Este es un artículo algo largo, así que empezaré explicando como voy a plantearlo:
- Primero analizaremos los términos abusivos y anticonstitucionales del tratado con la Santa Sede.
- Luego hablaremos del impacto del catolicismo en términos de privilegios.
- Intentaré argumentar como se llegó a esta situación, debido principalmente al peso de nuestra historia y nuestras tradiciones que a su vez fueron fruto de una intensa dominación católica.
- Por último, señalaré la absoluta falta de ejemplaridad moral en el comportamiento de La Iglesia como institución.
La constitución dice que somos un estado aconfesional, pero de forma totalmente hipócrita también menciona a una confesión en particular, el Catolicismo, y bajo la excusa de la cooperación con la religión se llegó a firmar un concordato que está sirviendo para financiar a La Iglesia así como impulsar su proselitismo a través de la educación. Eso es mucho más que cooperar con la religión. Puesto que nuestra constitución dice que el estado español es aconfesional, el concordato es profundamente anticonstitucional, no es un tratado internacional, sino un pacto de pura cesión del Estado español a La Iglesia por motivos confesionales, tal y como argumentaré a continuación.
Concordato con la Santa Sede:
En el caso español, cuando llegamos a la democracia en 1978, nuestros siete padres de la constitución fueron incapaces de dejar al margen la religión. Quisieron interpretar la sensibilidad social del momento, fuertemente condicionada por años de franquismo, y metieron a la religión por la puerta trasera en nuestra constitución habilitando la entrada de un nuevo concordato, cosa que ocurrió seis días después de la entrada en vigor de la Constitución Española.
El 3 de enero de 1979, se firmaba en la Ciudad del Vaticano un conjunto de «acuerdos», entre el Estado español y la Santa Sede. Era el Concordato con la Iglesia Católica por medio del cual España regulaba sus relaciones con esta confesión religiosa.
Llamar a aquello «acuerdos», es una burla. Se trató como tantas otras veces a lo largo de la historia, de pura cesión con La Iglesia por razones de fe. Se hizo bajo la apariencia de tratado internacional. El tratado violaba el espíritu de la constitución, ya que nunca se debió favorecer a ninguna religión en particular desde el estado.
Un juez cuestiona la legalidad del Concordato ante el TC
El auto sostiene que el Estado no puede delegar la educación en la IglesiaLos Acuerdos Iglesia-Estado firmados en 1979 podrían ser formalmente inválidos, tanto por cuestiones relativas a su falta de compatibilidad con algunos derechos constitucionales como por meras cuestiones de forma. Así lo considera el titular del Juzgado de lo Social número 34 de Madrid, Antonio Seoane, quien ha elevado por este motivo una cuestión de inconstitucionalidad al Tribunal Constitucional.
El juez entiende que buena parte del Concordato, en especial en lo referente a la clase de Religión y el desarrollo de los derechos de los docentes de esta materia, no se adecúa a las normas de la Carta Magna.
El Concordato de 1979 sustituyó al concordato franquista de 1953. Este ratificaba la profunda confesionalidad del Estado definido por los principios fundamentales del Movimiento como una «Monarquía tradicional, católica, social y representativa» y que «considera como timbre de honor el acatamiento a la Ley de Dios, según la doctrina de la Santa Iglesia Católica, Apostólica y Romana, única verdadera y fe inseparable de la conciencia nacional que inspira su legislación». Todo ello fue recompensado con la imposición a Franco de las insignias de la Orden de Cristo, la mayor distinción que la Santa Sede puede conceder a un político.
Por lo tanto, el nuevo concordato de 1979 suprimió aquel desmedido énfasis confesional del estado que estaba presente en las declaraciones del concordato franquista, pero lo cierto es que de facto conservó la sustancia del «acuerdo» concediendo parecidos privilegios a La Iglesia Católica.
