El valor social frente al valor comercial en la cultural.

El valor social frente al valor comercial en la cultural.

El valor social frente al valor comercial en la cultural.

La cultura tiene un enorme valor social, pero en gran medida es incompatible con el papel de la industria cultural que tiene unos objetivos diferentes. De facto la industria tiene un papel dominante sobre la promoción de la producción cultural, y lo que está primando en la cultura, no es la originalidad, ni su valor social, sino su rentabilidad económica.

Hoy en día, no solo las obras son productos, los creadores también son asimilados a productos, y su fama personal es una resultante comercial con un valor imprescindible para el márquetin del negocio cultural.

Dar con el valor de la singularidad cultural es no solo complicado para la industria, sino arriesgado. Especialmente cuando la producción y comercialización de la obra requieren fuertes inversiones económicas.

Hoy en día la industria audiovisual prefiere apostar sobre seguro. Fabrica lo que se va a vender, y si se vende bien, lo explota al máximo ofreciendo después cosas parecidas. Precuelas, secuelas, series y subproductos de imitación de grandes éxitos.

En lugar de originalidad creativa, se vende exclusividad en forma de glamur y de fama. La industria cultural no busca calidad, solo busca buenas ventas. Algunos autores caen tan bajo en la deriva comercial de sus obras, que se convierten en prostitutas de lujo de la cultura. Mejor no dar nombres.

Las obras de arte antiguo se diseñaban para crear emociones en los visitantes de los lugares donde se exhibían esas obras, pero actualmente gran parte del arte tiene como fin último la venta, siendo esta algo totalmente ajeno al arte y a la cultura.

Frente la cultura comercial, se está generando una forma de cultura diferente que usa Internet y que no requiere grandes inversiones. Son muy diferentes. Entramos en la donde las reglas son muy diferentes y ya no es posible poner barreras al libre intercambio de información. Esto pone en jaque a muchos negocios de la industria cultural.

Hay que admitir que los productos con alto presupuesto no son iguales a los que carecen de medios. No me cabe duda de que un creador podrá (en ocasiones) hacer grandes cosas si dispone de recursos en forma de inversiones económicas, que solo están al alcance de las grandes fortunas. Con este dinero, se suele garantizar un mayor atractivo comercial.

Actualmente publicar un libro es facilísimo, pero precisamente por eso cada vez es más difícil lograr que una obra destaque y se venda. Una forma de conseguir que se venda una obra, es hacerla más entretenida. El entretenimiento en una obra es un aspecto importantísimo, pero no se debe caer en el extremo de considerar que este sea el fin último de toda obra.

Piensa en el siguiente caso: ¿Qué tiene más valor social: La novela del señor de los anillos, o sus espectaculares y entretenidísimas producciones cinematográficas?

Me parece evidente que la obra con mayor valor social es la que inspira a muchas obras posteriores.

El ocio o entretenimiento es un valor importante de las obras culturales, y hacer que una obra sea muy entretenida o muy espectacular, puede conseguirse con dinero, pero el ocio no es el único valor ni el más importante en una obra.

Hay obras que no son especialmente entretenidas, te hacen pensar, pero precisamente por eso necesitan un estado de ánimo por tu parte para que no se conviertan en soporíferas. Son obras enriquecedoras, pero algunas veces lo que se busca es únicamente pasar un rato entretenido como bálsamo para el estrés del día, o para salir de tu monótona rutina diaria. El ritmo de la vida actual favorece comercialmente a las obras de puro entretenimiento.

Estamos llegando a un punto donde la sociedad se pregunta como garantizar la sostenibilidad de la creación cultural, sin darnos cuenta de que la cultura, con o sin dinero, jamás desaparecerá por su enorme valor social, y menos ahora con los medios que ofrecen las nuevas tecnologías.

Otra cosa son las obras glamurosas destinada al consumo. ¿No deberían los gobiernos (especialmente los socialistas) fomentar el aspecto social de la cultura en lugar de convertirla en un negocio? ¿No debería un gobierno, priorizar el aspecto social de la cultura sobre el aspecto de negocio?

Mejor no hablar de la herencia socio cultural del socialismo en España. Los únicos que estamos interesados sinceramente en estas cosas somos los ciudadanos, y es por eso por lo que la cultura del pueblo llano es tan auténtica, tan pura y tan valiosa.

Si yo tuviera que destacar una obra cultural actual por encima de todas las demás, señalaría a la Wikipedia que es una obra viva, y que tiene un carácter más práctico que artístico. Es mejorable en muchas cosas, muy poco glamurosa y gratuita, pero su contribución social es inmensa ¿quién no la ha usado?