E. coli:
Es una bacteria que vive en simbiosis en el intestino humano y en el de muchos animales, y lo hace en cantidades ingentes. Una gran parte importante del peso de las heces son E. coli. Un método casero para identificar E. coli es el olfato. ¿Adivinas a que huele esta bacteria? ¡Exacto! el holor de las heces se debe precisamente a esta bacteria normalmente inofensiva. No obstante, algunas cepas bacterianas de E. coli son tóxicas. Para más información sobre estas cepas puede consultar la descripción que hace la Wikipedia de Escherichia coli.
La reciente intoxicación está provocada por la cepa de E. Coli O104:H4:
Esta cepa es muy agresiva y su forma de atacar al organismo consiste en atacar en primer lugar las células del epitelio intestinal, mediante una toxina segregada por la bacteria. Esta coloniza el epitelio provocando fuertes diarreas. En una fase posterior un segundo tipo de toxinas, destruyen este epitelio que actúa de barrera defensiva y de esa forma la bacteria entre en el torrente sanguíneo provocando un síndrome urémico hemolítico (destrucción de glóbulos rojos y aparición de hemoglobina en la orina) y extendiéndose su infección a otros órganos. Esto provoca una variedad de síntomas, tales como insuficiencia renal, anemia hemolítica, fallos de coagulación, signos neurológicos, etc.
Las investigaciones han comprobado que la variante O104, aislada en las heces de los pacientes examinados, es especialmente agresiva y resistente a antibióticos. Además, no coincide con la cepa detectada en pepinos españoles lo cual apunta a una posterior intoxicación por fallo higiénico.
Una cuestión de higiene:
Se producen casos de intoxicación por E. coli cuando falla la higiene en algún punto de la cadena desde producción, transporte, manipulación, hasta el consumo final en crudo. Siempre se trata de contaminación por residuos fecales.
De poco sirve usar abonos no contaminados o regar la huerta con agua limpia no contaminada con heces, si luego alguien transporta las hortalizas en camiones usados para llevar ganado, o para transportar estiércol. Yo apunto a esta posibilidad porque el punto de la intoxicación no se ha localizado aún, y ya después de tanto tiempo, puede que no se localice nunca. Un camión contaminado, o un lugar de almacenamiento contaminado, se lava una vez salta la alarma, y asunto arreglado.
El Instituto de Higiene de Hamburgo mantiene sus pruebas aleatorias a verduras y hortalizas frescas en mercados y restaurantes de la ciudad, a la búsqueda de la fuente de la infección, pero a estas alturas, me temo que van a encontrar todo mucho más limpito que de costumbre.
Todo parece indicar que la intoxicación por una cepa tóxica de E. coli se produjo en algún punto del transporte, por culpa de algún cochinazo que puso la comida en contacto con restos de heces, y no por culpa de los productores españoles.
Es inexcusable la falta de higiene en la manipulación de alimentos, pero un poco de precaución en su consumo tampoco está de más. Esa bacteria desaparece lavando la verdura antes de consumirla.
Aquí en España las frutas verduras y hortalizas, se consumen cocinadas, o lavadas, o peladas. No hablamos de una bacteria resistente a la higiene. Comerse un pepino crudo, con piel y sin lavar es algo que no me parece normal. En los países más cálidos somos especialmente cuidadosos con la higiene de los alimentos, y extremamos aún más las precauciones en verano añadiendo unas gotas de lejía al agua para lavar la verdura que se come cruda.
Las consecuencias de este brote:
El resultado es un brote importante que ha provocado 15 muertos y 1200 infectados, la mayoría de ellos en Alemania.
Los agricultores españoles ya han perdido más de 200 millones de euros, aparte de las indemnizaciones por pérdidas directas, habría que exigir indemnización por la pérdida de imagen de nuestros productos. De otra forma estas responsabilidades saldrían rentables a nuestros competidores.
Lola
Gracias por la información, un saludo.