Es una vergüenza que por segunda vez Bruselas tenga que defendernos de los excesos de nuestros políticos dispuestos a cargarse nuestros más elementales derechos por puro afán de lucro.

Véase: Bruselas advierte que sancionará a las operadoras que no respeten la neutralidad de la red
Ayer la Comisión del Mercado de las Telecomunicaciones organizó el III Encuentro Internacional, «Redes de telecomunicaciones para una nueva era digital». El vicepresidente de la Comisión Europea y Comisario de Competencia, Joaquín Almunia, lo inauguró y aprovechó un escenario tan especial, para ser así de contundente: «Un operador no respeta la neutralidad de la red cuando bloquea, ralentiza u ofrece un tratamiento preferencial a ciertos contenidos (…) No les quepa duda de que la Comisión Europea intervendrá para sancionar prácticas restrictivas que creen barreras de entrada a los nuevos mercados de servicios digitales». Hay que recordar, además, que la Comisión se ha planteado como meta que el acceso a Internet a 30 megas sea universal en 2020 y que el 50% de los hogares tengan velocidades superiores a 100 megas.

Todo esto ocurre cuando aún está reciente el indignante espectáculo que nos dedicaron algunos políticuchos desde sus escaños en el senado, haciendo gala del más absoluto desprecio de lo que puede calificarse de auténtico clamor, y no ruido, de la ciudadanía, en reivindicación de sus más elementales derechos.

Véase: Hora de sacar la basura, mi columna en Expansión
Mi columna de esta semana en Expansión se titula “Hora de sacar la basura“, y alude al bochornoso espectáculo vivido en directo en el Senado, cuando una serie de grupos parlamentarios decidieron que era perfectamente aceptable insultar a los ciudadanos que los elegimos y que pagamos sus sueldos diciendo que éramos ni más ni menos que un “factor externo que degrada la imagen y el trabajo de esta cámara“. No solo no tienen el menor empacho en pensarlo, sino que además ¡¡lo dicen sin despeinarse y lo hacen constar en el diario de sesiones!! Alucinante el concepto de “democracia” que pueden llegar a tener quienes creen que pueden reunirse y comer todas las veces que quieran con todo tipo de “lobbys feroces”, pero les molesta que los ciudadanos “hagamos ruido” y expresemos nuestras inquietudes. El ciudadano, a votar y a callar.

Me queda muy claro para qué entró esa gente en política, lo que no me queda nada claro es para qué votamos los demás a toda esa gente. En especial a los dos partidos mayoritarios PP y PSOE que se están instalados en la sordera más absoluta para hacer lo que les da la gana. Nos mienten, nos engañan, nos roban, y cuando reclamamos algo dicen que no hagamos ruido. Lo siguiente que nos pedirán, es que les votemos.

Para ello pintarán al rival como si fuera un temible monstruo muy distinto de ellos, pero ambos son los mismos perros con distintos collares.

Hay partidos que nunca han pillado cacho y que en mi humilde opinión es difícil que empiecen haciéndolo peor que estos dos. En cualquier caso, queda la opción de votar en blanco, que siempre será mucho mejor que dar el voto a cualquiera de los dos partidos mayoritarios. Estos, deberían pasar a la historia, como sucedió con UCD que se hundió por mucho menos de lo que ellos están haciendo.

Si surgieran un nuevo partido en el poder quizás con el tiempo se pudra igual que estos, pero nadie parece tener esa curiosidad y seguimos votando a los mismo partidos podridos de siempre. No me parece muy democrático. Bruselas no está para sacarnos las castañas del fuego. Se supone que en una democracia los ciudadanos somos algo más que ruido para los políticos, y eso depende de lo que hagamos en las urnas.