Soy escritor novel de ciencia ficción, y no es mi intención tirar piedras contra mi propio tejado, ni contra el tejado de mis colegas autores de obras literarias, u otro tipo de obras. Alguno pensará que estoy loco al cuestionar un derecho considerado fundamental, como es el de la propiedad intelectual, pero no soy yo el que se ha vuelto loco. Es el mundo el que está permitiendo que cantidades ingentes de obras queden enterradas bajo la losa de la propiedad intelectual.
Me estoy refiriendo al problema de la obras huérfanas. Este problema se explica brevemente y con toda claridad en esta página:
http://www.versvs.net/anotacion/problema-obras-huerfanas-en-un-mundo-copyright
El 98% del caudal cultural en España se pierde por culpa de leyes mal diseñadas, y totalmente obsoletas.
En EE.UU. la situación es diferente. El propietario de los derechos debe pedir la prolongación del periodo de copyright, y si no tiene lugar ese trámite el libro pasa al dominio público.
http://jamillan.com/librosybitios/blog/2008/07/obras-hurfanas-google-y-las-bibliotecas.htm
Sin embargo el problema de base parece ser el mismo.
En lugar de propiedad intelectual (un sin sentido tratándose de un bien inmaterial) habría que hablar de derechos de explotación. Estaríamos hablando de verdaderas medidas proteccionistas que no solo protejan a los autores sino que protejan también a la cultura en su conjunto. El problema es que nos están machacando con mentiras para que se confundan los intereses de la cultura con los intereses de la industrial de la cultura.
A los autores de gran éxito les viene muy bien, económicamente, pero intelectualmente se convierten en instrumentos al servicio de la industria de la cultura. No tiene sentido que una autora de gran éxito en pocos años acumule una riqueza superior a la de la reina de Inglaterra. La genial escritora J.K. Rowling puede merecer ser leida por muchísima gente, pero su fortuna personal tan desproporcionadamente elevada, no ayuda a la cultura. Es simplemente una recompensa que solo conviene a la industria.
La humanidad no necesita que la mal llamada propiedad intelectual tenga vigencias de 90 años. Los derechos de explotación como tales derechos deberían estar mucho más reducidos en el tiempo para limitarse a proteger ese 90% de los ingresos que se obtiene durante los primeros años de publicación de una obra. La consideración de propiedad, y como tal bien heredable, solo conduce a la privación de la cultura en la cual muchas obras quedan sepultadas para siempre sin beneficio real para nadie.
Lo que la sociedad demanda es incluso más radical. El acceso libre a toda la cultura. Personalmente creo que eso es algo que en estos momentos no parece sostenible, pero tarde o temprano se llegará a ello y lo que no tiene sentido en que no se esté dando ni el más pequeño paso en la dirección de proteger la cultura como un bien general de todas las personas. Solo se está protegiendo a la industria de la cultura y esto provoca una cultura totalmente distorsionada.
Recapacitemos sobre la situación descrita respecto a las obras huérfanas. Las demandas por infracciones de copyright, pueden costar más de lo que se puede ganar con ellas, y por esa razón el 98 por ciento de las obras registradas expira mucho antes de que lo haga su copyright. Esto significa que se está legislando únicamente para ese 2% de obras de gran éxito que tanto interesa a la industria.
¿Acaso el 98% restante no es cultura?
Lo pregunto porque como autor novel me encuentro en ese limbo del 98%.
Lo sensato sería pensar que como mínimo, ya que no les da la gana de tomar el toro por los cuernos, al menos los dirigentes políticos pensaran en la introducción de una excepción en la ley de propiedad intelectual que permitiera el uso de obras huérfanas. Esta fue justamente una de las enmiendas presentadas en la tramitación parlamentaria de la Ley 23/2006, de 7 de julio, de reforma de la LPI, pero esta no llegó a prosperar. Con ello no se armonizan los derechos generales con los derechos de los autores, sino que simplemente se genera un beneficio para la industria de la cultura.Los políticos no es que no estén a la altura, es que piensan solo en Euros, en lugar de pensar en la verdadera cultura.
La SGAE es un poderoso Lobby que está funcionando en contra de los intereses generales de la cultura y en contra de los intereses de la mayoría de sus asociados, ya que solo los autores de éxito se ven beneficiados de estas medidas destinadas exclusivamente a desarrollar la parte de negocio que hoy estos lobbys asocian a la cultura. Reducir la cultura a una cuestión de negocio es atentar contra la misma esencia de la cultura.
Sinceramente como autor no creo estar tirando piedras contra mi propio tejado y me importa muy poco lo que opine la SGAE de este artículo porque me muevo en el mundo de la autoedición, y lo hago principalmente porque representa la máxima libertad para un autor. De momento ni siquiera voy a optar por publicar con un ISBN. Escaparate en Internet y venta directa. Sin intermediarios. Eso también es cultura aunque muchos no se enteran porque no les interesa enterarse. Prefieren vivir al amparo de leyes retrógradas y obsoletas que están causando una gran daño a la cultura, y un colosal lucro a la industria.
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