Fantasía y ciencia-ficción, son dos términos antagónicos que se confunden continuamente. La delimitación entre ambas categorías es un tema muy delicado. Se ha hablado hasta la saciedad de ello y no siempre con demasiado acierto.Lo normal es que entre dos términos antagónicos exista una fina zona fronteriza intermedia donde las cosas pueden no estar claras a la hora de clasificar algo en una categoría u otra. Por ejemplo, para el reino animal y el reino vegetal se da el caso extraño de un organismo unicelular, la Euglena, que es un protozoo flagelado con un pigmento fotosintético, por lo tanto, diríamos que es un vegetal, pero en ausencia de luz, pierde el flagelo y el pigmento y se comporta como una ameba depredadora, es decir, como un animal. El problema con la clasificación de una obra en fantástica o de ciencia-ficción es que la zona fronteriza no es una fina linde constituida por la excepcionalidad de unas pocas obras ambiguas. La ambigüedad afecta a gran parte de las obras consideradas de ciencia-ficción. Existe en mi opinión un problema de percepción y de subjetividad a la hora de clasificar las obras de ciencia-ficción como tales o no. Para entenderlo mejor, empecemos por consultar algunas definiciones.
En la Wikipedia comprobamos en su definición de cine fantástico lo siguiente:
En teoría el cine fantástico corresponde a películas con temas de fantasía, los cuales suelen incluir magia, mundos de fantasía exótica, o hechos, personajes o criaturas absolutamente irreales que de ningún modo pertenecen a la realidad conocida de nuestro mundo, en contraste con el cine de ciencia-ficción o el cine de terror, que tienen o pueden tener una base realista o científica. Aunque en ocasiones también se utiliza el término «fantástico» en su sentido más amplio para referirse a toda esta clase de cine en general.
He subrayado la frase crítica. Ya tenemos aquí el reconocimiento del problema que mencionaba antes. Por otra parte, la misma Wikipedia en su definición de ciencia-ficción dice lo siguiente:
La ciencia-ficción (también fue conocida en su origen como literatura de anticipación) es la denominación popular con que se conoce a uno de los géneros derivados de la literatura de ficción (junto con la literatura fantástica y la narrativa de terror). Nacida como subgénero literario distinguido en la década de 1920 …
Guillem Sánchez y Eduardo Gallego nos ofrece un excelente artículo titulado ¿Qué es la ciencia-ficción?
De este sensacional artículo voy a destacar un cuadro donde se clasifican los géneros literarios de ciencia-ficción o de fantasía.
Momento en el que transcurre la trama | ||||
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Pasado | Presente | Futuro | ||
Planteamiento | No hay especulación | Literatura histórica | Literatura empírica | Este es un caso imposible |
Especulación racional | ciencia-ficción, ucronía | ciencia-ficción | ciencia-ficción | |
Magia | Fantasía | Fantasía | Fantasía |
Lo primero que llama la atención en esta tabla es que la ciencia-ficción y la fantasía son géneros que únicamente dependen del planteamiento, y según que este se realice basado en la especulación racional o en la magia, lo clasificaremos como ciencia-ficción o como fantasía. Ucronia es una novela histórica alternativa a la real pero no deja de ser una variante de la ciencia-ficción.
Las conclusiones que podemos sacar de esta tabla son varias: No solo la ciencia-ficción esta ligada a la especulación racional y la fantasía está ligada a la magia, sino que la ciencia-ficción está reñida con la magia, y la fantasía está reñida con la especulación racional. Si analizamos esto desde un punto de vista lógico concluiremos necesariamente que la ciencia-ficción y la fantasía son completamente antagónicas, lo cual en la practica parece que no siempre está demasiado claro para todo el mundo. La pregunta clave es ¿de dónde viene esa confusión tan dañina para el género de ciencia-ficción? Cuando el género de ciencia-ficción se confunde con la fantasía pierde toda su razón de ser, y esto parece que ocurre continuamente y de manera inevitable.
Por ejemplo cuando alguien se refiere a Star Wars como ciencia-ficción, dan ganas de preguntar, ¿también consideras ciencia-ficción al señor de los anillos? Para mí son obras maestras, pero con esta facilidad para confundir los géneros literarios no es extraño que la ciencia-ficción se califique como subgénero tipo cajón de sastre donde cabe cualquier cosa.
La razón de ello es muy clara, lo que para unos es especulación racional, para otros es pura y simple magia. Para mí es evidente que un científico percibirá cosas muy distintas en una historia de ciencia-ficción que una persona sin conocimientos científicos. Por lo tanto, existe un fenómeno subjetivo de percepción y eso no solo se limita al nivel cultural o de conocimientos técnicos y científicos del lector de una novela o del espectador de una película. Existe un contexto en el cual la historia puede ser considerada mágica, especulación racional, o incluso meramente documental histórico.
Tomemos por ejemplo la película Apolo 13. Evidentemente, hablamos de una película basada en una historia real. Por lo tanto no hay especulación, pero si esa historia se hubiera escrito en 1950 diez años antes del comienzo de las misiones espaciales Apolo, lo habríamos considerado ciencia-ficción dura, y si la historia de apolo13 se hubiera escrito en 1880, año en el cual le fue concedida a T.A. Edison la patente de la lámpara de incandescencia (bombilla), la historia de ese viaje espacial y sus vicisitudes habría sido considerada fantástica, mágica y puede que hasta tonta y absurda.
El cómic de Tintín ‘Objetivo: La Luna’ hizo gala de un guión perfectamente documentado en la posibilidad de los viajes espaciales. se escribió en 1950 19 años antes de la llegada del hombre a la Luna. Fue un cómic de ciencia-ficción dura, salpicado de detalles de humor. Es evidente que un niño no podría apreciar ciertos detalles de ese cómic que en aquel momento maravillaron a algunos adultos con preparación científica o técnica, y que leyeron ese cómic con gran admiración.
