
Velocidad promedio de Banda Ancha
Se ha hablado largo y tendido sobre la pretendida amenaza que representa Internet para el futuro de la cultura. Es una campaña agresiva orquestada por poderosos lobbys, con un desmedido afán recaudatorio que campan a sus anchas totalmente fuera de control, y que están frenando el progreso tecnológico.
Llevan mucho tiempo haciendo circular sus proclamas agoreras sobre el futuro de la cultura, que según ellos está amenazada de muerte por Internet, cuando lo único que en realidad está amenazado de muerte son sus negocios.
Estos lobbys han intentado convertir el derecho de autor en derecho fundamental, pero hay quien no lo ve así: Finlandia considera el acceso a la banda ancha como derecho fundamental.
Personalmente no me cabe duda de que este último planteamiento es el correcto. En España se está haciendo valer la tesis contraria, por culpa de estos poderosos lobbys con la SGAE a la cabeza, y soy de la opinión de que esto en nuestra economía también tiene repercusiones negativas.
Internet representa un nuevo escenario para los negocios y son estos los que deben acoplarse a Internet:
Internet está permitiendo la difusión cultural sin intermediarios. Es cuestión de tiempo que todo cambie radicalmente, pero temo que el concepto de propiedad intelectual se esté reblandeciendo y que acabe disolviéndose como un azucarillo porque pretender ser el propietario absoluto de un intangible fácilmente duplicable es complicado.
Sería menos pretencioso y más realista hablar simplemente de derechos de autor los cuales han de existir en la medida necesaria para la sostenibilidad de los mismos, y no para el sostenimiento de una industria de distribución cada día menos necesaria.
Las puertas al campo que algunos colocan en Internet se hacen permeables y la gente se dedica a intercambiar libremente información sin que por ello tenga la percepción de estar robando. Sacar una copia no es lo mismo que robar, y hacer algo que todo el mundo hace, difícilmente puede ser considerado delito por cuestiones prácticas. Si una ley no se puede hacer cumplir, es mejor eliminarla. Por mucho que algunos se desgañiten una y otra insistiendo en que la copia privada sí es delito… ¡Va a ser que no!
Las consecuencias de Internet pueden ser negativas para cierto tipo de negocios, pero nunca para la cultura. Lo que está en crisis es la venta de copias.
Los artistas que hacen cuadros o esculpen estatuas, están trabajando en la liga de las propiedades tangibles. Un cuadro no es un mero dibujo y por ello no les afecta Internet. Un dibujo se puede copiar y la copia de un dibujo puede ser usada con distintos propósitos, por eso les afecta Internet.
¿Es la cultura una víctima de Internet?
Analicemos esto, y pensemos que queda de una obra cultural cuando esta es efímera. Algunas obras tangibles son efímeras, tales como esculturas de arena, esculturas de hielo, mosaicos con pétalos de flores… ¡Se me ocurre una idea «genial»! (o puede que no tanto); prohibamos hacer fotos y vídeo de estas obras de arte para que nadie, salvo los asistentes que acudan previo pago de una entrada, pueda disfrutarla. ¿Tiene sentido hacer algo así? ¿Beneficia eso a los autores de esas obras o a la cultura? ¿No asistirá más gente a la próxima vez que se organice algo así si se ha hecho publicidad?
La fotografía de una estatua de hielo no la destruye (El calor sí), por el contrario, la foto la inmortaliza, y poner la foto en Internet la publicita. Si la estatua fuera de hierro ocurriría lo mismo, lo único que cambiaría es la conservación del original.
Las producciones literarias, musicales, y audiovisuales son supuestamente las que Internet estaría amenazando, porque lo que se comercializan son las copias, y la gente que copia al margen de los circuitos comerciales, impide que el autor perciba su justa comisión y que los distribuidores perciban sus ganancias, pero la ausencia de beneficio no significa que nadie esté robando nada. Compartir no es robar. ¿No será que la comercialización de copias es ahora más complicada?
