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Benedicto XVI, el Papa que quizás merecen muchos de sus fieles.

Benedicto XVI

Este papa vuelve a ser objeto de encendidas polémicas, a raíz del descubrimiento de sus encubrimientos de casos de pederastia en el pasado.

Reconozco que mi titular es duro, y no tengo ningún interés en promover odios hacia mi persona, pero los que no merecemos este Papa, tenemos derecho a acusar a esa parte insensible y ciega de la sociedad que da la espalda a las víctimas de La Iglesia Católica.

Según publicó el New York Times, el papa, cuando era prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, junto con el actual secretario de Estado, Tarcisio Bertone, encubrieron al sacerdote estadounidense Lawrence C. Murphy, acusado de abusar sexualmente de unos 200 menores entre 1950 y 1970 en una escuela para niños sordos del estado de Wisconsin.

A pesar de las repetidas denuncias de obispos de Wisconsin y del arzobispo de Milwaukee Rembert G. Weakland en 1996, Ratzinger no respondió. Después de ocho meses, Bertone ordenó iniciar un juicio canónico secreto que podría haber terminado con la expulsión de Murphy del sacerdocio. Sin embargo, después paró el proceso, una vez que Murphy escribió personalmente a Ratzinger diciéndole que se había arrepentido, que estaba enfermo y que sólo quería vivir con «dignidad» el sacerdocio en el tiempo de vida que le quedaba. Murió cuatro meses después. Murphy, nunca fue juzgado o sancionado por la Iglesia e incluso la policía y los fiscales hicieron caso omiso a las declaraciones de las víctimas.

Perfil humano:

Ratzinger es una persona muy culta. Domina por lo menos seis idiomas (alemán, italiano, francés, latín, inglés y español), además lee el griego antiguo y el hebreo. Es miembro de varias academias científicas de Europa y ha recibido ocho doctorados honoris causa de diferentes universidades (entre otras, de la Universidad de Navarra y de la Pontificia Universidad Católica del Perú en 1986). Es un experto pianista y su compositor favorito es Mozart.

Duras convicciones religiosas:
El 25 de noviembre de 1981, Juan Pablo II nombró a Ratzinger Prefecto para la Congregación para la doctrina de la Fe. Bajo su prefectura se mostró radicalmente en contra de los proyectos de reconocimiento legal de uniones entre homosexuales, al control de la natalidad, el sacerdocio femenino, el diálogo interreligioso, ofreciendo así una visión retrógrada en materia de igualdad y derechos humanos.

Fue el cardenal más próximo a Juan Pablo II; Ratzinger y Wojtyla fueron calificados intelectualmente como «almas gemelas». A la muerte de Juan Pablo II fue elegido como el 265º Papa el 19 de abril de 2005. (no fue ninguna sorpresas).

Ratzinger llevó las riendas de la Congregación para la Doctrina de la Fe, lo que le hizo ganarse críticas de ‘duro’ y ‘conservador’ entre los sectores más progresistas de la Iglesia. Fue polémico su enfrentamiento con su amigo y rival, el teólogo Hans Küng, ambos defendieron las reformas aperturistas del Concilio Vaticano II. Pero tras mayo de 1968, Ratzinger se fue haciendo más conservador y crítico con las posiciones teológicas más liberales calificándolas de relativistas, mientras Küng fue desarrollando una teología muy crítica con los dogmas (especialmente con el de la infalibilidad papal). En 1979 la Santa Sede suspendió a Küng para oficiar como sacerdote y enseñar teología católica,  decisión que fue atribuía a Ratzinger.

Su postura sobre el aborto y la eutanasia:

El cardenal Ratzinger, dirigió una carta cuando aún era  Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, al cardenal Theodore McCarrick, arzobispo de Washington DC, y a monseñor Wilton Gregory, presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos (USCCB), en al que comentó lo siguiente sobre la eutanasia y el aborto:

«Puede haber una legítima diversidad de opinión entre católicos respecto de ir a la guerra y aplicar la pena de muerte, pero no, sin embargo, respecto del aborto y la eutanasia.»

