Ya no lo sé si lo soy o no. Acabo de comprobar varias cosas en Twitter. Algunos de los quincemayistas sensatos y moderados que yo sigo en Twitter, siguen a quincemayistas bastante más radicales, cosa que no me gusta nada, porque llegan a mi TL estupideces violentas y fanáticas.
La etiqueta 15M nunca se refirió a una ideología concreta, y para colmo ha evolucionado mucho desde sus comienzos. Ya apenas tiene que ver con su origen de tolerancia cero a la violencia.
Siempre pensé que para que el 15M tuviera fuerza nos teníamos que unir en torno a la defensa de asuntos importantísimos que no admiten discusión en el 99% de la sociedad. Dicho eso me gustaría que la gente no votara PP,PSOE,CiU,PNV por ser partidos corruptos que llevan demasiado tiempo en el poder, pero excluir a una parte de la sociedad por su ideología política es lo contrario de lo que se defendió en los orígenes del 15M. Excluir partes de ese 99% de la lucha es no entender quien es el verdadero enemigo.
Los asuntos que más nos afectan no tienen relación directa con ninguna ideología concreta, sino con una realidad donde los poderes financieros se han convertido de facto en un poderoso lobby con mayor poder que el de aquellos que nosotros elegimos en las urnas, y con más poder que el propio pueblo soberano.
Si alguien cree que esto tiene que ver con ideologías de derechas o de izquierdas es que no ha comprendido nada de lo ocurrido durante la etapa de Zapatero.
Creo que el auténtico 15M se fue hace mucho de las asambleas y se está quedando en casa. Ha regalado la calle a otra gente mucho más radical y de izquierdas. No tengo nada contra las izquierdas, pero el radicalismo es pura estupidez.
En mi concepción del 15M cabe el 99% de la ciudadanía porque los que controlan la economía y a nuestros políticos no son más del 1%. Un 1% autosuficiente para cargarse ellos solitos nuestros más elementales derechos. La Ley Sinde que es puro liberticidio, o la política de los bancos, que han destruido familias enteras, son claros ejemplos de quien manda en el país a espaldas de las urnas.
Defiendo el consenso de mínimos porque menos es más. La gente que va más lejos del consenso, es la responsable de dividir un movimiento enorme. Lo están convirtiendo en un movimiento radical de ultraizquierda con muy escasa representación social.
Toda minoría tiene derecho a la libertad de expresión, pero no a cargarse un movimiento civilizado de desobediencia civil no violenta cuya prioridad era recuperar los valores esenciales de nuestra democracia.
Las manifestaciones del 15M y el del 19J entre otras encajan en esa definición a la perfección. Creo que ese fue el impulso original del 15M que tras pasó fronteras.
Tengo claro que el concepto 15M = 99% se va al carajo con la violencia. Que no me vengan ahora con que las fuerzas policiales son violentas, porque eso no es excusa para contestar a la violencia con violencia.
De hecho, estoy convencido de que lo que más daño hace a los gobiernos autoritarios es una manifestación no violenta que levanta las manos y clama «estas son nuestras armas». Eso da la vuelta al mundo y pesa como una losa sobre el gobierno que apalea a manifestantes indefensos.
Un solo contenedor ardiendo destroza la estrategia de la no violencia. Por eso creo que hay que aislar a los violentos, en lugar de llamarlos compañeros.
Nuestros gobernantes estaban secretamente ansiosos de ver violencia en la calle para poder actuar con una autoridad que la desobediencia civil no violenta les había arrebatado con unas manifestaciones impresionantes que se expandieron como un reguero de pólvora.
Teníamos a la mayoría de la población civil defendiendo nuestros derechos a la libertad de expresión, y ahora con los contenedores ardiendo la gente aplaude a las fuerzas del orden restaurando el orden a porrazo limpio.
Los que llaman compañeros a esos violentos que rompen cosas y queman contenedores, quizás estén llamando compañeros a gente pagada con el dinero del gobierno.
En cualquier caso me parece estúpido llamar compañero a alguien, que lo quiera o no, está haciendo un favor al gobierno ofreciéndole la coartada perfecta para endurecer leyes y robarnos nuestras libertades.
La ley que han aprobado se presta a violación de nuestros derechos.
Actos vandálicos como los de BCN serán terrorismo
Los ministerios de Interior, liderado por Jorge Fernández Díaz, y de Justicia, que depende de Alberto Ruiz-Gallardón, impulsarán conjuntamente una severa reforma legal para que el castigo a los que participan en actos vandálicos, como los altercados que se produjeron en Barcelona durante la huelga general del 29-M, sea equiparado a las penas por kale borroka, la violencia callejera extrema y organizada presente hasta hace poco en el País Vasco, y llamada terrorismo de baja intensidad.
