Deseo aprovechar para felicitar a Enrique Dans, por los diez años que ha cumplido recientemente su blog, y por el reconocimiento personal que lleva disfrutando merecidamente desde hace también bastante tiempo. Acabo de leer en su Blog una de esas noticias que hacen latir mis sienes y engrosar las venas de mi cuello.
El timo 301, mi columna de esta semana en Expansión
Si los Estados Unidos pretendiesen sancionar a todos los países de la lista, se autoexcluirían del comercio internacional. “Amenazar” a países como Canadá, Finlandia, Noruega, Chile, Israel, Italia o muchos otros que no han sido jamás sancionados tras años en esa lista es fútil. Amenazar a una China a la que los Estados Unidos no podrían sancionar ni aunque quisieran es estúpido.
Estoy calmado, muy calmado… Bueno estoy lo suficientemente calmado como para intentar redactar un artículo de opinión medianamente controlado.
En efecto, tales amenazas desde Holliwood, pueden parecer estúpidas atendiendo al nulo resultado positivo para la industria que tendrían en caso de ser llevadas a término. Enrique lo explica muy bien, pero yo creo que no podemos olvidar que lo que buscan en realidad no es eso que dicen buscar. En mi humilde opinión, lo que buscan es continuar causando daño. Es así de crudo y de simple.
En 2006, el índice de penetración de la banda ancha en España estaba a la par con la media europea. Entonces se situaba en torno al 30%, pero nos hemos ido quedando atrás con respecto a países de nuestro entorno. La media europea en 2012 pasó a ser del 72% (Francia con un 77% y Alemania un 82%), pero España se quedó en un mísero 67%. La Comisión Europea, estimó que cada 10 puntos porcentuales de aumento en la cuota de banda ancha, se podía generar un aumento cercano al punto y medio del PIB, y mejorar la competitividad en la misma proporción.
No son datos exactos, pero perjudicar el desarrollo de Internet y a nuestra banda ancha ha causado un daño social y económico incomparablemente mayor que aquellos supuestos beneficios que tales medidas han producido en esa industria pija, obsoleta, elitista, casposa y parásita dirigida desde Hollywood. Perdón, continuo calmado, muy calmado…
Me gustaría que alguien se atreviera a evaluar el coste social y económico que están provocando en nuestro maltrecho país estas actitudes, que entre otras cosas, la han condenado a un ostracismo en la banda ancha. Sin duda nuestro problema económico mayor fue el ladrillo, pero esa no fue la causa primera. Las causas originales están situadas en el desarrollo de los diferentes lobbies y en la corrupción que estos han propiciado para atropellar los intereses ciudadanos.
Un país pionero en movimientos sociales a favor del software libre como España, podría haberse beneficiado mucho de una ADSL veloz y barata. Se podría haber optado por intentar compensar el agujero del ladrillo con un crecimiento en I+D, pero esa oportunidad también nos la robaron. La gente valiosa se va fuera y con un poco de suerte, quizás vuelvan dentro de muchos años…, porque la tortilla de patata y el jamón serrano, tira lo suyo. Somos un país atractivo para el turismo, pero ¿no podríamos ser algo más?
Se ha orientado la economía de nuestro país a competir ofreciendo mano de obra barata, mientras los lobbies se han dedicado a acumular poder financiero.
Este lobby del copyright es peligroso porque ha crecido bajo la bendición del boom de los mercados discográficos y de las salas de cine. Fue un chollazo que duró décadas, pero fue una circunstancia eventual alimentada por la comercialización de distribuciones de obras sujetas a copyright que hoy en día no necesitan tanto intermediario. Saben que ese nivel de éxito comercial de aquella industria jamás volverá como jamás volverá el éxito de las enciclopedias en papel. En lugar de esforzarse en buscar alternativas, se diría que ya no aspiran a otra cosa que morir matando, o en su defecto haciendo mucho daño. Esa es una forma de precipitar su propio final.
Yo no vi la gala de los Goya, me repugna esa ceremonia. Tienen que celebrarla en privado encerrándose todos ellos para protegerse…, de qué ¿del exceso de cariño del público? ¿Será eso lo que les hace decir tantas tonterías en esas galas?
Un país impotente ante aquello que le asquea, no es democrático y no tiene futuro. Prefiero pensar que sí cambiará y lo hará para desgracia de unos cuantos. A esta gente les digo: ¡Danzad danzad malditos! Disfrutad de vuestro omnímodo poder antes de que lleguen los cambios que la mayoría de vosotros no soportaréis.
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