Tenemos la experiencia de expolio en España con La Ley del suelo de Aznar y con la corrupción, y ahora pretenden hacer algo similar con el patrimonio del pueblo griego.

Aviso a la Troika, a los bancos y a los futuros inversores tanto griegos como extranjeros que tienen en el punto de mira la propiedad pública griega.

Aviso a la Troika, a los bancos y a los futuros inversores tanto griegos como extranjeros que tienen en el punto de mira la propiedad pública griega.

Un gobierno depuesto y dictatorial, que no representa al pueblo griego, acaba de aprobar una propuesta de ley con la intención de vender a precio de coste el suelo y la propiedad pública, contra la voluntad de la mayoría de los ciudadanos.

Comunicamos a cuantos tienen los ojos puestos en una futura oportunidad de inversión que no tardaremos en derrocar este gobierno, que en breve tendrá que dar cuenta de sus crímenes en contra del pueblo y del país. Sus firmas y sus proyectos de ley son papel mojado. No los ha aprobado el pueblo griego, que por supuesto no los reconoce.
[…]

Hacen bien en prevenir un intento de expolio, y lo califico así porque aquí en España padeceremos de por vida algunos expolios consumados a cuenta de la ley del suelo, y de la inacción de la fiscalía anticorrupción. La primera empezó con Aznar pero la corrupción no ha hecho más que aumentar desde entonces.

Uno de los objetivos más importantes de la Ley de Suelo de 1998 pretendía ser un abaratamiento del precio del suelo, y por tanto de la vivienda para facilitar el derecho constitucional de acceso a la vivienda.

La Ley de Suelo de 1998, creó una enorme oferta de suelo, la cual fue una de las causas de la gran expansión inmobiliaria entre 1997 y 2007, además de los bajos tipos de interés y las facilidades de las entidades financieras.

Nadie apostaba entonces un duro por España como miembro de la Unión Monetaria para 1999. Pero en tres años fuimos capaces de dar la vuelta a las cifras macroeconómicas del país.

Aquella Ley simplificó los tipos de suelo y los redujo a tres: urbano, urbanizable y no urbanizable. Salvo que estuviera expresamente prohibido por una disposición jurídica, todo suelo fue a partir de entonces, urbanizable.

No sé que fue peor si la ley del suelo, o la absoluta inacción de la fiscalía anticorrupción, porque el ladrillo se convirtió en un festín para los especuladores a cargo del expolio generalizado de terrenos municipales, donde los verdaderos propietarios de los suelos, que son los municipios, no obtuvieron casi nada. Los representantes electos de tales municipios por el contrario se forraron con dinero negro naciendo un estilo nefasto de hacer política que perdura hasta nuestros días.

Declarar un suelo urbanizable y hacer concesiones se convertió en un negocio que proporcionaba mano de obra a los habitantes, pero de la plusvalía del terreno se beneficiaron únicamente los poderosos (los políticos, los financieros, los especuladores, y los constructores). El pueblo llano perdió terrenos que eran suyos desde tiempo inmemorial, y a cambio de algunos años de bonanza y crecimiento, se dieren cuenta que habían vendido su herencia por un plato de lentejas. Años más tarde estaban peor que antes con una pérdida patrimonial neta por efecto de la privatización del suelo.

Tal y como ya comenté en otro artículo …

La indignación Murciana es de pura necesidad
El burbujazo del ladrillo en Murcia de mano del PP, atrajo a muchísima mano de obra. Cerca del 25%. Es decir, atrajo a medio millón de habitantes, desde 1990 hasta 2007, y ese aumento de la población basado en una economía absurda que se ha esfumado, ha provocado cifras de paro tremendas. Algo deberían haber hecho las personas que podían hacerlo por estar en el poder. El problema es que el burbujazo sirvió para enriquecer a mucho especulador y a mucho político corrupto que no quisieron ver lo evidente. Aquello se había acabado.

Ahora Murcia tienen una tasa de crecimiento del PIB del -3,4% , una pasa de paro del 22,6%, y cerca de 5000 familias están inmersas en procedimientos de desahucio. De ellos ya 1.600 han sido desahuciados.