El tema del cambio climático ha entrado ya en una fase donde la interpretación de los últimos sucesos empieza a resultar cada vez más evidente.

La causa humana aún admite dudas (cada vez menos), pero el hecho de que estamos inmersos en un proceso de profundo cambio climático es algo que sólo podría negar un personaje como el metereólogo primo de Rajoy (22-10-2007) y algunos otros expertos de pacotilla.

Desencuentro de China y EE.UU. en la XV Conferencia Internacional sobre el Cambio Climático en Copenhague.

Desencuentro de China y EE.UU. en la XV Conferencia Internacional sobre el Cambio Climático en Copenhague.

El récord de temperaturas en 17 países es una situación climática ‘sin precedentes’

[…] en lo que va de año se han registrado récords de temperatura máxima en 17 países del mundo. Según narra John Vidal para el diario The Guardian, estos son: Bielorrusia, Ucrania, Chipre, Finlandia, Qatar, Rusia, Sudán, Níger, Arabia Saudí, Chad, Kuwait, Irak, Pakistán, Birmania, Isla Ascensión, Islas Salomon y Colombia.

«Muchos eventos extremos de diverso tipo están ocurriendo alrededor del mundo», asegura la OMM, «dando lugar a una inusual pérdida de vidas humanas y de bienes materiales».
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Sólo la osadía que proporciona la ignorancia o la tozudez irracional de unos pocos puede estar detrás del negacionismo de estos.  Por desgracia el daño que provocan es enorme porque sirven de excusa al cortoplacismo de los políticos para evitar llevar a cabo medidas impopulares con beneficios muy importantes pero a un plazo poco interesante para ellos. La amenaza a la supervivencia del ser humano para dentro de 50 años no puede ser una prioridad para un político cuyo objetivo siempre será la reelección. Esta es la auténtica amenaza.

La falta de certezas sobre la causa última de cambio climático no puede ser excusa para una inacción totalmente suicida. La posibilidad de que el ser humano sea uno de los causantes o incluso el principal causante, es algo que cuenta con suficiente aval científico como para ser tenido muy en cuenta.

Durante la XV Conferencia Internacional sobre el Cambio Climático que se celebró en Copenhague, Dinamarca, del 7 al 18 de diciembre de 2009,  se usó la cara envejecida y compungida de nuestros líderes para transmitir la idea de que aquella ocasión podría ser la última oportunidad para tomar una decisión a nivel mundial que permitiera evitar el inmenso desastre que se cierne sobre nuestro futuro.

Ignoramos la intensidad que alcanzará el cambio, cuanto tiempo nos queda para poder reaccionar, e incluso ignoramos si los fenómenos desencadenados pueden ser detenidos reduciendo a cero las emisiones de CO2 de forma brusca en este mismo instante. No debemos olvidar que muchos de los fenómenos desencadenados se realimentan a sí mismos.

La cumbre de clima de Cancún será la del «realismo» y «lo políticamente posible», según México.

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México servirá para «reconstruir la confianza internacional en el proceso» y construir «con mayor claridad» los pasos que se requieren para lograr el objetivo de que la temperatura de la Tierra no aumente en más de 2 grados centígrados.

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Sinceramente creo que los políticos no se dan cuenta que el verdadero problema son ellos y su cortoplacismo. Yo no puedo ser optimista porque los argumentos esgrimidos por China en la última cumbre como derecho a desarrollarse en la misma forma que lo hicieron los países hoy en día mejor desarrollados, olvidaba lo esencial, pero fue simplemente demoledor. El mundo occidental no va a pagar a China la deuda que ha originado con su nefasta política medioambiental.

Por desgracia carecemos de un gobierno unificado a nivel planetario y la destructiva competencia de unas potencias económicas con otras no puede ser suprimida con ningún discurso político por sensato y elocuente que sea.