No sé cómo se tomaran mis opiniones las mujeres, pero si creen que solo los hombres tenemos cosas que cambiar, deberían leer esto hasta el final, porque en las sociedades democráticas modernas  (donde no ha lugar el machismo extremo de otros tiempos o de otras culturas fanáticas actuales), las mujeres continúan cometiendo fallos que favorecen la perpetuación del machismo.

En un entorno de machismo extremo la mujer no tiene opción a cambiar absolutamente nada, pero en las sociedades democráticas modernas donde ya hay un considerable nivel de igualdad, sí se las puede invitar a superar sus propios errores de los cuales muchas veces no son conscientes.

Grupo de mujeres llevando el Burka (machismo extremo)

Es evidente que el fanatismo religioso conforma actualmente los modelos sociales más desiguales y duros para las mujeres. No quería dejar de mencionarlo aunque este artículo no aborda el problema desde este punto de vista, sino desde las opciones de mejora de la igualdad en las sociedades modernas y democráticas.

La igualdad como objetivo:

El machismo tiene una componente social que puede y debe ser adecuada conforme a los criterios de modernidad y de igualdad de derechos de todos los seres humanos, pero si nos empeñamos en ver el problema como algo que hay que cambiar solo en los hombres, creo que jamás llegaremos a entenderlo.  Para entenderlo mejor creo que es útil aportar algunas claves puramente biológicas, que se muestran más claras en modelos sociales primitivos hoy en día totalmente superados en el modelo occidental.

Indagando en nuestra propia realidad biológica:

En las especies monógamas puras los machos y las hembras suelen ser muy parecidos en tamaño y fortaleza. En la naturaleza comprobamos que las especies donde unos pocos machos han de procrear con varias hembras, este es mayor y  más fuerte que la hembra.  El dimorfismo sexual es más acusado cuando más se aparta la especie de la monogamia.

Estas reglas naturales tampoco han de tomarse como algo estricto, pero pueden situarnos un poco dentro de la realidad biológica del ser humano.  Creo que el ser humano es una especie con una tendencia biológica no totalmente monógama, que se ve reflejada en la mayor fortaleza del macho de la especie.

Creo que desde un punto de vista puramente biológico, que no conviene sobrevalorar pero si conocer, los vínculos de la pareja se ven muy reforzados cuando hay niños pequeños, y luego pueden diluirse con más facilidad optando el macho por cambiar de pareja.  Ello lleva a las mujeres en sociedades primitivas a procrear continuamente para mantener y reforzar ese vínculo afectivo.

El machismo en sociedades primitivas:

El machismo es socialmente inaceptable y por ello las leyes modernas deben corregir las situaciones injustas como estas. El reparto de papeles entre sexos en las sociedades modernas obedece al pacto libre y sin coacciones entre ambos miembros de la pareja. Por desgracia algunas culturas han perpetuado modelos machistas donde la mujer es una auténtica esclava al servicio del hombre.  Lo curioso es que estos modelos salvo unas pocas excepciones como Arabia Saudita no permiten alcanzar la modernidad a estas sociedades, pero eso es porque en este país les cae el dinero del subsuelo.

Sabemos que en muchas sociedades primitivas, (no en todas) hay una estructura social en la cual el varón impone sus normas a las mujeres que han de vivir en unas condiciones claramente injustas comparadas con las de los varones y eso es lo que llamamos machismo.

El camino de la modernización:

Desde un punto de vista social y moderno, no hay nada que no se pueda cambiar, y hay cosas que conviene cambiar. Hay tendencias naturales del ser humano contra las cuales debemos luchar para ser mejores y una de ellas sin duda alguna es el machismo, pero tenemos que comprender que el machismo es una componente que se ha perpetuado en nuestra especie porque ello ha tenido un valor adaptativo positivo en las poblaciones primitivas. El machismo ha permitido conformar una especialización de funciones relegando a la mujer a labores domésticas y al varón a labores de caza y defensivas mucho más peligrosas.

En las sociedades modernas, este reparto de funciones basados en la distinta fortaleza de hombres y mujeres ya no tiene sentido. La fuerza física ha perdido toda su utilidad como factor de supervivencia, pero nuestros genes machistas continúan mostrándose de vez en cuando, llenando de tragedias las páginas de sucesos.

El componente machista en la mujer:

Por componente machista de la mujer,  me refiero a los mecanismos de la psicología femenina que han logrado la perpetuación del machismo en nuestro legado genético humano como respuesta evolutiva.

La expresión del machismo es claramente perceptible en los varones, estos sin una educación adecuada se dejan llevar por determinadas tendencias que les incitan a tratar a las mujeres a las que pretenden como si fueran propiedades, pero la mujer sin darse cuenta expresa un comportamiento que permite la perpetuación del comportamiento machista en la especie humana de generación en generación.

Por una parte, a la mayoría de las mujeres les van los chicos malotes, y a las que no les van mucho los malotes (o machitos) se muestran más proclives a aceptarlos precisamente cuando están en la fase fértil del ciclo femenino. No hay nada que desagrade más a una mujer que un calzonazos, o un pagafantas. En suma alguien que se deja dominar. Seguramente estoy exagerando, pero sinceramente creo hay bastante de eso, lo suficiente para que sea un problema.

Por otra parte, las mujeres no educan a sus hijos en la igualdad. Las mujeres son las que educan a sus hijos desde muy tierna edad, y a los varones les educan como auténticos machitos. Les hace gracia que los críos saquen ese temperamento fuerte, y mientras educan a las niñas para que colaboren en casa, a los niños no les hacen siquiera la cama. Los convierten en futuros machos, y los preparan para ser chicos malotes aceptables a las mujeres.   Yo lo sé porque mi caso ha sido justo el contrario y veo que muchas mujeres educan a sus hijos de una manera muy diferente de como me educaron a mí.

Un crío educado como machito llegado a la adolescencia asume el machismo como algo inherente a su forma de ser y difícilmente cambiará. El intento de  la sociedad de reeducar a los varones violentos llega casi siempre tarde.

Estoy convencido de que una clave importante para superar el machismo está en la educación infantil, y la mujer debe ser consciente de que ella también tiene mucho que cambiar.