España en 1979 quedó hipotecada por un Concordato, que tan solo puede modificarse con un nuevo acuerdo entre España y la Santa Sede y que no prevé la posibilidad de renuncia o retiro unilateral, siendo nula cualquier ley o disposición normativa de rango inferior contraria a sus disposiciones.
España se ha obligado por el Concordato a que toda la educación que se imparta en todos los centros docentes públicos sea «respetuosa con los valores de la ética cristiana». Una cesión brutal realizada a una confesión religiosa concreta a cambio de … ¡NADA!
Digo nada porque la excusa falaz que se argumentó, fue la de garantizar la libertad religiosa, pero por ejemplo en Francia, con mucho más sentido común, lo que hicieron para garantizar la libertad religiosa fue justo lo contrario. Negar por ley toda posibilidad de concordato con la Santa Sede. Francia es un país donde el estado es realmente neutral con la religión, y eso no ha impedido que el 75,5 % de la población francesa sea católica. Nosotros optamos por una financiación carísima de La Iglesia con dinero público blindada en un concordato.
Algunas perlas del concordato son:
- “El Estado se compromete a colaborar con la Iglesia Católica en la consecución de su adecuado sostenimiento económico, con respeto absoluto del principio de libertad religiosa” (Artículo II.1).
- La iglesia recibirá un porcentaje del rendimiento de la imposición sobre la renta o el patrimonio neto siempre que el contribuyente manifieste expresamente su voluntad. (Artículo II.2)
- La iglesia está exenta de impuestos sobre inmuebles. (Artículo IV.A)
- La iglesia está exenta de impuestos sobre la renta y sobre el patrimonio. (Artículo IV.B)
- La iglesia está exenta de impuestos de donaciones y sucesiones. (Artículo IV.C)
- La iglesia está exenta del pago del IVA para objetos destinados al culto (Artículo III.C)
- Los planes educativos incluirán la enseñanza de la religión católica equiparada a las demás disciplinas fundamentales, aunque sin ser obligatoria. (Artículo II)
- Los profesores de religión serán elegidos por La Iglesia, pero se tratarán como cualquier otro profesor. (Artículo III)
- La iglesia católica puede usar libremente para la enseñanza los centros universitarios públicos. (Artículo V)
- La Iglesia reitera su voluntad de continuar poniendo al servicio de la sociedad su patrimonio histórico, artístico y documental (Artículo XV)
- El Estado reconoce la personalidad jurídica civil de la Conferencia Episcopal Española. (Artículo I.3)
El concordato tiene un artículo que, hoy en día, 33 años después de que se firmase, ha quedado en papel mojado y es el siguiente:
Artículo II.5 del acuerdo sobre asuntos económicos:
La Iglesia Católica declara su propósito de lograr por sí misma los recursos suficientes para la atención de sus necesidades. Cuando fuera conseguido este propósito, ambas partes se pondrán de acuerdo para sustituir los sistemas de colaboración financiera expresada en los párrafos anteriores de este artículo, por otros campos y formas de colaboración económica entre la Iglesia Católica y el Estado.
No se ve la menor intención por parte del estado o de La Iglesia para que ese punto del concordato se cumpla.
La Iglesia continúa sin pagar el IBI y otras exenciones fiscales.
La Iglesia católica tiene en Valencia 387 inmuebles
Otros 33 edificios que son propiedad de otras confesiones religiosas también gozan de exención del Impuesto de Bienes Inmuebles
[…]El Ayuntamiento de Valencia ha contabilizado cerca de 400 edificios de la Iglesia católica que están exentos del Impuesto de Bienes Inmuebles, lo que supone dejar de ingresar más de 800.000 euros.
[…]Según los datos oficiales del Ayuntamiento de Valencia, en la ciudad hay 420 edificios propiedad de las distintas confesiones religiosas, siendo claramente mayoritaria la Iglesia católica, que suma 387.
El artículo 16 de la Constitución Española de 1978 establece que los poderes públicos “mantendrán las consiguientes relaciones de cooperación con la Iglesia católica y las demás confesiones”, pero cooperación y colaboración no son financiación directa, ni subvención que es lo que poco después se firmó en el concordato.
