enseñar una asignatura de religión en un centro subvencionado.

Por el contrario, que en la escuela pública existiera una asignatura de historia de las religiones (lógicamente sin dar preferencia tramposa a ninguna de ellas), dejaría de ser ideología, sería información y sería lícito, aunque me parece mejor englobar esa parcela de la historia en el temario de la asignatura de historia general.

La asignatura de educación para la ciudadanía es puramente ideológica. Tanto da la que propuso Zapatero como la que propone el señor Rajoy. Cada uno de ellos se ha permitido meter en las cabezas infantiles las ideas que ellos prefieren. ¿Queremos ser todos como ellos? ¡Qué horror!

Una ideología no es información. Las ideas no son algo objetivable. Si tomamos una serie de ideas y las empaquetamos bajo un nombre tendremos una ideología. El origen de las ideas puede ser cualquiera. Hay gente que tomó las ideas de una serie de películas (Star Wars) de ciencia ficción y fundó el Jediísmo.

Las ideologías, por el mero hecho de ser un paquete de ideas, resultan una herramienta esencial para la manipulación social.

En mi humilde opinión, nadie debería comprometerse con ninguna ideología, porque eso no es libertad de pensamiento. Al contrario, evita el ejercicio de la visión crítica y debilita el amor a la verdad por encima de todo. Muchas ideologías tienen alguna parte buena, pero no veo razón para pagar el precio de renunciar a la libertad de pensamiento.

Yo no concibo que ninguna religión pueda estar por encima de la verdad. Por eso la religión me parece innecesaria e incluso perjudicial. Veo mucho más útil tener la libertad de perseguir la verdad sea cual sea.

Galileo Galilei se vio enfrentado a ese dilema y se le obligó a elegir entre la verdad y la religión. Mejor dicho, fue obligado a retractarse y después de retractarse dijo “Y a pesar de todo la Tierra gira”.

¿Puede la ciencia estar equivocada alguna vez? ¡Naturalmente! eso ha ocurrido montones de veces, pero nadie ha sido más implacable y beligerante con la persecución de esos errores que los propios científicos. La ciencia aprende constantemente de sus errores.

Toda ideología es necesariamente oscurantista, y si no lo fuera serían ciencia:

Las ideologías no se limitan al mundo de lo observable y comprobable. En una ideología puede entrar cualquier disparate y generalmente, cuanto más grande es el disparate, mejor funciona porque evita la ambigüedad de los que están en las fronteras de esa ideología. Lo útil de una ideología es separar a los que están dentro de los que están fuera.

Para la mayoría de la gente es mucho más aceptable estar equivocado formando parte de una enorme comunidad que piensa de la misma forma, que estar acertado estando solo o en franca minoría. Los librepensadores estamos en tierra de nadie.

Enseñar ideología a los niños los convierte en cobardes que buscarán identificar su pensamiento con lo que la mayoría defienda en su propio entorno social. En realidad lo que se produce es la anulación del pensamiento propio. Educar para la libertad de pensamiento y la autocrítica es enseñarles a pensar por sí mismos para ser dueños de su propio paquete de ideas, y este no tiene porque ser invariable porque la autocrítica evita situarse en posiciones dogmáticas.

Si enseñamos ideología a los niños, obtendremos un rebaño de borregos, si les enseñamos a pensar por sí mismos, obtendremos personas brillantes e independientes.

La bandera ideológica de la disciplina cero.

Bart Simpson castigado en España.

Bart Simpson castigado en España.

En otros tiempos existió un grave problema de exceso de autoridad tanto en centros educativos como en el seno familiar, pero actualmente en España estamos ante el problema contrario.

El problema actual es de falta de disciplina,  y tenemos un caso reciente que lo ilustra: La madre que fue condenada por dar una bofetada a su hijo, pide que lo internen.

Papá estado se empeña en adoctrinar a los padres a los profesores y a los alumnos. La asignatura de la educación para la ciudadanía. Esto en la práctica es una intromisión en la educación paterna incluyendo de forma más o menos subliminal contenido ideológico, porque una cosa es explicar las leyes, y otra explicar lo que está bien y lo que está mal.

Esto último puede hacerlo un profesor o un padre porque tratan directamente con un crío y son los responsables de su educación, y la última palabra debería tenerla siempre el padre.

Papá estado no está para decirnos lo que está bien y lo que está mal a la sociedad. En España han quitado autoridad a los profesores y a los padres. ¿Qué queda entonces?

La disciplina excesiva es puro abuso, pero para este gobierno la disciplina ideal, es la disciplina cero.

El estado debe limitarse a garantizar los derechos de las personas y evitar los casos de abuso, pero también debe promover la moderación disciplinaria de profesores y padres en lugar de eliminarla.

