Ayer la selección Española ganó 1-0 a Portugal, los numerosos y excelentes jugadores catalanes vienen haciendo un papel memorable en el mundial. Los jugadores catalanes viajaron con pasaporte español, DNI español, y juegan representando a España. Es sólo un ejemplo, yo me temo que Cataluña sólo es una nación dentro de Cataluña.
Lo que a mí me gustaría: A mí me da igual que Cataluña se independice si eso se confirmara que es lo que todos los catalanes quieren, pero me temo que la cosa no es tan simple y hay mucha distorsión política por culpa de personajillos ambiciosos de poder. Yo no pretendo cambiar las cosas ni decir a los catalanes lo que tienen que hacer, pero o están dentro de España y se muestran mínimamente solidarios, o están fuera con todas las consecuencias, porque todos queremos la mitad de la vaca que da leche y ninguno quiere la mitad de la vaca que come. Tonterías las justas, los demás no vamos a decir a todo que sí por muy ofendidos que se muestren algunos bobos que lo único que pueden conseguir es complicarlo todo. La intoxicación sobre la realidad catalana a mí me parece evidente, pero para evitar la manipulación, y respetar los derechos de todos los implicados, está el marco legal que no es otro que la constitución. Si no gusta puede cambiarse si se estima necesario, pero eso lo tenemos que hacer entre todos porque fue ratificada por todos. Nadie les obligó a firmar, y tampoco veo yo motivo de tanta queja tal y como les ha ido la cosa, pero ellos sabrán. El fallo del TC sobre El Estatut: Lo que acaba de hacer el TC diciendo que el párrafo donde se menciona nación (nada menos que en el preámbulo del estatuto) no tiene efectos jurídicos, no deja de ser un tibio consuelo para los que pretendieron bastante más que eso, porque en la constitución el término nación sí tiene valor jurídico y en El Estatut no. El atasco del constitucional se ha solventado cambiando unas pocas cosas, pero han sido las que estaban en el núcleo duro independentista, que afectaban al término nación, al uso preferente del catalán como idioma, y a lo que afecta a las partidas económicas y a la relación con el poder judicial. La tontería de comparar el número de artículos modificados y los que no, o la de comparar cuantas palabras se han cambiado creo que no merece ni siquiera un comentario. Todo el mundo sabe que para cambiar el sentido total de un texto, basta con poner o quitar una palabrita de nada. En la RAE existen varias interpretaciones del término nación. Una de ellas dice: Conjunto de personas de un mismo origen y que generalmente hablan un mismo idioma y tienen una tradición común. Pero las palabras tienen un sentido u otro en un contexto determinado y en el texto de El Estatut no se referían a eso, y por esa razón yo creo que sobraba. No lo han quitado pero desactivan su uso jurídico. Una cobardía en toda regla que intenta contentar a todos y consigue lo contrario. El Alto Tribunal se ha dejado coaccionar, creo que le ha faltado contundencia, se ha limitado a remarcar hasta en ocho ocasiones “la indivisible unidad de España” para intentar desactivar el significado de nación sin suprimirlo. Prácticamente cualquier cosa que dictaminara el TC habría tenido graves consecuencias en un sentido o en otro, pero por lo menos los que no tenemos nada que ver con las aventuras de tanto idiota del mundo de la política hemos conservado algo de lo que es nuestro, porque de haber aceptado el TC el término nación con el valor jurídico pretendido se habrían cargado la constitución. Estos jueces cobardes que han esperado 4 años a que Zapatero perdiera fuerza para atreverse a hacer lo que tenían que hacer (pero a medias), tienen mucha culpa de su propio descrédito por cobardes. La indecencia política: Ni el PP ni el PSOE, ni el PSC, ni CiU, ni ERC, ni ningún otro partido debería hablar de perdedores ni ganadores por esta sentencia. No soy del PP, pero este presentó una moción que sólo defendía la legalidad constitucional cosa que deberían haber hecho todos los partidos. La aplicación de El Estatut antes del pronunciamiento del alto tribunal se hizo para presionarles y la presión funcionó. Han tardado casi cuatro años después de admitir a trámite el recurso del PP al Estatuto de Cataluña en dictaminar lo que es legal y lo que no. Ahora hay que modificar no sólo El Estatut sino un montón de leyes y normativas que se dictaron y aplicaron a su amparo. Han creado su propia agencia