Privilegios de La Iglesia:
Merced a tanto privilegio, La Iglesia católica es un paraíso fiscal inmensamente rico. Muchos de los privilegios derivados del concordato con La Santa Sede tienen un coste económico considerable sobre las arcas públicas.
El concordato español da pie a un montón de privilegios para la religión católica. El partido socialista que sacó leyes como la del aborto que tanto molestaron a La Iglesia, no se atrevió en ocho años de gobierno de Zapatero a tocar el concordato. Las ideologías políticas no parecen ser una prioridad, cuando existe un voto católico muy considerable que podría pasar factura.
Por lo tanto, existe un círculo vicioso de intereses mutuos y antidemocráticos entre el Estado y la Iglesia que son contrarios al espíritu de nuestra constitución y que van en contra de los derechos humanos.
El truco en algunas exenciones fiscales consiste en hacer exenciones a otras confesiones (salen baratas por ser minoritarias). Algunas confesiones diferentes de la católica tampoco pagan IBI. Mi pregunta es, ¿yo que soy ateo puedo dejar de pagar el IBI de mi casa? ¿Por qué tengo que compensar con mis impuestos las exenciones fiscales de aquellos que simplemente no piensan como yo?
La Iglesia en nuestro concordato abrió la posibilidad a lo de a casilla de la declaración de la renta: «La iglesia recibirá un porcentaje del rendimiento de la imposición sobre la renta o el patrimonio neto siempre que el contribuyente manifieste expresamente su voluntad». (Artículo II.2)
Seguramente se planificó así porque La Iglesia pensó que el porcentaje de creyentes era cercano al 100 %, pero se encontraron con que solo el 30 % de la gente marcaba esa casilla pese a que el hacerlo salía gratis. Para remediarlo en 2006, el porcentaje destinado a la Iglesia por el IRPF subió del 0,5 % al 0,7 %. El estado les ayudó a superar su error de cálculo.
Es difícil pronunciarse sobre las cifras de financiación de La Iglesia por la gran opacidad de las mismas, pero se piensa que aproximadamente la cuarta parte del total se ingresa por medio de esta casilla de la declaración de la renta habilitada en exclusiva para la religión católica.
Ya quisieran las demás religiones disponer de su propia casilla para poder acceder a un porcentaje obtenido de un impuesto clave en nuestro sistema tributario, y ya quisiéramos los ateos disponer de una casilla que permita financiar obras sociales con la garantía de que ese dinero jamás se destine a religión o secta alguna, pero esas casillas no existen.
Las trampas están por todas partes con intención de favorecer como sea a La Iglesia. En la declaración de la renta. Los contribuyentes también pueden usar la casilla de “Otros fines sociales”, pero en la tabla resumen de estas subvenciones figura nada menos que Cáritas que es 100 % de la Iglesia.
Además del dinero recibido de estas partidas para obras sociales, La Iglesia también recibe dinero público de los presupuestos del Estado en otras partidas bastante opacas de diferentes ministerios. La más importante viene del ministerio de educación que en época de crisis ha optado por recortar principalmente la educación pública y mantener con algún recorte menor los conciertos con las privadas en su mayoría católicas.
Todo esto dificulta conocer cuanto recibe en realidad La Iglesia del Estado. Carecemos de transparencia sobre la forma en que se gasta ese dinero de origen público. La cifra podría acercarse a los trescientos millones de euros. En comparación, los sindicatos reciben del orden de la décima parte y yo creo que reciben demasiado porque también le interesa a los partidos. Ambos son una forma de sobornos, pero el soborno a La Iglesia es tremendo.
El estado gasta anualmente 600 millones de salarios de 25.000 profesores y maestros, que seleccionan los obispados, para que impartan una catequesis confesional. Esto no es aconfesionalidad, es adoctrinamiento puro y duro desde la más tierna infancia con cargo a los presupuestos del estado.
