Imágenes de desenfrenada alegría juvenil y alabanzas inundan los noticiarios estos días.

Que yo como ateo no entienda ciertas cosas del catolicismo es normal, pero me pregunto si alguien realmente las entiende, o por el contrario, simplemente nadie las cuestiona. Por anticipado pido disculpas por la insolencia de algunas preguntas que iré formulando.

Pese a la demostración de multitudinario júbilo del evento en ciernes, yo ni lo entiendo, ni me gusta porque, con perdón, lo veo todo muy absurdo y muy artificial.

Me parece una celebración con motivo de la propia celebración. Es una exhibición muscular del poder católico, sirviéndose en esta ocasión de los jóvenes, que son en su mayor parte adolescentes.

Qué estas jornadas son algo grande, ya se ve. Son algo grande y muy caro.

Nadie lo puede negar La Iglesia tiene su atractivo, es algo muy grande, muy especial, y muy poderoso, que arrastra a mucha gente, pero ¿adónde? ¿Hay algo de verdad en sus proclamas? ¿Es la verdad una cuestión menor?

Estamos viviendo en España la convocatoria de las Jornadas Mundiales de la Juventud, pero estas no representan a toda la juventud (falta una ‘C’ católica para las siglas correctas JMJC), y lo que es peor, tampoco representan a todos los jóvenes católicos.

Los cristianos de base critican el boato de la JMJ
Los creyentes que se sienten excluidos de la jornada reclaman una iglesia más tolerante «en la JMJ se está promocionando una determinada forma de ser católico que excluye a muchos». Gays, divorciados, parejas de hecho, votantes de la izquierda «Me siento tratado como adversario o enemigo a batir, cuando no lo soy. Yo me siento igual de cristiano que los que acompañarán al papa»

Un paraíso particular en la tierra:

Castelgandolfo.

Castelgandolfo.

La fe ciega, la obediencia ciega, y la confianza ciega de los fieles, explican el estilo de vida del papa. ¿Hay alguna virtud real en todo esto?

El papa ha estado preparando su viaje a España (de 50 millones de euros) descansando en su fastuosa residencia veraniega de Castelgandolfo (un palacio colosal), mientras en Somalia se mueren de hambre.

El Palacio de Castelgandolfo es la residencia veraniega del Papa. Está situada en el municipio Castel Gandolfo, cerca de Roma, posee derechos de extraterritorialidad, y es administrado por el Estado de la Ciudad del Vaticano. El complejo contiene el Observatorio Vaticano, que cuenta con un telescopio en la azotea para servir de entretenimiento al papa. En manos de un papa no deja de ser un juguetito caro.

Desde los balcones del palacio se observa el lago Albano, y en sus terrenos que alcanzan unas 55 hectáreas (550.000 m2) se encuentran los renombrados jardines papales. Es una residencia ostentosa, y carísima de mantener (basta ver el jardín). Puro despilfarro.

El Papa prepara en Castelgandolfo los discursos de la JMJ

Viaje de vacaciones del papa a sus fastuosos jardines en Castelgandolfo.

La coherencia con las ideas:
La Iglesia tiene que ser muy grande para poder impartir desde sus altas jeraquías, unas ideas que son burdas falacias incoherentes con los propios actos del día a día que caracterizan a esta hipócrita pandilla de administradores de la fe.

Estos ministros de Dios, viven en calidad de usufructuarios, haciendo ostentación de sus posesiones materiales que son el fruto de siglos de explotación. Y lo hacen sin disimulo como si tal cosa fuera compatible con lo que predican.
La iglesia promueve entre los jóvenes una serie de clichés tales como: la austeridad, la privación de los placeres de la carne, el sacrificio, la obediencia, la sumisión a la voluntad de Dios … y otra serie de cualidades que desde luego este papa encubridor de cientos de casos de pederastia, parece no conocer. ¿La ceguera en la fe no debería tener un límite razonable?

Yo me pregunto cuantos jóvenes que se dicen creyentes, lo son de verdad, y me refiero a ser creyente practicante con todas sus consecuencias.

¿Cómo se ven los jóvenes católicos? El vídeo Amo a Laura, es una parodia que ilustra la falacia de la imagen promovida por la Santa Sede.

Mi opinión sobre los jóvenes católicos:
La imagen del joven que promueve La Iglesia, me parece pura ficción. Con independencia de que se declaren creyentes, ya pocos jóvenes creen realmente las pamplinas crueles y retrógradas impartidas desde la supuesta infalibilidad del papa.

