Cada cierto tiempo aparecen personas que tienen una visión de futuro extraordinaria que no es más que una capacidad de extrapolar la linea de acontecimientos conocidos para acontecimientos futuribles. Hablamos de personas que son capaces de distinguir lo importante de lo que no lo es, y lo que es más importante de lo que es menos importante.

crisis

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Hace nada menos que cuarenta años Alvin Toffler escribió un libro que estaba ya anticipando los desastres actuales, por la incapacidad del ser humano para plantear desarrollos sostenidos al servicio de la mejor calidad de vida del ser humano.

Toffler explicó:

«La sociedad necesita personas que se hagan cargo de los ancianos y que sepan cómo ser compasivos y honestos. La sociedad necesita gente que trabaje en los hospitales. La sociedad necesita todo tipo de habilidades que no son sólo cognitivas, son emocionales, son afectivas. No podemos montar la sociedad sobre datos».

Realmente eso es poner el dedo en la llaga. En estos momentos de crisis donde los de siempre han de apretarse el cinturón ¿Dónde ha quedado la piedad y la honestidad?

Otra cita suya es la que dice:

«Los analfabetos del siglo XXI no serán aquellos que no sepan leer y escribir, sino aquellos que no sepan aprender, desaprender y reaprender.»

Toffler percibió con claridad que el ser humano es incapaz de asimilar el proceso de aceleración del cambio, de la sociedad propiciado por la tecnología y la industria, y lo cierto es que a la postre esta incapacidad puede ser más decisiva que el hecho de si los cambios son buenos o no. Yo lo expresaría con una pregunta:  ¿Es peor una indigestión de pan duro que una indigestión de bombones de chocolate?

El mérito de Toffler es haber visto con cierta claridad a muy largo, pero en la actualidad tenemos a ilustres eruditos incapaces de ver a dos años vista. Ello es así porque la mayoría, y sobre todo los que tienen poder, están enfocados en el capital, en la productividad, en la competitividad, en la glogalización de los mercados, y se olvidan de los dramas que padecen las personas más cercanas a ellos como si eso no tuviera nada que ver con todo lo anterior.

El contexto de la crisis actual:

El contexto de esta crisis es el de la globalización de los mercados. En este contexto los países se marcan como principal objetivo aumentar su competitividad para no quedarse relegados en el mercado global. En caso contrario los recursos naturales, financieros, empresariales, laborales, intelectuales, culturales, y de todo tipo serán fagocitados por otros países. La competencia constante entre países relega la calidad de vida de los ciudadanos a un segundo plano convirtiéndolos en mano de obra barata con muchas obligaciones y pocos derechos. Todo sería distinto si existiera una regulación global de todos los mercados a nivel internacional que marcara unos estrictos límites para garantizar la calidad de vida de los ciudadanos.

Al final la competitividad entre unos países y otros conduce a que los trabajadores de todo el mundo tengan que trabajar en condiciones realmente duras simplemente para poder sobrevivir, lo cual debería calificarse como esclavitud.

Por poner un ejemplo: ¿Qué hará otro empresario que quiera vender ropa para competir con la cadena de hipermercados Carrefour, o con la cadena de supermercados Lidl, o con Aldi?  Lo pregunto por lo siguiente: Las trabajadoras que hacen la ropa de Carrefour, Lidl y Aldi en Bangladesh cobran 34 euros al mes.

Para poder distinguir con la máxima claridad lo que es importante de lo que no lo es, hay que volver a enfocar sobre la calidad de vida del ser humano, y yo os recomendaría que vierais algunos vídeos de José Luis Sampedro. De ellos quiero destacar algunas cosas que dice este catedrático de economía:

Reinventar el capitalismo es inútil, porque ya ha sido reinventado varias veces:

  • XV y XVI mercantil
  • Industrial
  • Financiero
  • Globalización (fusiones) Nuevo imperialismo.

También nos advierte de que  la población mundial se ha triplicado en un siglo, y el tercer mundo son las 3/4 partes de la humanidad. El sistema actual ha fracasado, porque no es sostenible, y los culpables son los que tienen la capacidad de cambiarlo, porque son los que gozan del poder y no quieren cambiarlo porque a ellos les va muy bien y pone un par de ejemplos muy significativos:

  • Para salvar a los bancos se han reunido en pocos días cientos de miles de millones de dólares.
  • La FAO en las mismas fechas pedía doce mil millones de dólares para el hambre en el mundo, pero no se consiguió.

Yo coincido con José Luis Sampedro, que un mercado global sin un gobierno global es una locura y la frase suya que yo destacaría entre todas las demás es:

Para mí lo más importante es frenar la libertad absoluta de los que quieren aprovecharla para la explotación, es decir, de los explotadores.

José Luis Sampedro.

Os dejo algunos links a vídeos de entrevistas a este gran hombre:

¿Por qué no se ejerce control sobre los explotadores?

Porque beneficiar a los explotadores incrementa la competitividad, y el país que no incrementa su competitividad en la misma medida que el resto, queda rezagado y con una alta dependencia de los demás. Por lo tanto la única solución sería un gobierno Global enfocado en los intereses de sus ciudadanos y no en el interés de desarrollo, productividad y consumo desmedidos.

El desastre de la BP en el golfo de México se debe a la avaricia de una compañía que se vio libre de controles para hacer lo que quisiera. El caso Madfoff ocurrió, porque nadie quiso verlo ni controlarlo. La crisis financiera global igual porque se dejó que las entidades financieras se autorregularan.  La corrupción en todas partes también ocurre por el mismo motivo, y si un país controla demasiado a los explotadores espanta a los inversores que se van a otro país.

¿Qué pueden hacer los ciudadanos?

Partiendo del hecho de que el ciudadano está perfectamente manipulado y carece de poder, solo cabe ejercer la resistencia frente a los abusos con los escasos medios a nuestro alcance.  Las grandes conquitas ciudadanas de esta época han sido los contenidos de libre distribución en Internet y el Software Libre, que escapan a ese mundo ultra capitalista. Los ataques al libre intercambio de contenidos en Internet podrían consumar la destrucción de nuestro último reducto de libertad. Por eso hay que defenderlo con uñas y dientes.

Si perdemos la libertad en Internet sólo nos quedarían las manifestaciones en los espacios públicos, y me llamó mucho la atención esta manifestación:  Los bomberos en la bolsa de Madrid.

Yo la aplaudo, porque tienen razón. Esta crisis no es un mero accidente. Es una forma de estafa organizada desde el mundo del capital que está totalmente desquiciado y al cual alguien debería ponerle el bozal o nos destruirá a todos. Ese alguien somos nosotros.

Si los carriles por los cuales nos obligan a movernos no nos llevan a ninguna parte, cuando la situación se convierta en insostenible, la gente se saldrá del carril. Cada vez estamos más cerca de esto y hay que estar muy ciego para no verlo. La crisis griega hay que tomarla como un serio aviso.