tributaria pero queda claro que les han cortado las alas. La pataleta del señor Montilla es lógica porque el estatuto sale tocado en puntos muy sensibles. Ya veremos, pero creo que la jugada a los catalanes y a Zapatero les ha salido mal y por el camino han dañado a nuestras instituciones. Los partidos políticos están cometiendo demasiados errores y la falta de espíritu crítico de los ciudadanos que se casan con unas ideas, pone en bandeja de plata su permanencia en el poder y no ayudan a resolver los problemas. Tanto el PP como el PSOE coinciden en muchas más cosas de las que ellos admiten. Ambos se han instalado en el bipartidismo gracias a una ley electoral profundamente antidemocrática que apenas da opciones a otros partidos de ámbito nacional y que además ha permitido que una región, Cataluña, ponga al borde del colapso político a toda la nación. Todo ello ha conducido a que gran parte la política de toda la nación se dicte desde las autonomías que muestran un interés que tiene poco que ver con los interés generales de los españoles. Los españoles no somos iguales porque el desarrollo autonómico con la transferencia (cesión) de competencias a distintas autonomías ha terminado provocando muchos desequilibrios, por ejemplo hace que los funcionarios del estado cobren distintos sueldos en las distintas comunidades autónomas. En otras palabras, esto viene torciéndose desde hace muchos años y si alguien cree que hacer más concesiones de competencias a las autonomías nos acerca a un estado más equilibrado se equivoca porque los agravios comparativos de tipo legal, fiscal, y administrativo entre las distintas autonomias son cada vez mayores. Lo primero que habría que modificar es la ley electoral para que responda a los intereses mayoritarios de los ciudadanos en lugar de responder a los intereses minoritarios de algunas autonomías. España no se ha roto pero el daño que ha hecho todo esto de El Estatut a nuestras instituciones es considerable y el principal culpable es el valiente de Zapatero que impuso empezar de cero su propio modelo patrio dejando al margen de esas decisiones a la mayoría de sus ciudadanos porque son pocos los españoles que veían con buenos ojos tanto experimento político, y ahora lo ven menos aún. Yo vengo diciendo que ni el PP ni el PSOE merecen un solo voto porque han permitido la deriva de los intereses nacionales a otro tipo de intereses. Nuestra crisis económica también tiene que ver con esto porque el gasto de la administración desde tiempos de Adolfo Suarez hasta ahora se ha multiplicado por 600. España da de comer a demasiado parásito político que sólo sirve para generar gastos innecesarios y no es más que el resultado de los favores que se hacen unos a otros para mantenerse en el poder. El que tenga vértigo de saltar al vacío confiando en un partido desconocido debería pensar en el cebollazo que nos hemos pegado a costa de estos dos impresentables partidos. Yo el próximo cebollazo prefiero recibirlo de otro partido diferente porque lo mismo resulta más flojito. Estoy muy cansado del PP y del PSOE.
Observador subjetivo
Os invito a leer esta reflexión sobre el tema del estatut:
http://observadorsubjetivo.blogspot.com/2010/06/y-quien-demonios-le-importa-el-estatut.html
Alvaro
Yo haría una pregunta a los independentistas catalanes, a ver que me contestarían. En un mundo idiológico independentista catalán, donde Cataluña es un país ya independiente de España, como Francia, o Alemania, y con todas sus consecuencias, imaginémosnos también que una provincia de Cataluña (pj, Lérida) termina harta y cansada (sus ciudadanos) de que todas las recaudaciones e inversiones se ejecuten en la provincia de Barcelona (capital) y se abandone las necesidades de la provincia de Lérida. Y los ciudadanos, ya hartos, deciden ejercer su derecho libre de solicitar la independencia de Lérida de Cataluña. Imagínense el panorama. Mi pregunta a los independistas sería la siguiente: ¿Les darían la independencia y su libre elección de ser un país independiente de Cataluña, de España y ser un país soberano con su régimen independiente a la provincia de Lérida? Si me contestan que si, les diré que los independentistas son unos desfragmentadores, destructores de la sociedad y de la convivencia ciudadana. Y si me contestan que no, les diré que se apliquen el cuento en la realidad en la que vivimos y, por lo tanto, España no les tendría que dar independencia absoluta.
