La libertad de expresión:

Me queda claro que el derecho a la libertad de expresión y su mal uso está detrás del penoso resultado de la programación de algunas cadenas de televisión. Se trata nada menos que un derecho recogido en la Declaración Universal de Derechos Humanos. Se trata de un derecho concebido para permitir la libre difusión de ideas, y para el fomento de la tolerancia ideológica, en contraposición con el adoctrinamiento institucional, y formas de imponer el pensamiento único desde el poder, así como una forma del acercamiento a cualquier verdad considerando la totalidad de puntos de vista posibles.

No es mi intención minimizar el enorme valor de este derecho universal, ni su probada utilidad, pero está claro que algunos usos de este derecho están traspasando todos los límites de la prudencia con único propósito de lucro.

Telebasura:

Cualquier recorte de la libertad de expresión suele considerarse en los propios medios que más uso hacen de ella, como un fuerte retroceso de los derechos humanos que nos retrotrae a tiempos de la censura franquista. Yo creo que esos tiempos están suficientemente superados como para quitarnos ciertos complejos y reconocer que no todo puede basarse en la autorregulación, porque esta no siempre funciona. El drama de la crisis actual que va a destrozar a una cantidad muy grande de familias tiene mucho que ver con la no intervención del estado en la política de las entidades financiera. Estás reclamaron y consiguieron que se les otorgara el derecho de autorregularse y la consecuencia ha sido una catástrofe que afectará muy gravemente a la calidad de vida de un porcentaje altísimo de la población mundial.

¿A qué estamos esperando para poner las cosas en su sitio con el tema de la libertad de expresión?

En nombre de la libertad de expresión se viene consintiendo una forma de lucro que consiste en manipulación informativa, nulo respeto al derecho de intimidad y al honor de las personas, conversión del dolor y la miseria humanas en espectáculo, promoción del escándalo y la violencia como espectáculo, exhibición de formas de vida aberrantes o patéticas como modelo a imitar, desprecio a la autoridad y a la ley, sustitución del diálogo por la violencia y el lenguaje soez y ofensivo, criticar, a veces casi sin motivos a los protagonistas famosos de esas historias, pero ahora ya no basta con eso. Tampoco basta el Gran Hermano o el Aquí hay Tomate.

La titular del Juzgado de Primera Instancia número 8 de Santander condeno recientemente a Telecinco a indemnizar con 50.000 euros a Carmen Martínez Bordiú por vulneración de su derecho al honor, pero está claro que aún así el negocio de la difamación es muy rentable para Telecinco.

Estamos traspasando un límite tras otro y ahora tenemos a las televisiones organizando entrevistas en televisión a importantes criminales condenados a los cuales se les pagará fuertes sumas de dinero que podría hacerse de forma tal que ese dinero no pueda ser reclamado por el estado para el resarcimiento de deudas pendientes.

La Policía, en Telecinco para saber si Roldán y Muñoz cobraron por sus entrevistas

Luis Roldán y Julián. Muñoz en 20minutos.es

http://www.20minutos.es/noticia/430803/0/policia/roldan/munoz/

Agentes del Cuerpo Nacional de Policía se han personado en la sede de Telecinco para recabar toda la documentación contractual entre la emisora y el ex alcalde de Marbella Julián Muñoz. La petición de determinar el cobro por la concesión de entrevistas se ha hecho también extensiva al ex director de la Guardia Civil, Luis Roldán. Con esta acción, se pretende evitar que los dos condenados desvíen dinero a cuentas bancarias fuera de España.

¿Porqué ocurre esto precisamente en Telecinco?

Hay que recordar que la llegada de la Telebasura como forma de espectáculo coincidió con la aparición de la televisión privada, y la importación por parte de Telecinco de modelos italianas, presentes en programas como ¡Ay que calor!. Si bien es cierto que existían varios programas anteriores que compartían algunos rasgos de este tipo, especialmente en cuanto al fomento de pseudociencias, y la falta de neutralidad informativa, el uso de Telebasura como espectáculo sí llegó a España de la mano de Telecinco.

No solo eso, sino que Telecinco ha decidido organizar estafas para bobos destinadas a sus espectadores.

http://www.quejasydenuncias.com/2008/11/telecinco-cree-que-la-gente-es-tonta.html

Tenemos otro ejemplo de la forma en que Telecinco lleva su negocio, normalmente  cuando alguien sube un pequeño vídeo a Youtube para que la gente lo vea, suele tener un efecto beneficioso de propaganda para el autor de los contenidos que quizás no autorizó que colgaran ese fragmento de vídeo, generalmente de unos pocos minutos. Me parece legítimo que el autor o el propietario de los derechos de ese material diga a Youtube que retire ese material, pero lo que pretendió Telecinco fue cargar sobre Youtube la responsabilidad de unos actos de los cuales no está obligado a tener conocimiento. Pero el juez vió la jugada de Telecinco y no la permitió. Telecinco está obligada a señalar cuales son los contenidos concretos que desea sean retirados. Lo contrario supondría convertir en inviable el negocio de Youtube. Está claro que si por Telecinco fuera no tendríamos Youtube.

http://www.adn.es/tecnologia/20081121/NWS-1904-juez-demanda-Telecinco-Youtube.html

Hacer daño o no hacer daño, esa es la cuestión.

Me voy a permitir una comparación que puede resultar ofensiva, pero no es esa la intención, sino la de mostrar la hipocresía de esta sociedad en la forma de juzgar algunas profesiones, porque lo que dicen algunos de esos periodistas es que solo cumplen con su trabajo y que su actividad es lícita. Es decir, no se les puede meter en la cárcel por hacer lo que hacen, así que lo hacen y punto.

El mismo argumento podría usar una prostituta que vende su cuerpo, con la diferencia que la prostituta para ganar dinero no hace más daño que a sí misma, mientras que esos/esas periodistas que reivindican el derecho de ejercer una profesión que implica una forma de vida que causa mucho daño a otras personas que no les han hecho nada.

Yo siento mucho más respeto por la más barata de las prostitutas que por el/la más afamado/afamada periodista de la prensa amarilla, o de los que trabajan en programas de Telebasura. No lo digo en plan insulto, porque todas las personas merecen un mínimo de respeto, pero las acciones o las profesiones no merecen todas el mismo respeto, y eso hay que decirlo claramente, porque aquí en España, a diferencia por ejemplo de los EE.UU., la justicia rara vez repara injusticias por daños morales salvo casos extremos en los que además hay mucho dinero y muchos abogados de por medio.