Por si esto fuera poco hay que añadir los 6.000 millones que el Estado desvía de su presupuesto educativo, sanitario y social para los conciertos con instituciones vinculadas a La Iglesia.
Para poner un ejemplo de ingresos opacos vamos a mencionar el caso de las inmatriculaciones de La Iglesia. La ley hipotecaria española concede a la Iglesia Católica la potestad de inscribir a su nombre bienes que no estaban inscritos a nombre de nadie. A este acto de inscribir por primera vez un inmueble en el registro de la propiedad, se le conoce como Inmatricular, y el privilegio de La Iglesia ha provocado un auténtico revuelo en muchos pueblos españoles. Los vecinos han visto como bienes que creían que eran del pueblo (porque lo eran) han pasado de la noche a la mañana y sin previo aviso a manos de algunos obispados. Las facilidades legales concedidas a La Iglesia para inmatricular toda clase de inmuebles aportando un certificado generado por ellos mismos, equivale en la práctica al derecho a robar con total impunidad cantidades ingentes de valiosos inmuebles que pueden ser vendidos posteriormente con fines puramente lucrativos. Estos privilegios franquistas que datan de 1946 excluían de tales prácticas a los templos de culto, pero Aznar en 1998 amplió ese privilegio haciéndolo igualmente extensivo a los templos.
La voracidad especulativa de algunos Arzobispados ha sido sangrante. Concretamente, en los últimos años, el Arzobispado de Navarra ha inmatriculado más de un millar de propiedades, según datos facilitados por el Ministerio de Justicia.
En resumidas cuentas, nuestra joven democracia no se atrevió a romper los poderosos y milenarios vínculos Iglesia-Estado y nos estafó asegurando que el estado español era aconfesional.
La fuerza de la pinza Iglesia-Estado:
El Catolicismo está fuertemente arraigado en lo más íntimo de nuestras tradiciones gracias a la dependencia mutua con el poder político desde antes de la edad media.
Ahora los socialistas están en la oposición, y después de haber gobernado ocho años con un Zapatero que sacó adelante leyes como la ley del aborto, se acuerdan de que en esos años no hizo lo principal. Denunciar el concordato que es el que consagra el pacto Iglesia-Estado. Se lamentan y hacen promesas. Lo cierto es que son pura manipulación. No tienen cojones de exponerse a un efecto electoral adverso por miedo a la fuerza del voto católico.
Incluso a UPyD, un partido que se declara abiertamente laico, se le vio el plumero durante las Jornadas Mundiales de la Juventud en Madrid. Las JMJ fueron una costosa exhibición de músculo católico. UPyD criticó la manifestación laica en protesta por el dispendio de esta visita papal.
El voto de PP y UPyD evita que salga adelante la moción contra la JMJ en Coslada
IU pedía que la inversión municipal en la JMJ se redujera a gastos de seguridad y limpieza, es decir, que no se usasen centros públicos para acoger peregrinos
Resulta curioso que redescristianas fueran mucho más críticos con el papa y con las JMJ que un partido laico como UPyD que intentó justificarse más tarde.
[…]Desde la posición laica de nuestro partido -absolutamente respetuosa, sin embrago, con toda creencia religiosa- creemos que esta millonaria concentración junto con la visita del Papa a España, a Madrid, ha supuesto una bocanada de aire fresco, en forma de mucha entrada de dinero, de visitantes y de promoción de la marca España, y que, por motivos ideológicos, se ha intentado desacreditar
UPyD promete laicismo pero no es de fiar. Otro botón de muestra.
PP, CiU y UPyD evitan que se revisen los beneficios fiscales de la Iglesia
Las tres formaciones se manifiestan en contra de una iniciativa de la Izquierda Plural que exigía establecer un calendario para la autofinanciación de la institución católica
UPyD descalifica con frecuencia el auténtico laicismo con el calificativo de anticlerical.
Rosa Díez ve «fanatismo puro» en las marchas antipapa
La líder de UPyD ha calificado la marcha antipapa de «reacción de unos pocos que se llaman a sí mismos laicos, pero que son anticlericales de libro».
