Retransmisión de los premios Goya 2011 (25 aniversario)

Retransmisión de los premios Goya 2011 (25 aniversario)

La manifestación fue un éxito, pero los medios de información fueron parciales:

Mis críticas de tipo general a los medios de comunicación audiovisuales, se encuadran en un marco más amplio, en el cual el evento de ayer fue un capítulo más.

Para la reciente parcialidad de los medios, caben varias explicaciones, pero se suponen que los profesionales de la información deben informar de manera imparcial y ecuánime de todo aquello que acontezca y que sea relevante aunque se salga del guión establecido.

La manifestación esta vez no estaba autorizada, fue ilegal, reconozco que se hizo para fastidiar un acto lícito, pero el pueblo es soberano para aceptar o rechazar la gestión de la cultura que están haciendo sus políticos, y eligió ese momento para hacerlo.

Todo fue excesivamente improvisado y las consignas, más que razones, mostraban resentimiento irracional. Más que mensaje hubo ruido, pero a pesar de todo ello los medios de comunicación no hicieron justicia a las sonoras protestas de aquel evento.

Hubo mucha gente que se desplazó a Madrid desde distintos puntos de la geografía. A un astuto periodista, esto no debería encajarle con la gamberrada ni con la cultura del todo gratis. Infravaloraron gravemente una situación muy importante.

Dedicando únicamente algunos segundos a la manifestación no hicieron justicia a los hechos. Si no son capaces de interpretarlos, que los muestren tal cual son. Los medios ocultaron lo que ocurrió. Los medios nos censuraron. Limpiaron muchos planos, y muchos audios.

A algunos la palabra censura les suena muy fuerte porque creen que algo así sólo ocurre durante las dictaduras como el franquismo, pero ya nos vamos conociendo, no se trató sólo de censura sino de algo peor. ¿Cuantas veces han usado estos medios de comunicación la palabra piratear para describir las descargas legales sin ánimo de lucro que se realizan a diario por una amplísima parte de la población española?  La imputación de un delito es un delito en el que deberían evitar caer a toda costa.

Los medios de comunicación vienen haciendo un flaco favor a la armonización de los derechos de las partes en conflicto, por hacerse eco de mentiras que los políticos y la industria, vienen repitiendo cansinamente desde hace años. Contribuyen a una distorsión de una realidad que ha sido reconocida por los jueces en numerosas sentencias. Descargar sin ánimo de lucro no es un delito porque lo hace media España. Publicar una página que sólo contiene enlaces a otras páginas con contenido ilícito tampoco es delito.  Para ser delito tendría que estar tipificado y eso es inviable porque toda Internet son enlaces entre páginas. Por ejemplo Google no es responsable de que alguien busque y encuentre algo ilícito. Google ofrece enlaces a cualquier sitio, y si no lo hiciera, muchos contenidos ilícitos que deben ser perseguidos serían casi invisibles para la acción policial. Las ilicitudes quedan necesariamente limitadas a los servidores que aloja un contenido ilícito. Es decir, al origen del contenido ilícito. Es así de simple, y lo contrario es atacar a la misma esencia de Internet que es lo que algunos buscan.

Sólo con estas intoxicaciones mediáticas y sistemática se puede entender que nuestras justas demandas sobre la ilicitud del canon durante muchos años, hayan tenido que ser reconocidas finalmente en un tribunal europeo fuera de España. ¡Ya está bien!

Los medios han colaborado durante años a la intoxicación promovida desde la industria y desde la política en un tema que ha sangrado desde hace muchos años los bolsillos de los ciudadanos, y que recorta gravemente nuestras libertades. Basta ya de censurar y de intoxicar.

Los medios tienen muchos puntos en común con la poderosa industria de los contenidos. Se trata de intereses económicos que explican alianzas muy extrañas. Otra alianza extraña hecha posible por los intereses económicos es la del PP con el PSOE en la aprobación de la Ley Sinde. La palabra que vengo usando para describir toda esta asociación de intereses es LOBYCRACIA. Esto es lo que combaten estas manifestaciones.

Los derechos al acceso a la información de los ciudadanos, están topando con negocios que en palabras de Sinde mueven el 4% del PIB, y los medios de comunicación forman parte de ello. Ayer se les ha notado bastante.

De acuerdo, fue una manifestación ilegal, pero los medios de comunicación no son quienes para censurar a una manifestación ciudadana espontánea como si fueramos poco menos que terroristas. Pasó lo que pasó y su deber fue darle la cobertura completa que algo así merecía. Yo creo que este infame tratamiento informativo no va a caer en saco roto, porque muchos de los que fuimos allí luchábamos por nuestras libertades, y merecíamos más respeto.

Los medios de comunicación han de saber, que se ha llegado a la manifestación de ayer, después de una larga trayectoria de tentativas de diálogo. Después de lo de ayer, me queda claro que también ellos se han convertido en un obstáculo.