Por lo tanto, lo que abunda entre los jóvenes creyentes, son mansos corderitos (lo digo sin ánimo de ofender) haciendo todos juntos ese paripé, de contagiosa felicidad por la pertenencia masiva al grandioso rebaño católico, sin duda muy especial y poderoso.

Deberían darse cuenta de lo despiadada que es en realidad La Iglesia en sus altas esferas. Todas las buenas acciones de La Iglesia son encargadas a los obedientes y leales cristianos de base, que son convenientemente aleccionados desde su más tierna infancia en esos valores de austeridad, privación de los placeres de la carne, sacrificio, y obediencia. Todo muy útil para la Santa Sede y al estado.

Hay que dar gracias a que esos jóvenes no fueran educados para autoinmolarse. Sabemos por lo que ocurre en sociedades aún más fanatizadas, que incluso eso puede ser conseguido si se actúa en las mentes infantiles desde muy temprana edad. Lo que quiero decir es, con la educación recibida ¿Son realmente libres?

Yo los veo como un producto. De vez en cuando algún producto cae de la cadena de producción y se convierte en libre pensador ateo porque basta mirar a la realidad tal cual es. ¿Mira algún creyente lo que hacen sus líderes religiosos?

Es muy obvio que las altas jerarquías acumulan riquezas, y propiedades costosas de mantener (y no me refiero sólo a Castelgandolfo, sino a todas esas catedrales y fastuosas basílicas, tesoros varios, universidades pontificias, etc).

La construcción de todos esos templos tan bonitos, costaron mucho dinero, y su mantenimiento continua siendo carísimo, pero ¿era eso lo que quería Jesús?

Yo, que de joven leí la biblia varias veces por imperativos académicos, me pregunto ¿Dónde estaría Jesús hoy en día? ¿En el Vaticano? ¿En Castelgandolfo? ¿En Madrid?

Yo creo que Jesús hoy estaría en Somalia que es donde debería estar el papa, pero allí no va, porque no podría conseguir un euro en subvenciones y patrocinios de aquella gente hundida en la miseria, y quedaría todo muy deslucido. No es la imagen que busca. Las necesidades de esa gente que muere de hambre no parecen ser una prioridad.

Los jóvenes deberían preguntarse a quién sirven cuando vienen a España a las JMJ gastando sus ahorros en esta gran fiesta. ¿Sirven a Dios realmente?

Muchos cristianos inteligentes, que los hay, ya se lo han preguntado mirando el drama en el olvidado cuerno de África, y han preferido hacer un uso más cristiano de sus ahorros.

Más de 29.000 niños muertos en Somalia en apenas tres meses

Puro marketing:
Yo me temo que lo que atrae a la juventud es el propio despilfarro festivo y la espectacularidad y grandiosidad del propio evento, diseñado como una operación de marketing Iglesia-Estado.

He localizado una producción audiovisual que no tiene pinta de ser barata y que hace propaganda del evento. Seguro que a los JMJ les encanta este vídeo. Lo he visto en Youtube. Está dividido en dos partes por su duración. Se hace énfasis en la grandiosidad del evento. (Costosísima demostración de músculo de La Iglesia). No sé quien lo ha producido. El vídeo aparece cortado justo al final y curiosamente los créditos no aparecen.

Si el vídeo lo pagó La Iglesia sería otro despilfarro más, si lo pagó el estado español es pura propaganda católica realizada desde el estado, y si es un patrocinio no aparecer ni en los créditos resulta un absurdo.  ¿Es un vídeo de propaganda católica y no lo firma nadie? Espero que alguien me lo aclare porque parece que cortaron el final.

En cualquier caso es un eficaz vídeo de propaganda que ilustra lo que realmente importa a estos jóvenes. La demostración de fuerza del catolicismo, el aspecto festivo y mediático y la carísima grandiosidad del evento. Un triunfalismo que no engaña a nadie.

Qué esconde tanto marketing triunfalista?
Las ordenaciones como sacerdotes y monjas cada vez son menos, y eso es porque para ello hay que pensárselo mucho, pero para ir a una fiesta sólo hace falta ganas de juerga. Esa es la cruda realidad.

Estas fiestas son la negación histérica y multitudinaria de la evidente crisis de fe en el seno de La Iglesia. Ya no saben cómo evangelizar contra lo que el papa llamó laicismo agresivo, y recurren a esto.