¿Tan difícil es de entender para qué ha de usarse el dinero público en democracia? Un laico que no persiga la destrucción de la pinza Iglesia-Estado ni es laico ni es nada. Es un farsante como esos padres de la constitución que dijeron que España era aconfesional.
Hay que preguntarse de donde emana un poder tan grande como el de La Iglesia. La explicación está en nuestra propia historia.
Historia de la dominación católica en España:
Flavio Teodosio el grande, emperador romano de origen hispano, instauró el cristianismo en España como religión oficial del Imperio. En el Edicto de Tesalónica del año 380, hizo que se extendiera el catolicismo en perjuicio de otros cultos que pasaron a ser denominados paganos.
En la Edad Media se impuso el catolicismo mediante la Santa Inquisición ya que La Iglesia tenía el poder omnímodo de un Estado dentro de otro estado. Ni los reyes se atrevían a contradecir a La Iglesia por miedo a la excomunión.
La Iglesia tenía sus propias leyes y sus propios sistemas de recaudación, tales como diezmos (p. ej: la décima parte de las cosechas) las primicias que eran el primer fruto de cada cosa (p. ej: el primer cordero de una oveja, o el primer ternero de una vaca, etc.) Las herencias de los miembros de La Iglesia eran para La Iglesia. El derecho que se pagaba por los difuntos denominado lutuosa y la alaja que era la joya de personas con un nivel de renta importante. Algunas personas adineradas dejaban el encargo de que una vez fallecidos se rezaran misas por su alma con cierta periodicidad, a cambio de parte de su herencia (p. ej: Terrenos e inmuebles) que se quedaba La Iglesia.
Todas estas cosas se cobraban al que podía pagarlas, pero al que no podía hacerlo, La Iglesia también le cobraba con su trabajo en obras de mantenimiento de las propiedades de La Iglesia.
Durante siglos casi nadie cuestionaba abiertamente la religión oficial, y el que lo hacia podía terminar en la hoguera como Giordano Bruno.
Durante la Edad Moderna, con los Reyes Católicos, apareció una Inquisición de nuevo cuño. Los miles de procesados y condenados, así como el clima de implacable persecución entre aquellos que osaban desobedecer, resultaron ser mucho más eficaces que cualquier otra forma de control social que pudieran haber efectuado las instituciones civiles. De esa época son las famosas cazas de brujas.
Más recientemente durante la guerra civíl se empleó el término Cruzada Española o Cruzada del 36 por el frente popular con objeto de dar un sentido católico a la Guerra Civil Española. Fue el cardenal Gomá, Primado de España, el primero en utilizar el término, para aplicárselo a la guerra con un sentido plenamente religioso. El papel de la religión en nuestra guerra civíl fue considerable. El bando republicano mató a muchos sacerdotes y obispos y los franquistas mataron a los rojos comunistas. Uno objetivo importante de aquella guerra fue que España continuara siendo católica.
El triunfante régimen franquista investigó y condenó severamente, con muchas condenas a muerte los hechos presuntamente delictivos en la zona republicana, después de la guerra. Ocurrió en una Causa General con escasas garantías procesales. Por el contrario, los delitos de los vencedores nunca fueron investigados ni enjuiciados.
En otras palabras se cometió un genocidio contra los comunistas que La Iglesia no condenó, como tampoco condenó en otros tiempos los crímenes de otras cruzadas igualmente genocidas llevadas a cabo en su nombre.
Me refiero a las cruzadas, con el objetivo específico inicial de restablecer el control cristiano sobre Tierra Santa. Estas se libraron durante un período de casi 200 años, entre 1095 y 1291. Fueron promovidas desde el papado mediante la concesión de indulgencias plenarias y otras recompensas espirituales.
