Lo que he leído en el diario de Cádiz tiene miga y me permito desmigar aquí mis propias reflexiones ateas sobre este asunto.
Un párroco de 18 años puede permitirse ser coherente con su fe. Un jerarca no puede. El párroco de Santa Ana de Jerez, José Manuel Guzmán, en su ingenuidad idealista y con total fidelidad a su fe, se ha permitido decir:
«no soy partidario de que el Consistorio o el Estado participe en la construcción de los templos, porque creo que el dinero público debe estar dirigido a otros fines. Los fieles son los que deben sustentar la Iglesia».
Cualquier jerarca le diría que no tiene derecho a rechazar una importante cantidad de dinero llovido del cielo y por lo tanto bendecido por Dios. Si es dinero y llega a manos de la iglesia es porque Dios lo ha querido.
Así llegaron los tesoros de América manchados de sangre y que todavía hoy adornan los altares de importantes catedrales.
Si todos los curas fueran como este, no quedarían ateos beligerantes ya que cada uno sería libre de pensar y actuar como quisiera (y puede que tampoco quedaran muchos templos). Los ateos beligerantes pensamos que el Estado no puede usar el dinero de todos para beneficiar a un sector ideológico o religioso por muy mayoritario que sea. Este cura piensa lo mismo que yo en este punto:
«Siempre he sido partidario de la independencia entre la Iglesia y el Estado, y he intentado durante toda mi trayectoria que esa relación se minimice lo máximo posible. Creo que no hay que permitir la intromisión de lo civil en lo religioso, como tampoco quiere el Estado que la Iglesia se meta en su terreno».
Un pensamiento así en un religioso sólo puede salir de una persona que sinceramente cree en Dios y que Dios no necesita que se cometan actos impropios en su nombre, tales como asesinar a un papa que se quiso cargar la mafia vaticana, o encubrir crímenes de pederastia cometidos en el seno de La Iglesia y que afean la imagen de la misma, o en otros tiempos quemar a mujeres sospechosas de pactar con Satanás, y tantas otras barbaridades cometidas en nombre de un Dios omnipotente curiosamente necesitado de que sus representantes en La Tierra arreglen sus asuntos al más puro estilo mafioso.
Algo muy poco coherente, pero es que en la jerarquía de La Iglesia no existe coherencia alguna sino pura y simple hipocresía manipuladora, y un desmedido afán de poder que siempre fue consentido y amparado desde el Estado. Al Estado y a La Iglesia les gustan los ciudadanos manejables y nada mejor que organizar a los ciudadanos en mansos rebaños con una capacidad crítica bajo mínimos. Por eso Iglesia y Estado siempre se llevaron bien.
¿De verdad cree alguien que este párroco José Manuel Guzmán, va a escalar posiciones en la jerarquía eclesiástica diciendo esas cosas tan sensatas que dice?
A este admirable párroco le digo, polvo eres y en polvo te convertirás, pero gracias por ser mínimamente coherente con tus ideas sean las que sean. Gracias por no ser rebaño en el peor sentido de la palabra. Gracias por usar tus propias neuronas para pensar aunque no pensemos igual. Gracias por no permitir que una sotana coarte tu libre pensamiento ni tu libre albedrío.
Gespmar
No, no va a escalar ningún escalon en la Iglesia ya que dejó el sacerdocio se echó novio y ahora se a convertido al judaismo…