El Vaticano afirma que Tintin no es gay

Tintin (Personaje de Hergé)

Tintin (Personaje de Hergé)

Hablar de la condición sexual de un personaje de comic no parece que sea un tema demasiado fascinante, pero curiosamente se ha convertido en algo importante. Nada menos que el periódico oficial del Vaticano ha sentido la necesidad de aclarar que Tintín no es gay.

http://www.dosmanzanas.com/index.php/archives/6231

Los motivos son evidentes. Tintín es un héroe un modelo para muchos niños y es en la infancia donde la iglesia tiene especial interés por adoctrinar para superar desde la infancia el espíritu crítico y el vicio a razonar de los adultos. Por lo tanto, la condición sexual de Tintín tiene un valor estratégico para El Vaticano en el contexto educativo por lo que tiene de icono o modelo para muchos jóvenes.

A lo largo de la larga y cuidada serie de comics de Hergé, Tintín aparece como un personaje perfectamente asexual, y en esos cómics no hay nada en favor o en contra de los postulados de la iglesia, pero es que esa era precisamente la herencia cultural con la cual la iglesia impregnó los valores sociales de la época. El sexo era un tema tabú, algo feo y vergonzoso, y su práctica se asumía como algo reservado para lleva a cabo a oscuras en la intimidad del matrimonio. Eso es lo que reflejan los cómics de Tintín.

La moralidad cristiana ha ido evolucionando pero la desconexión del Vaticano con la sociedad no hace otra cosa sino aumentar y eso ha llevado a acrecentar la beligerancia del impulso retrógrado de la iglesia para no perder sus signos de identidad. ¿Que Tintín es gay? ¡Qué horror! Una idea diabólica, habrán pensado, pero que estén tranquilos, Tintín no era gay, solo era una víctima más de la moral retrógrada y profundamente machista de la época, que venía impuesta desde la iglesia.

Muestra de ese machismo en la serie de Tintín es la ausencia de personajes femeninos, y para un personaje femenino que usó, recurrió a la repulsiva Bianca Castafiore. Pero para mí resulta evidente que ese machismo y esa misoginia no son más que el reflejo de una moralidad de una época donde la iglesia tenía el control monopólico sobre la ética y la moralidad de toda la sociedad. Se achaca por ello a Hergé de ser un integrista católico, y de usar esas artimañas para evitar cualquier referencia sexual por leve que sea en unas obras que estaban destinadas a los niños, pero en lo referente a la educación sexual infantil, era toda la sociedad la que participaba de este integrismo católico. Ninguna persona medianamente culta y con una posición social acorde a un status medianamente tenido por digno, podía tolerar la contaminación de las mentes infantiles con informaciones pecaminosas tales como cualquier cosa por nimia que fuera referida al sexo.

Dicho de otra forma, para los valores de la época un simple romance de Tintín con alguna mujer y la fuerte controversia estaba asegurada. Simplemente si Tchang, un personaje al cual Tintín salva, hubiera sido una mujer, la hipócrita moralidad machista de la época, probablemente habría  hecho fracasar el éxito de la serie. La única referencia que tenían los niños pequeños acerca del sexo era cuando se miraban mutuamente y comparaban sus partes íntimas, cosa que había que evitar para no dar lugar a preguntas incómodas.

Resulta lamentable decirlo, pero yo estoy convencido de que el éxito de estos cómics de Hergé no vino solo de su innegable talento, sino de aquello que hoy le reprochamos: Su machismo, su misoginia. Esto representaba su tácita conformidad con los valores morales de la época que se consideraban muy saludables para la infancia.

Los tiempos cambian y las perspectivas cambian. Hergé aprendió posiblemente de su primer comic algunos errores. «Tintín en el Congo» (1930) cazaba animales indefensos animales. En este caso las críticas recibidas fueron justas y acertadas. Ese error no lo volvió a cometer. En el último volumen «Tintín y los Pícaros» (1975), el alcoholismo del Capitán Haddock tuvo que ser remediado mediante un invento del profesor Silvestre Tornasol que le convirtió en intolerante al alcohol. Esto indica que tenía una sensibilidad a la crítica. Hergé murió el 3 de marzo de 1983, a los 75 años dejando inacabada la vigesimo cuarta aventura de Tintín, «Tintín y el Arte-Alfa». Yo dudo que en su época nadie le hiciera excesivos reproches a las cosas que hoy se le critican. Esas críticas seguramente le llegaron al final, ya con muchos años encima, y o no tuvo voluntad, o no tuvo ocasión de planteárselas seriamente. En algunos temas ligados a la religión resulta si cabe más difícil cambiar y evolucionar con los nuevos tiempos cuando la iglesia no lo hace..

Hergé para mí fue una víctima más de la educación retrógrada de su época. Sin quitar la responsabilidad a nadie, para mí los  verdaderos culpables son otros, y lo peor de todo es que siguen ejerciendo y coaccionando a la sociedad desde su enorme poder para que esta entienda la moral desde una perspectiva retrógrada donde muchos derechos humanos son pisoteados en nombre de un Dios bastante absurdo.

Los tiempos cambian y las perspectivas cambian. (Afortunadamente)

http://www.escritoresclub.com/2009/01/porqu-salen-ahora-del-armario-los-ateos.html

 

 

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