Tanto en la producción literaria, como en la producción musical, se están dando pasos hacia la auto-edición y la auto-distribución. Están surgiendo distintos tipos de fórmulas que en general se apoyan en la digitalización de contenidos y en el uso de Internet. Un contenido electrónico es sumamente fácil de copiar.
La industria de los contenidos no es la única que considera a Internet como un invento diabólico. Algunas sociedades fanáticas están viendo amenazadas sus peculiares formas de vida basadas en el machismo y en el recorte de las libertades humanas por el fenómeno de Internet, que no podemos olvidar, está liberando al ser humano y convirtiéndolo en ciudadano de la gran aldea global. Por ello la defensa de las libertades de los usuarios de Internet no es un asunto menor.
Buscando una fórmula de sostenibilidad:
Es evidente que se necesita un modelo que haga sostenible la labor creativa, pero también es evidente que nadie va a conseguir matar a Internet para defender un modelo de negocio concreto, porque Internet además de proporcionar libre acceso a la cultura, está potenciando infinidad de negocios interesados en que Internet no desaparezca.
Por ejemplo: La Wikipedia ha matado el negocio de las enciclopedias tradicionales pero ¿Quién no usa ahora la Wikipedia? También es cierto que es un tipo de cultura distinta, donde algunas veces cuesta distinguir lo valioso de lo que no lo es, pero Internet es un escenario en construcción que lleva poco tiempo funcionando. La Web es de hace 20 años nada más, y la Web 2.0 es de hace solo 5 años. Indiscutiblemente Internet nos ha acercado mucho a la cultura.
Reducir la libertad en el uso de Internet es algo que se está intentando, pero nuestra responsabilidad es hacer que el coste político de reducir libertades a los ciudadanos resulte inasumible.
Nos jugamos nuestro futuro porque las sociedades retrógradas progresaran menos. El talibanismo cultural tendrá un precio para quien lo practique. Internet potencia tanto el mundo de los negocios como el de los beneficios sociales. Perjudicar las libertades en Internet perjudicará al país que lo practique.
Un país que nos lleva ventaja en estas cuestiones es Brasil. Hace tiempo que apostó por el software libre, y la industria musical de aquel país está basada en los conciertos, en los cuales la gente puede adquirir los discos. No tienen grandes discográficas para distribución masiva de discos como en otros países y les va muy bien.
Brasil prepara una ley de descargas opuesta a la española.
Pretende llevar al parlamento un proyecto de ley el próximo mes de marzo que incluya como puntos fuertes que se considere la copia privada un derecho básico, que se compense a los autores por los derechos de autor en Internet con los beneficios económicos que genera a las empresas este área de negocio y que se libere el material descatalogado para el uso público.
Lo grande de esta propuesta brasileña es que las empresas sobre las que se aplicará el nuevo canon verán aumentados sus beneficios en un país donde se va a promover el derecho de intercambio de información como un derecho básico del ciudadano. ¡A copiar como locos!
¿Dónde está el problema de permitir la copia privada?
El apego a los modelos de negocio tradicionales es lo que está chirriando con Internet. Mucha gente poderosa tiene gran experiencia en hacer negocios de una forma determinada y se resisten a los cambios. Cambiar para los que tienen éxito es una aventura incierta e innecesaria. Para ellos es más fácil obligarnos a que cambiemos los demás.
No nos van a convencer, los cambios son posibles y poco a poco (estamos en los comienzos), irán apareciendo nuevas fórmulas de hacer llegar la cultura a los usuarios finales, incluso en el complicado mundo de las producciones audiovisuales.
Cuando hablamos de producciones audiovisuales la cosa no parece tan obvia porque detrás de una producción audiovisual hay todo un equipo productivo y un importante despliegue de recursos que necesitan mucho dinero. Las copias ilegales tempranas (screeners) sí son una amenaza para la sostenibilidad del cine. ¿Matará Internet el cine? Creo que eso lo dejaré para un próximo artículo porque tiene tela.
Yo lo resumiría todo lo dicho aquí en dos frases:
El progreso es permitir y facilitar.
La involución es dificultar y prohibir.