Esta reforma supondrá elevar las penas mínimas de cárcel a dos años, pudiendo los jueces decretar la prisión provisional si lo consideran conveniente. Ahora, las penas que implican cárcel por vandalismo son de un año. Si se elevan a dos, los fiscales pueden solicitar prisión provisional y, así, los jueces aprobarla.
En otras palabras, lo que ha conseguido la violencia es la excusa perfecta para que el poder ejecutivo se blinde ante las manifestaciones con una dura ley que puede ser usada como forma de intimidación muy efectiva contra nuestro derecho a la libertad de expresión al menor atisbo de violencia.
No hay más que escuchar el discurso de gente como Felip Puig que ya fue responsable de unas lamentables actuaciones contra manifestantes pacíficos.
Puig anuncia identificaciones preventivas y aumenta el número de antidisturbios
El consejero de Interior, Felip Puig, anuncia que reforzará la Unidad Central de Información en Orden Público de los Mossos d’Esquadra, destinará 100 efectivos más a los antidisturbios y promoverá medidas restrictivas como las identificaciones preventivas, órdenes de alejamiento y citaciones en comisaría para luchar contra la «guerrilla urbana» que se ha cronificado en Barcelona
La gente que arriesgó su físico protestando pacíficamente en manifestaciones ciudadanas puede que empiecen a quedarse en casa pese a ser muchísimos más numerosos. El radicalismo es débil porque es minoritario, y destruye las razones de un movimiento.
Los que optan por la violencia suelen pensar que es un atajo y que el fin justifica los medios. Sinceramente pienso que en un país donde hay elecciones cada cuatro años, hay otras vías.
Mucha gente presume de ser radical, pero yo opino que si queremos mejorar la democracia, no podemos demonizar a la parte de la sociedad que no nos gusta. Eso será lo que se quiera, pero no es democrático que es donde queremos estar la mayoría.
Es precisamente la escoria política que nos gobierna la que vende esos odios que enfrentan a una parte de la sociedad con otra, y los idiotas y los violentos son los que los compran ese odio que nos debilita a todos.
Arkadia
Hola Antonio.
Creo que el movimiento 15M se ha dejado llevar por la desazón de no conseguir nada en el Parlamento. Es cierto que se consiguió mucho apoyo exterior, mucha gente se unió a la causa. Pero también es cierto que nuestros dirigentes giraron la cara a las manifestaciones y no se consiguió otra cosa que insultos por su parte.
Los ideales del 15M siguen vigentes o eso creo, pero no así las movilizaciones. La gente quiere conseguir algo de una forma más rápida (como nos han estado enseñando desde hace tiempo) y también tienen ganas de seguir con sus vidas en casa.
Respecto a la violencia callejera opino como tu, es deleznable y no la apoyo. Sin embargo empiezo a comprenderla un poco. Comienza con unos gamberros (porque no tienen otro nombre) y acaba uniendoseles otras personas que ya no son capaces de aguantar más humillación, con la creencia de que de esta forma algo se puede lograr. Y lo cierto es que con violencia las cosas sí pueden cambiar, hagamos vista atrás a la Francia del siglo XVIII.
La cuestión y la concienciación de la no violencia creo que debe partir de ahí. Con la violencia se pueden conseguir cosas si, pero ¿así es como queremos crear las bases de una sociedad más justa?
Dejo la pregunta al aire, porque me gustaría pensar que no vamos a ir por ahí pero tengo mis dudas.
¡Un saludo! Siempre da gusto leerte :).
Antonio Castro
En la actualidad los estados tienen más poder. Las fuerzas de seguridad del estado, pueden ser desbordadas puntualmente, pero tienen medios sobrados para resistir indefinidamente a cualquier espiral de violencia usando la fuerza. Una vez que entra el ejercito en acción se puede hablar de guerra civil. Nadie gana todos pierden.
El desánimo actual tiene que ver con el hecho de que mucha gente no se quiere identificar con el radicalismo. El 15M y el 19J fuero la fiesta de la libertad de expresión y salieron a la calle, abuelos, nietos, bebes, mascotas, familias enteras. El radicalismo espantó todo eso. Eramos el 99% y en radicalismo siempre será marginal porque por muchas razones que tenga, las pierde rebajándose al nivel violento de los opresores.