En la historia más reciente las cosas no parecen tan terribles, pero también el papa actual Benedicto XVI y su encubrimiento de la pederastia, sus ataques a la ciencia, su demonización de las personas que practican la homosexualidad, la demonización de los preservativos como medio profiláctico para evitar el contagio del SIDA u otras lindezas retrógradas, merecen que las prestemos atención porque representan un retroceso de La Iglesia hacia ese oscuro pasado.
El derecho a la blasfemia:
El actual papa Benedicto XVI no es nada conciliador, habla de laicismo insumismo, de anticlericalismo y está convirtiendo a los creyentes en soldados de Cristo. No están para bromas de ningún tipo.
En los países de nuestro entorno democrático La Iglesia se siente indefensa ante las críticas porque las considera un atentado contra un bien sagrado, cuando en la mayoría de los casos se trata de simple uso de la libertad de expresión contra los excesos y contra los privilegios de La Iglesia.
Un sentimiento de indefensión que en el caso español ha dado lugar a leyes de tutela legal de los sentimientos religiosos en unos términos inaceptables (Véase los Artículos del 522 al 526 del código penal).
Más les vale a los cristianos comprender que la blasfemia no es un delito sino que es un derecho.
Desde que algunos países islámicos solicitaron a la ONU la protección de sus creencias religiosas, se comprendió que la blasfemia podía usarse como forma de control político por adversarios religiosos del cristianismo y la cosa cambió radicalmente. De hecho, algunos cristianos han sido acusados de graves de delitos de blasfemia que en algunos países se castigan con la muerte.
La ONU finalmente confirmó el derecho a la blasfemia y afirmó que las leyes que restringen la blasfemia son incompatibles con los estándares de los Derechos Humanos Universales. La declaración procedió del Comité de Derechos Humanos, compuesto por dieciocho “expertos independientes” encargados de controlar la conformidad con:
- El Convenio Internacional sobre Derechos Civiles y Políticos (ICCPR).
- El tratado de derechos humanos de 1966 que vela por la libertad de opinión y expresión.
- Otros derechos fundamentales.
El delito de blasfemia es muy peligroso porque puede usarse como arma arrojadiza entre diferentes credos.
Falta de sintonía del estado Vaticano con la Declaración de Derechos Humanos:
- Supresión de la discriminación basada en la sexualidad,
- Supresión de la discriminación basada en la enseñanza,
- Supresión de la discriminación basada en el empleo,
- Supresión de la discriminación basada en la profesión,
- Protección de los pueblos indígenas,
- Protección de los derechos de los trabajadores,
- Protección de los derechos de las mujeres,
- Contra los genocidios,
- Contra los crímenes de guerra,
- Contra los crímenes contra la humanidad,
- Contra el apartheid,
- Por la supresión de la esclavitud,
- Por la supresión de los trabajos forzados,
- Por la supresión de la tortura,
- Por la supresión de la pena de muerte
No hay excusa posible, el Vaticano pudo suscribir los que quiso porque pese a no ser miembro de pleno derecho (no lo es porque no le interesa serlo), es miembro observador y ha suscrito otros convenios que sí le interesaban, como por ejemplo la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas.
No existe ningún documento oficial del Vaticano aceptando el texto de la Declaración de Derechos Humanos y comprometiéndose a ponerlo en práctica, porque ellos violan varios de estos derechos de forma sistemática y porque al parecer consideran que tienen el monopolio de la moralidad. En el Vaticano tienen demasiada tendencia a considerar que no deben más obediencia que a las leyes de Dios, esas que ellos mismos se inventaron.
Se trata de una actitud profundamente retrógrada que hace sufrir gratuitamente a una serie de colectivos minoritarios por ir presuntamente en contra de unas leyes naturales que poco tienen que ver con el cristianismo original, y que fueron inventadas por la secta católica.
La generosidad en el seno de las sectas y religiones:
Habrá quien diga que solo me acuerdo de las cosas malas y que no menciono las buenas obras de La Iglesia, como Cáritas o las misiones. Proyectos estos que se autofinancian principalmente con subvenciones, campañas de donativos y aportaciones directas de los voluntarios que participan en ellas o de donantes privados, exactamente como cualquier otra secta. Solo reciben un porcentaje ridículo de financiación directa de La Iglesia.
