Los delfines tienen un lenguaje evolucionado, desarrollan culturas enseñándose técnicas de caza adecuadas a las particularidades de cada lugar de pesca, firman sus mensajes entre ellos y se reconocen a sí mismos, a sus congéneres y a las personas con las que tienen trato. Identifican al ser humano como un animal similar a ellos porque cuando nadamos con ellos nos miran con su sonar y reconocen en nuestros pulmones una similitud anatómica con los cetáceos que nos distingue de los peces. Para ellos no somos simples peces, somos seres próximos a ellos. Los entrenadores de delfines recurren a mover los brazos cuando quieren que los delfines muevan sus extremidades delanteras, y sacuden la cabeza para decir al delfín que sacuda la cabeza imitando un sí o un no que tanto divierten a los espectadores. Ello demuestra que son capaces de hacer una analogía del esquema corporal humano con el de ellos.
El delfín es un animal muy inteligente y su mirada no es como la de un pez, es más bien como la de un perro. Ambos miran directamente a los ojos del hombre que lo educa, que lo alimenta, o que lo maltrata. No se me va de la cabeza un vídeo en el cual un delfín que estaba siendo degollado a cuchillo clavaba sus ojos en su asesino como preguntando por qué. Hay gente que cree que otorgar sentimientos análogos a los del hombre a los animales es una muestra de egocentrismo. Yo creo lo contrario, creo que considerar que solo el hombre tiene esa clase de sentimientos es egocentrismo.
Es sabido que los japoneses organizan anualmente una orgía de sangre, pero en Europa también. Es mejor que no veáis los vídeos, pero si alguien no sabe de qué estoy hablando (lo dudo) aquí tenéis unos vídeos durísimos
Después de esta introducción que sirve para reafirmar mi más enérgica repulsa a estas barbaridades os invito a buscar algún sentido a esta noticia Matan 4.700 ballenas para comprobar que están delgadas.
¿Los que no hacemos esas cosas y nos repugna contemplar esos vídeos pensamos hacer algo? Lo pregunto porque estos hechos son una vergüenza no solo para Japón sino para un ser humano engreído que cree que es el rey de la creación. El 70 por ciento de los delfines y pequeñas ballenas están en riesgo de extinción y no solo dejamos redes a la deriva que matan a una gran cantidad de delfines que se pudren en el mar sino que nos dedicamos a organizar o a consentir matanzas asquerosas para consumir carne de delfín y para no compartir los peces del mar con la población de delfines. Lo queremos todo para nosotros.
¿Es el delfín un simple animal como una vaca, un cerdo, o un pollo? ¿Mataríamos a un chimpancé para comer su carne? ¿Dónde está el límite ético? ¿Acaso el exterminio de muchas especies de cetáceos es una cuestión menor? ¿Dónde está esa superioridad del ser humano? Creo que tenemos un concepto demasiado elevado de nosotros mismos y sobrevaloramos nuestra superioridad elevándola a una diferencia intelectual cualitativa que trasciende las diferencias cuantitativas entre hombres y animales. Somos unos endiosados que fabrican dioses a su imagen y semejanza, es decir, dioses tan estúpidos como el propio hombre, y somos incapaces de ver la estupidez de nuestras acciones autodestructivas como especie.
De momento solo somos el mayor desastre biológico de este planeta y puede que en algún momento esto llegue a ser no solo una ingeniosa frase sino una evidencia. ¿Estoy hablando del ser humano? Lamentable digresión, este artículo trataba de los cetáceos.
La Comisión Ballenera Internacional (CBI), es el organismo pionero que desde 1946 se encarga de la regulación de la pesca comercial de cetáceos y esta formada por una incompleta representación de países implicados en la caza de ballenas. La CBI ha prohibido la captura de ciertas especies y ha establecido cuotas de captura para otras, sin embargo, algunos países no son miembros de la CBI y operan fuera de las regulaciones adoptadas, lo que supone una dificultad enorme para la efectividad del intento de preservación de ciertas especies que están siendo esquilmadas.
Sobre el tamaño de las poblaciones de cetáceos hay poca información, solo se tienen estimaciones y muchos científicos están preocupados y recomendando la prohibición total de la captura de estos. Toda especie necesita un número mínimo de individuos para hacer posible su supervivencia. De otra forma la especie degenera y se debilita por efecto de la consanguinidad perdiendo su resistencia a muchas enfermedades y su capacidad de adaptación biológica y termina desapareciendo.
Nos estamos cargando el planeta de la manera más estúpida, y dejamos las facturas de nuestras excesos pendientes de cobro para las generaciones venideras. ¿Eso es ser inteligente? Creo que no y de hecho la naturaleza parece que está adelantando ya algunas facturas con el calentamiento global que avanza a un ritmo superior al calculado.
Algunas veces nos enteramos de que alguien hace caso de algo que ya se sabía y descubren que además de que todo el mundo lo sabía resulta que es cierto. Cesan los varamientos de cetáceos sin los sonares militares. Resulta que los delfines no se estaban suicidando, los estábamos matando nosotros tal y como ya expliqué aquí, en otro artículo. Es algo que ya se sabía pero que nadie se molestó en evitar hasta ahora. Estamos exterminando a los cetáceos por pura desidia y por la falta de la más elemental sensibilidad hacia el sufrimiento animal, y por una ignorancia pura y dura de lo valiosa que es para el ser humano la biodiversidad.