La ciencia se puede equivocar. Pero lo que ahora afirma la ciencia está muy claro y el consenso sobre el origen antropogénico del cambio climático es amplísimo tal y como se explica en Opinión científica sobre el cambio climático antropogénico

No es cuestión de prejuzgar otras opiniones, pero tratándose de un tema en el cual hay poderosos intereses económicos en juego, y concretamente intereses petrolíferos, no se puede ser tan ingenuo de conceder a todas las  opiniones el mismo valor.

Para empezar hay que saber que la parte de la ciencia que estudia esto es la climatología. Lo que opinen meteorólogos, economistas, astrofísicos, o ingenieros varios, ha de ser recibido desde la más absoluta desconfianza porque existe muchísimo informe pagado por las petrolíferas.

Insisto, sin ánimo de prejuzgar, y a fin de evitar intoxicaciones interesadas, la gente no experta debe huir de informes que procedan de: opiniones individuales, universidades privadas, laboratorios, o de listados de expertos seleccionados no se sabe muy bien como.

Todas las opiniones pueden ser valiosas, pero ante tanta intoxicación, lo que necesitan los que no son expertos, son opiniones con ciertas garantías de credibilidad. A los expertos un informe viciado no les va a confundir, pero a cualquier otro le sembrará la duda que es exactamente lo que se pretende con estos informes tendenciosos.

Por esa razón, es mucho más seguro recurrir a los informes nacionales o internacionales. Este tipo de informes están sometidos a un mayor contraste crítico a nivel internacional.

Las conclusiones de estos informes ampliamente contrastados a nivel internacional, son demoledoras. En todos ellos el consenso científico sobre el origen antropogénico del cambio climático se percibe con total claridad.

La evidencia ya tumbó al primer gran escéptico Bjorn Lomborg. Véase: El cambio climático ya es evidente. (2010-09-01 08:49:41)

Además, el protocolo de Kioto ha costado mucho dinero a una gran cantidad de países firmantes y estos no habrían firmado si la evidencia científica sobre origen antropogénico del cambio climático no fuera tan clara.

Las razones de otros países para no firmar también son claras. Se llama egoísmo. Aceptar la verdad no sale gratis. Es un escaqueo irresponsable y cortoplacista muy peligroso.

¿Qué nos espera?
Confiar en que los políticos cambien de mentalidad y hagan algo útil, es como agarrarse a un clavo ardiendo, pero incluso en la más optimista de las hipótesis políticas, nos enfrentamos a algo muy serio.

En 2010 el 44% del CO2 emitido se debió al carbón, el 36% al petróleo y el 20% al gas natural. Las emisiones alcanzaron unas 30,6 gigatoneladas (Gt), el 5% más que el anterior récord, alcanzado en 2008 (29,3 Gt). El 80% de estas emisiones a están garantizadas para 2020: Proceden de centrales que están en marcha o en construcción.

Esta es la situación actual, y con las expectativas de futuro más optimistas, los científicos sacan unas conclusiones muy feas.

Las temperaturas medias en el planeta con estos supuestos, aumentarán hasta más de cuatro grados centígrados en el próximo siglo.

Para no extenderme más, con estos catastrofismos, diré que este aumento de temperatura sería simplemente desastroso.

Una papeleta terrible para nuestros nietos.

Concedamos algún margen de duda (que por desgracia es insignificante):

Consideremos que quizás la ciencia pueda estar equivocada y que las cosas quizás no sean tan malas.

Ello supondría que en realidad no nos estamos suicidando como especie, sino que únicamente somos víctimas de algo diferente pero igualmente bastante peligroso, así que por si acaso… ¿No hagamos nada? ¿Es esa una actitud razonable? ¿Desaparecerá la amenaza cerrando los ojos con fuerza?

Algunas reflexiones personales:
El premio Darwin a la especie más estúpida, más engreída y más destructiva lo tenemos ganado de sobra.

En las últimas crisis de biodiversidad hemos comprobado que las especies más afectadas por los cataclismos medioambientales, han sido las especies más evolucionadas. Ello es así por ser las más especializadas y dependientes de su entorno.

Estamos confundiendo la plaga humana con el éxito humano. Somos una especie fuera de control.

Junto a un montón de especies más que ya han empezado a desaparecer, somos muy buenos candidatos para desaparecer del planeta si el cambio climático se vuelve extremo,.

Otras especies inferiores son mucho menos dependientes del clima.

Por ello, quizás otra especie inteligente, millones de años después de que nosotros desaparezcamos de este planeta, podría tomar el relevo de la civilización humana.

Continuando con esta  elucubración, puede incluso que esos seres, cuando encuentren nuestros restos fósiles, nos concedan ese premio Darwin a título póstumo.