Por lo tanto, el independentismo es un movimiento falso y destructor.
P.D.: Aplíquese también al País Vasco.
admin
Álvaro, el independentismo puede ser algo perfectamente justificado. El Tibet fue invadido violentamente por China y china continua ejerciendo la violencia y estrategias de dominación dura contra los tibetanos.
Lo que ocurre es que el independentismo es una mercancía electoral muy efectiva y se abusa de ella. El argumento linguístico o histórico suele usarse para justificar una identidad nacional propia. Este es el caso del independentismo puertorriqueño, catalán, vasco, asturiano, gallego, aragonés, corso, siciliano, sardo, bretón , valenciano, flamenco, y kurdo. Estos últimos sufrieron en sus carnes persecuciones genocidas de Sadam Huseín. Mucha gente cree que el independentismo sale gratis y no se da cuenta del peligro de alentar a movimientos violentos que en algunos casos han alcanzado importantes cotas de poder. Una diferencia cultural, linguística o histórica no me parece razón suficiente dados los peligros que conlleva. Si hay poderosas razones económicas o de convivencia, entonces puede que sí esté justificado. En nuestro caso, el problema es que Cataluña no es una víctima económica del gobierno central español. Es más bien lo contrario. Cataluña está demostrando su falta de solidaridad con el resto de España. Económicamente saldríamos ganando si se independizaran de nosotros, pero hay muchos catalanes que no les interesa el independentismo.
LAYRET
Yo, sinceramente creo que las cosas son más simples. La mayoría de los catalanes no somos independentistas, pero nos preocupa que nuestra cultura e idioma propios desaparezcan absorvidas por la lengua hablada mayoritariamente en España -como le pude preocupar a puertoriqueño que el castellano desparezca en favor del inglés-. Existen soluciones en el mundo que no questionan la integridad de sus Estados: Canadá, en concreto el Québec y sin tan lejos Suiza y el respeto secular por sus cuatro idiomas.
Además, el grado de autonomia o autogobierno de cada comunidad,toda vez que los casos de Euzkadi y Navarra son absolutamente únicos y asimétricos en toda Europa, siempre serán ejemplos -buenos o malos- a seguir por cualquier otra nacionalidad o nación (en realidad me da lo mismo, porqué es lo mismo). Así son las cosas nos gusten o no. ¿os que solo puede existir y ser admitida una única versión de España. Yo que siempre he sido federalista, al final tendré que dar la razón a aquellos que dicen que los únicos federalistas son los catalanes, desde Pi i Margall a infinidad de otros pensadores o poetas como Salvador Espriu?
Respecto al Tribunal Constitucional, como exrepresaliado por la dictadura, si le digo la verdad no me complace expresamente recordar a algunos de ellos como miembros del TOP. Sin mencionar el grave error jurídico cometido por el legislativo de no poder someter préviamente un nroam o ley al TC y no a posteriori, especialmente si ese posteriori lo es después de qué haya sido votado en referendum.
Atte,
admin
El nacionalismo sí me parece lógico. El patrimonio cultural, artístico y linguístico es algo a defender. Se pueden hacer muchas cosas y el estado central debería apoyar iniciativas en defensa de estos intereses, pero hay que respetar los derechos de todos y buscar un marco estable para la convivencia pacífica por encima de cualquier otra consideración. El independentismo es una ruptura que provoca daños importantes y que no son fáciles de prevenir. Es una forma de radicalismo que favorece la aparición de grupos violentos.
Un saludo.