Enrique siempre ha sido un defensor de las libertades en Internet, pero en mi opinión, más de boquilla que otra cosa, porque le falta coherencia. En realidad, siempre defendió a una parte muy importante de los culpables de esos abusos. Me refiero a ciertos lobbies tecnológicos. Le reconozco haber perseguido los abusos de los lobbies de la propiedad intelectual, pero hay muchos otros lobbies tan dañinos o más que no solo no atacó sino que los defendió.
Además este defensor de las libertades, que califica a los que banean como idiotas, me tiene baneado desde hace tiempo y no soy el único. Yo desde que me baneó le premio regalándole mis artículos en este blog y en ellos incluyo enlaces a los posts que critico.
Lo hago así porque no puedo comentar donde sería lógico hacerlo y porque me gusta que la gente pueda evaluar lo que digo sobre Enrique Dans en la fuente original para que aprecien todo el contexto de lo que refiero. Sobre el baneo no voy a insistir, ya me pronuncié anteriormente en: Edans persiste en sus errores, y añade alguno nuevo.
La responsabilidad de un poderoso influencer
Sigo pensando que sus errores tienen consecuencias bastante negativas por ser un gran influencer en tecnología. La inconsistencia de sus ideas a las que ahora me refiero tienen que ver con un tipo de entusiasmo tecnológico que enfoca demasiado en fomentar el consumo de la tecnología a gran escala y que le hace disculpar prácticas infames de las multinacionales tecnológicas más poderosas y que producen y comercializan estas maravillas tecnológicas.
Me refiero a las nefastas y cansinas opiniones de Enrique Dans sobre temas de evasión fiscal por parte de las grandes empresa, por ejemplo cuando dice: «El problema de Europa no son las empresas norteamericanas y sus prácticas, sino el hecho de que Holanda, Irlanda, Isla de Man, Jersey, Liechtenstein o Luxemburgo, entre otros países utilizados activamente como paraísos fiscales, hagan lo que les da la real gana y utilicen activamente estrategias fiscales agresivas para atraer inversión.» Para ver su artículo completo: https://www.enriquedans.com/2016/08/el-desastre-fiscal-europeo.html
Se trata una falacia de falso dilema evidente y de proporciones planetarias. ¿Hace falta explicarlo?
¡ Las responsabilidades de los paraísos fiscales no suprimen la responsabilidad de aquellos que los usan !
Es más, ambas partes actúan como socios y lo hacen en contra del interés general porque van en contra de la gran mayoría de los contribuyentes a nivel Global. Ello agrava el gran problema del diferencial de riqueza que ha provocado tal desequilibrio de poder, que ha dejado convertido a todas las democracias en esclavas de las multinacionales y de los grandes lobbies y a nuestro planeta en un estercolero y a las economías en insostenibles.
El diferencial de riqueza como instrumento de poder
Somos el 99% es una lema político usado inicialmente por el movimiento Occupy Wall Street y extendido por numerosos países del mundo para indicar la existencia de una minoría que es la que está tomando las decisiones económicas, políticas y sociales en contra de los intereses de inmensa mayoría de la población en todo el mundo. (según algunos autores dicha minoría es el 1%, para otros el 0,1% y para autores como Ari Berman el 0,0000063%.)
En cualquier caso, se trata de un hecho gravísimo y las consecuencias de defender a estos poderosos destructores de las libertades que roban a manos llenas, no se puede consentir y en Enrique tienen a un poderoso influencer cegado por el brillo de la tecnología y que no ve más allá de sus narices y que les hace la pelota.
No es cuestión de ideas sino de sentido común
Yo no soy un neoludita, no odio la tecnología, todo lo contrario, soy informático y biólogo. Me gusta la programación y me encanta tanto la ciencia como la tecnología. Solo debemos aprender a usarla mejor.
Tampoco soy un anticapitalista. Me identifico dentro de ese 99% que vive doblegado por ese escaso 1% y para ser coherente con ello, soy plenamente consciente de que en ese 99% están necesariamente no solo las pequeñas empresas, sino también todas las medianas, una parte importante de las grandes empresas. Todas ellas generan empleo. Todas ellas luchan por competir en clara situación de desventaja contra las tramposas multinacionales, que no solo abusan de su posición sino que compran voluntades políticas y evaden sus obligaciones fiscales.
No tiene ni pies ni cabeza es que las multinacionales y los poderosos lobbies industriales y financieros tengan tantísimo poder como para gobernar el mundo y destrozarlo con sus mezquinos intereses. Lo hacen aumentando en todo lo posible el diferencial de riqueza y escapando a todo tipo de control político y fiscal merced a toda clase de abusos y artimañas. Para ello ya han provocado ya unas cuantas crisis. No se puede disculpar el menor de los abusos porque seguirán otros mayores y en eso estamos ahora. La neutralidad de la red en peligro es una locura.
Para que el mal triunfe…
Resulta que ahora Enrique se rasga las vestiduras ante las perspectivas de pérdida de libertades tan brutal en Internet, pero es que su ceguera tiene bastante culpa de estas cosas finalmente ocurran por más que él mismo venga avisando desde hace tiempo. Ahora, aún seducido por el brillo de las empresas tecnológicas, se pregunta lo siguiente: Internet: ¿fue bonito mientras duró?
Me parece tan triste, que no tengo palabras, porque un tipo como Enrique podría haber sido alguien muy valioso a la hora de combatir este tipo de abusos contra los intereses generales. Enrique no sabe quién es el enemigo de los intereses generales y de las libertades en Internet y ahora se limitar a lamentar las tristes consecuencias pero permanecerá siendo parte del problema cuando podría haber sido parte importante de la solución.
En el título de su libro «Todo va a cambiar» Enrique debió añadir, ‘ … y para mal y con ayuda de mi ceguera’.
La pérdida de la neutralidad de la red es un fracaso de todos nosotros pero algunos, que podrían haber hecho mucho, han estado ciegos o lo que es peor, quizás han preferido mirar a otra parte por motivos profesionales.