La falacia de la agresión a la cultura:

Hay negocios como el alquiler de DVDs que ya no son viables, y obras titánicas como la Enciclopedia Espasa Calpe que ya nadie quiere. Tengo en casa la Enciclopedia de Larousse ilustrada de 24 tomos, pero hace años que no la consulto y sin embargo raro es el día que no uso la Wikipedia. Son negocios que no han resistido el empuje de Internet. Satanizar Internet o a los internautas es una estupidez.

La industria del cine no tiene ningún derecho especial sobre nuestros derechos y libertades, y su actual crisis no significa que la cultura esté amenazada, sino que algunos negocios millonarios basados en la distribución de copias físicas de obras, no encajan con la modernidad.

Ni los autores ni las obras están en peligro. Ahora hay más creación que nunca, pero más diversificada, más obras y más autores llegan a su público de una forma cada vez más cómoda e inmediata, lo cual es importante en un mundo donde el ciudadano tiene poco tiempo libre.

Lo que ha cambiado es la viabilidad de basar la cultura en los grandes éxitos Best Sellers que consistían en vender ingentes cantidades de copias físicas de obras. El pago por visión de obras en Internet, sería una alternativa que funcionaría si se establecen precios razonables. Una obra cara puede ser muy comercial, pero eso no es cultura. Eso es negocio. Los autores deben vender más contenido, más autenticidad y menos envoltorio caro. Deben de buscar modelos de distribución sostenibles y gracias a Internet tienen un mercado global para intentar hacerlo. Deben cambiar el chip y reinventarse. Creo que la salida de la crisis actual es algo que depende mucho más de los creadores que de los distribuidores tradicionales.

Fue una manifestación casi espontánea:
La gente que acudió sólo disponía de una fecha, una hora, y unas máscaras que fueron adquiridas a nivel individual. Nadie sabía cuántos acudirían. Continúan ignorándonos y esta vez los medios han tomado parte.

Estos temas son complejos, no pueden ser banalizados. Internet tiene sus propias reglas que nosotros no hemos inventado, y  los medios de comunicación audiovisuales deberían hacer un mayor esfuerzo por entenderlos. La crisis del cine no es un tema que tenga que ver con justicias e injusticias. Tiene que ver con la inadaptación de una industria a un medio como Internet.

Los actores y creadores:
El discurso de Alex da a entender algunos puntos claves del asunto sin meterse en profundidades. Algunas frases van al meollo de la cuestión «Somos parte de un todo» … «Una película no es una película hasta que alguien se sienta delante y la ve». Coincido en que es uno de los puntos clave de este asunto. El cisma entre creadores y sus potenciales consumidores es una auténtica estupidez de la cual en origen tiene casi toda la culpa la industria. La actitud de Alex durante toda la gala fue la de seriedad. Su trato con Sinde puede calificarse de frío, y eso seguro que la hizo pupita.

Algunos artistas han mostrado su disgusto por ser tratados como liberticidas, y otros nos han sonreído y nos han dedicado un guiño de complicidad, Assumpta Serna fue una de ellas. De los actores críticos prefiero no dar nombres porque creo que algunos actores que hoy dicen una cosa pueden cambiar de opinión a poco que se informen mejor. Sinde no creo que cambie.

La industria convence a golpe de talonario a muchísima gente, pero están olvidando que ese dinero salió previamente de nuestros bolsillos, y los actores y creadores que olvidan eso, se convierten en meros productos comerciales repelentes y obsoletos.

La mala de la película fue Sinde:
Sinde ha demostrado en demasiadas ocasiones su talante de mal bicho, con bajezas de todo tipo. Yo no soy violento ni me parece bien que algunos cafres tiraran huevos a los asistentes al evento. En todos los sitios hay gente que se descontrola. Menos mal que tuvieron mala puntería. Se habría liado parda, y los polis se habrían empleado más a fondo con resultado incierto, porque éramos muchos. Estas cosas no nos benefician en absoluto. Hay que intentar que no se repitan.

De todas formas, como mera fantasía, la imagen buscada de Sinde, en el papel de mala de la película, con un huevazo en todo lo alto, resbalando lentamente por su cara, y manchando su traje con el moco viscoso del huevo cascado, y revuelto (que no batido), sería para mucha gente una fantasía de cine, digna de un Goya, y eso es mérito de la propia Sinde por su convincente actuación en su papel de ministra mala malísima.

PD 14 feb-2011:

Cosas como llamarnos cuatro gatos, o censurar nuestras protestas en los medios, no sientan bien y es que muchos no se han enterado de que no son tiempos en los que ningunear a los ciudadanos salgan gratis.  Los ciudadanos están tomando conciencia de su propio poder en todo el mundo.

Nación red pasa a la acción:

Este sábado concentración frente al Ministerio de Sinde en defensa de la libertad en Internet
Cuando el “culo de hierro” de los políticos tradicionales de escaño y obediencia al jefe del partido ya ha dado buena muestra de su sonoro desprecio a la red y de su eficacia a la hora de servir al embajador de los EE.UU, las minorías políticas se unen para hacer un llamamiento conjunto a la ciudadanía: hay que salir a la calle.