En el caso de Cáritas La Iglesia no aporta más de un 2 % por medio de la donación de la Conferencia Episcopal Española. La Iglesia dice que la aportación de Cáritas ahorra mucho dinero al estado español, pero el ahorro es para el Vaticano, porque como instrumento de propaganda es un chollo. El 98 % de la financiación de Cáritas, que no olvidemos es una parte de La Iglesia Católica, se hace por medio de donaciones privadas y subvenciones.
Otra diferencia de Cáritas con la financiación de las ONGs, que también recurren a subvenciones y a la autofinanciación, es que en el caso de las sectas y/o religiones, y en particular en el caso de La Iglesia católica, una buena parte de lo recaudado se invierte en proselitismo.
Hay que advertir que en estos temas, el uso de la palabra Iglesia se presta a la demagogia porque tiene demasiadas acepciones. No tiene nada que ver La Iglesia pobre, la de los borregos, que es la Congregación de los fieles cristianos en virtud del bautismo, con La Iglesia Rica, la de los pastores, que se refiere al Gobierno eclesiástico general del Sumo Pontífice, concilios y prelados. No basta decir que La Iglesia solo paga el 2 % de Cáritas. Creo que ha quedado muy claro quien paga Cáritas (la iglesia de los pobres) y quien se beneficia de Cáritas (la iglesia de los ricos).
La diferencia entre religión y secta:
Esta diferencia es escasa aunque suene muy diferente, y tiene que ver con el nivel de apoyo institucional que consigan estas organizaciones, porque en todo lo demás apenas hay diferencias.
Parecen palabras con significados muy distintos, pero tanto las religiones como las sectas, son en esencia lo mismo: Conforman grupos de seguidores en torno a una doctrina poco o nada flexible y que pretende tener un alcance trascendente de la existencia humana, basándose para ello en textos antiguos concretos que son objeto de sagrado culto. El objetivo de ambas es idéntico, conseguir el máximo poder económico y social.
El carácter sectario del catolicismo se retrata en sus ceremonias, que son pura exhibición de ostentoso boato, así como de la ostentación de poder fáctico ejercido sin el menor atisbo de democracia interna. Cuando La Iglesia recibe una donación importante, será gestionada por sus altas instancias con total opacidad para atender a sus numerosas necesidades internas. La carga de la caridad recae sobre los creyentes de base y no alcanza a las riquezas de La Iglesia. En cualquier secta ocurre lo mismo.
El cristianismo en sus orígenes recibía la denominación de secta y empezó a llamarse religión cuando el poder político decidió asociarse con él. De esa forma, la pinza iglesia estado obligaba a la gente a ser obediente, a ser generosa, y a perdonar cualquier exceso de los poderosos con promesas postmortem. Todo muy conveniente para facilitar el control social desde el poder.
El que quiera contemplar la generosidad de La Iglesia desde un punto de vista diferente del mío está en su derecho, pero hay muchas razones para verlo en clave de sectarismo fanático. En democracia es obligado respetar las ideas de los demás. Yo prefiero entregar mis donativos a organizaciones que no desperdician mi dinero en hacer proselitismo de ideas que en mi opinión son un puro invento, y tampoco me gusta que se destine un solo euro de mis impuesto al sostén de ninguna religión o secta.
Quizás para algunos fervientes católicos no se vea como ilícito, ni amoral que se use de los impuestos de todos para sostener las necesidades particulares de su propia Iglesia, pero si tan creyentes son ¿no pueden pagárselo ellos todo de forma honrada y confiar más en su Dios todo poderoso?
No tiene ningún sentido que los católicos por poderosos que sean, metan la mano en bolsillos ajenos a su fe para lograr financiarse, y si lo hacen con ayuda del estado, estamos ante un estado confesional católico y no en una democracia, sino en una teocracia.