La cultura libre y la cultura gratuita no son lo mismo, y ya he hablado alguna vez sobre el copyleft, pero ahora me interesa hablar de algo tan prosaico, como el dinero, porque la gratuidad es uno de los aspectos asociados frecuentemente a la lcultura libre. Una gratuidad, percibida con demasiada frecuencia en una parte de la población, como signo claro de falta de calidad. Todo ello producido por una propaganda social mediatizada por el culto al dinero.
La prostitución cultural es algo que conviene al poder, siempre ha sido así. Precisamente por eso los gobiernos promueven organizaciones que transformarán el culto a la cultura en culto a la fama y al dinero, porque eso produce riqueza y produce poder.
Se ha hablado mucho de la SGAE y todo lo que se diga de ella es poco. Creo que habría que hablar menos y actuar más. Personalmente creo que el inmenso poder de la SGAE viene desde una legitimación política que se salta las más elementales normas democráticas y la convierten en un poder fáctico (algo parecido a lo que hicieron con la iglesia concediendo un concordato que es un agravio comparativo para otras religiones).
Primero las hacen extremadamente poderosas gracias a una serie de concesiones anticonstitucionales y luego se excusan en que son demasiado poderosas para meterse con ellas. Les consienten lo que no se consiente a nadie más, porque creen que representan un bien necesario, pero estas instituciones que actúan al margen del control democrático tienen tal poder y tal avidez de poder y de dinero que resultan insaciables, nunca tienen bastante.
La ministra de cultura nos la han colocado ese colectivo de gente que vive chupando del bote y haciendo negocio a costa de la cultura, y que defienden que si algo no produce dinero no es cultura. Para ellos Internet es un desgraciado invento que seguramente usan todos los días porque lo necesitan, pero su hipocresía y su avaricia son superiores a todo.
Son unos intermediarios que no representan los autores sino solo a una minoría de ellos. No existe verdadera democracia interna ni existen mecanismo de control democrático sobre ellos. Ellos dictan sus propias normas e imponen sus tarifas en forma de canon a la ciudadanía usando para ello unos criterios absolutamente injustos viciados en su favor.
Gracias a estas instituciones y a las leyes obsoletas que regulan el negocio de los bienes culturales, el 98% del caudal cultural en España se pierde quedando en una situación de orfandad que impide que nadie pueda disfrutar de ellas ni siquiera aunque estuviera dispuesto a pagar por hacerlo. ¿Cabe un crimen cultural mayor que este?
Son leyes obsoletas y diseñadas exclusivamente a rentabilizar al máximo la producción de una reducida élite de autores que por razones variadas, (no necesariamente por su calidad), gozan de gran éxito comercial.
La calidad siempre es un factor decisivo en el éxito comercial, pero todos sabemos que la correspondencia no es total De la misma manera que algunos best sellers son un auténtico bodrio con un montón de pasta promocional detrás de ellos, hay gente que sin el menor respaldo logra ser descubierta directamente en Internet antes de que un solo editor o productor se fije en él. Esto en la música es más frecuente que en la literatura, pero el negocio musical mueve mucho dinero y que algo así esté pasando no les gusta a los que se creen imprescindibles para hacer llegar la cultura a los consumidores.
Me parece lícito y necesario orquestar un sistema que permita a los autores vivir de sus producciones creativas y es lógico que los autores buenos ganen más que los demás, también es lógico que la ley de la oferta y la demanda no alcance para satisfacer las necesidades de todos los autores, pero ¿tiene todo esto algo que ver con lo que estamos hablando?
Opino que el dinero y el poder establecido siempre han sido los mayores enemigos de la cultura. La cultura no se puede encorsetar, ni es admisible que el poder nos diga lo que es cultura y lo que no.
Estimado lector, espero que estés de acuerdo conmigo en un punto concreto; gratis y malo no son sinónimos, porque alguien que cree que lo gratis no vale nada, debería ser un poco menos cínico y no estar leyendo Blogs como este, ni usar cosas como la Wikipedia.
Será porque vengo del software libre donde este tipo de contribuciones altruistas son mejor valoradas. A mí me da lo mismo si es un programa de ordenador, una canción, una obra literaria, o una escultura de arena en la playa, si ha sido contribuida gratuitamente y la estás disfrutando junto a otras muchas obras gratuitas, no parece coherente que la infravalores, ese prejuicio en mi opinión tiene una componente importante de esnobismo.
La pedantería, la falta de humildad, la impertinencia, son defectos que muchos autores literarios han sabido vender como si fueran virtudes e incorporarlas como parte de su propia imagen. Me van a perdonar que yo no valore esas memeces en lo más mínimo. Mejor poco carácter que mucho carácter del malo, Puede que resulte muy comercial, pero si para tener éxito comercial hay que transformarse en un cretino, no me va a merecer la pena pasar por ello y hay mucha gente con auténtico talento que ha caído en esa forma de venderse. Ahora hay gente que cree que el talento, y eso que yo califiqué de memez, van indisolublemente unidas cuando generalmente no es así.
¿Se imaginan que para tener el éxito de Agatha Ruiz de la Prada tuviéramos que ser como ella? Una cursi con demasiadas pretensiones y escaso talento. Algunos de los que se autodenominan intelectuales solo son pseudo-intelectuales con aires de grandeza.
Yo creo que hay más subcultura en la pedantería, el narcisismo, la fatuidad, el esnobismo, y la afectación, que en la gratuidad, el altruismo, y la humildad, pero no todos opinan lo mismo y lo primero vende mucho.
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