Desde la perspectiva actual es difícil ver el cómic de Tintín como obra de ciencia-ficción dura, y no digamos de las obras de Julio Verne. De estas obras los aciertos de anticipación nos parecen cosas obvias superadas por la realidad mientras que otras nos parecen aventuras fantásticas y mágicas. Han perdido su valor de predicción y su valor de ciencia-ficción tienen ahora la connotación nostálgica de reconocimiento a un gran genio de la ciencia-ficción ya que es justamente considerado junto a H. G. Wells uno de los padres de la ciencia-ficción.
Ahora los temas sujetos a controversia científica de anticipación son otros. La existencia de seres alienígenas inteligentes es una de las hipótesis claramente aceptable para la ciencia-ficción. La ciencia acepta el principio de mediocridad según el cual ni nuestro planeta, ni la vida, ni nuestra especie, ni nada que nos resulte familiar debería ser considerado algo demasiado especial y único en el universo, dado que este es enorme y nosotros conocemos una mínima porción del mismo. Aceptado este principio, al escritor de ciencia-ficción se le plantea un duro problema. ¿Cómo serán los seres extraterrestres y cómo sera su tecnología?
Cuando intentamos ir demasiado lejos tropezamos con planteamientos que aunque intentemos racionalizarlos con rigor pueden confundirse fácilmente con la magia. Pese a ello, yo haría una distinción. En una historia de ciencia-ficción se intenta racionalizar todo, y en una historia fantástica no se intenta racionalizar nada. Esa intención en el tratamiento de la obra se traduce en una forma de narrar que resulta fundamental a la hora de distinguir lo que es ciencia-ficción y lo que no y que no todo el mundo está preparado para apreciar.
Por ejemplo cuando un almirante de la flota espacial dice algo del tipo, «estamos siendo desviados por la fuerza gravitatoria de un agujero negro» a ojos de un profano podría sonar parecido «a estamos siendo arrastrados por la fuerza de marea cuántica de una tormenta electrostática positrónica». Puede que esto último suene más emocionante, pero no es ciencia-ficción y son este tipo de cosas las que desacreditan el género como un género serio y valioso.
Las cosas no son ni blancas ni negras, y tendremos historias de ciencia-ficción con pinceladas de fantasía, e historias de fantasía con pinceladas de ciencia-ficción, y todo ello con límites muy subjetivos.
En mi humilde opinión, es precisamente la incompetencia científica y tecnológica propio del mundo de la literatura, la responsable de colocar a la ciencia-ficción en la categoría de subgénero y de creer que todo lo que tiene que ver con el terror, con el espacio, con los monstruos, con los saltos en el tiempo, con los robots, con los cataclismos planetarios, con los fenómenos extraños, con los extraterrestres, etc. es todo ciencia-ficción. La gente de letras tiene demasiada tendencia a interpretar toda la ciencia-ficción como magia y se pierden lo mejor. Lo del Apolo 13, es histórico, pero a muchos literatos ese tipo de historias tampoco les interesan demasiado porque bastante tienen con pelearse con el ordenador, y con el reproductor grabador de vídeo como para intentar comprender cierto tipo de problemas que se plantean en la película Apolo 13. La ciencia y la tecnología es una parte de la cultura que requiere una cierta formación técnica para entenderla y apreciarla.
Prescindiendo totalmente de la ficción, a mí la historia de la ciencia me parece fascinante. Sus protagonistas, como: T.A. Edison, Pasteur, Darwin, A.Einstein, Stephen W. Hawking, etc. con frecuencia fueron unos auténticos luchadores, ejemplos de autosuperación, y unos auténticos héroes de los cuales seguramente no conocemos sino a unos pocos que lograron destacar. Hay muchas historias de autosuperación y sacrificio, pero hay que saber verlo con los ojos de la ciencia para poder apreciar ciertas historias en toda su trascendencia, y en la ciencia-ficción creo que ocurre lo mismo.
Gran parte del mundo de la literatura se mueve en el complejo mundo de los sentimientos, pero la ciencia-ficción sin ser ajena a ellos se mueve principalmente en el complejo mundo de la ciencia y de la tecnología. Por eso digo que existe un problema de percepción.
Toda tecnología lo suficientemente avanzada es indistinguible de la magia. (Arthur C. Clarke)
Eduardo.
Me gustó bastante tu texto, me hizo incrementar mi perspectiva de la Ciencia Ficción.
La verdad es que me acabo de interesar por ella, hace poco leí el libro de Un mundo feliz de Aldous Huxley. Me parece que se trata de Ficción Científica por la forma que describen los procesos quimicos empleados para la formación de humanos…
¿o quizá ya no tiene un sustento realmente científico y no es Ciencia Ficción? ¡damn! me hiciste dudar…
Antonio Castro
Un mundo feliz no recurre a planteamientos fantasiosos ni mágicos. Son planteamientos realistas, sobre una de las muchas posibilidades de deriva deshumanizada que podrían amenazar nuestro futuro. Se ve que le preocupaba la forma en que los avances científicos y técnicos podían afectar a la evolución social de la humanidad. La Ciencia Ficción no solo ilumina sobre cual puede ser nuestro futuro ideal, sino que también advierte sobre cual no debería ser nuestro futuro.
Gelo
De hecho Aldous Huxley tenía información privilegiada dado que su familia, una de las más influyentes del mundo, tenía con sus empresas gran cantidad de programas de ingeniería social y fomento del uso de drogas para modificar el comportamiento de la gente, vendidas como medicamentos para tratamientos mentales. Aldous exageró eso creando un mundo distópico, pero muy veraz.