Yo como de costumbre enfoco los temas editoriales desde el punto de vista de los autoeditores. Tenemos que comprender no solo como funciona nuestro negocio, sino como funciona el mundo de la edición tradicional para poder competir. Necesitamos estar al corriente de los cambios y de las tendencias en el mundo editorial para poder detectar las oportunidades de negocio y para evitar errores.
Todos sabemos que el efecto novedad en el mundo editorial tiene un valor publicitario muy importante. Incluso como autor novel podemos llegar a sospechar que nuestras primeras obras en calidad de autor desconocido, van a tener que superar grandes obstáculos. Difícilmente se beneficiaran de ese tirón publicitario que supone el factor novedad y con ello puede correr el riesgo de no ser descubiertas por los lectores.
En mi caso, estoy escribiendo una larga serie de volúmenes de una serie que en realidad es una historia divida en etapas, y yo espero que en algún momento poder traspasar los obstáculos propios de todo autor novel y en ese caso, mis lectores tendrán la oportunidad, de recuperar la parte inicial de una historia que en su momento no leyeron porque en mi condición de autor novel, no conseguí captar su atención.
Mi primer volumen ya lo publiqué directamente bajo copyleft desde el primer momento para así empezar a darme a conocer.
Con independencia de la estrategia que cada uno elija para darse a conocer, deberá tener muy en cuenta el efecto novedad en la publicación de sus obras y cuidar mucho la forma y el momento de publicar cada una de ellas.
Comento todo esto porque acabo de leer un artículo que habla de la burbuja editorial. Se trata de un asunto que nos afecta a todos, seamos editores tradicionales (no es mi caso), o autoeditores. La burbuja editorial ya no aguanta más.
La entradilla no puede ser más elocuente: El aumento de la edición de libros esconde una crisis profunda, con librerías desbordadas por las novedades, almacenes llenos de títulos devueltos y un coste cada vez mayor de distribución. El sector pide unión para normalizar la cadena.
Esto representa un problema para los editores tradicionales, pero también para los puntos de venta en los cuales nosotros seguramente intentaremos colocar algún título de nuestras obras, y en este momento los libreros están atacados con la proliferación de títulos novedosos, y seguro que les revienta tener que hacer un montón de devoluciones. Nada menos que la tercera parte de los títulos son devueltos, y nosotros pretendemos colocar algún título en algún punto de venta. Ese es el complicado panorama al que nos enfrentamos todos.
Por decirlo de otra manera, las torpezas y los aciertos de los negocios editoriales tradicionales repercuten en el nuestro porque somos parte de todo ello.
Felicidades a ‘publico.es’ por su estupendo artículo.
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