En el párrafo anterior de esa misma carta, se dicen unas palabras importantes para situar esta cita en su contexto:

Por ejemplo, si un católico discrepara con el Santo Padre sobre la aplicación de la pena de muerte o en la decisión de hacer la guerra, éste no sería considerado por esta razón indigno de presentarse a recibir la Sagrada Comunión. Aunque la Iglesia exhorta a las autoridades civiles a buscar la paz, y no la guerra, y a ejercer discreción y misericordia al castigar a criminales, aún sería lícito tomar las armas para repeler a un agresor o recurrir a la pena capital.
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La postura de Benedicto XVI sobre la homosexualidad y los cambios de sexo:

El papa Benedicto XVI criticó duramente a los homosexuales en su discurso de fin de año de 2008, en el que calificó de grave amenaza para la humanidad la confusión de los sexos, igual que lo es el cambio climático.

La nueva condena a los homosexuales ocurre pocos días después de que el Vaticano rechazara aprobar la propuesta de despenalización universal de la homosexualidad presentada el pasado 18 de diciembre en la ONU por 66 países.

La postura del papa hay que interpretarla como de continuadora del Concilio Vaticano II. Desde entonces La Iglesia Católica  distingue entre los actos homosexuales y las tendencias homosexuales.

Respecto a los «actos» enseña que en la Sagrada Escritura éstos son presentados como pecados graves. La Tradición los ha considerado siempre intrínsecamente inmorales y contrarios a la ley natural.

Por lo que se refiere a las «tendencias» homosexuales se consideran una prueba, (por lo que se ve, una prueba muy cruel) en la cual la castidad y la abstinencia son la única vía de reconciliación.

En algunos países existe pena de muerte para las prácticas homosexuales, pero si juntamos lo que piensa el papa sobre la aceptabilidad de la pena capital, y su condena de las prácticas homosexuales comprenderemos su silencio sobre ciertas ejecuciones, y sobre el sufrimiento de los homosexuales en algunos países.

Respecto a los que sufren atrapados en un cuerpo con un sexo que no corresponde a su sentido de identidad y  optan por un cambio de sexo, pidió que el orden de la creación sea respetado, y que el hombre no debe intervenir alterando dicho orden.

Su visión sobre el islamismo y su falta de diplomacia:

Durante una visita a su Baviera natal, el 12 de septiembre de 2006 Benedicto XVI pronunció un discurso en la Universidad de Ratisbona citando una discusión acaecida entre el emperador bizantino Manuel II Paleólogo (1350-1425) y un persa recogido en la obra publicada en los años 60 ‘Conversaciones con un musulmán, Séptimo coloquio’, del teólogo alemán de origen libanés Theodore Khoury:

«En el séptimo coloquio editado por el profesor Khoury, el emperador toca el tema de la ‘yihad’ (…) de manera sorprendentemente brusca se dirige a su interlocutor simplemente con la pregunta central sobre la relación entre religión y violencia, en general, diciendo: ‘Muéstrame también aquello que Mahoma ha traído de nuevo, y encontrarás solamente cosas malvadas e inhumanas, como su directiva de difundir por medio de la espada la fe que él predicaba’. El emperador explica así minuciosamente las razones por las cuales la difusión de la fe mediante la violencia es algo irracional. La violencia está en contraste con la naturaleza de Dios y la naturaleza del alma. ‘Dios no goza con la sangre; no actuar según la razón es contrario a la naturaleza de Dios. La fe es fruto del alma, no del cuerpo. Por lo tanto, quien quiere llevar a otra persona a la fe necesita la capacidad de hablar bien y de razonar correctamente, y no recurrir a la violencia ni a las amenazas… Para convencer a un alma razonable no hay que recurrir a los músculos ni a instrumentos para golpear ni de ningún otro medio con el que se pueda amenazar a una persona de muerte…»

El texto enfureció a numerosos clérigos y creyentes musulmanes, que consideraron una ofensa citar un texto antiguo donde se desacreditaba a todo el islam como «violento y malvado». El papa dijo que se habían malinterpretado sus palabras.

Su desprecio a la verdad científica:

Dado que los textos sagrados no dicen más que incongruencias científicas, la postura de la iglesia parece ser la de reconsiderar aquello que ya no tiene la menor posibilidad de ser creído, tal como el pasaje del génesis que en la época en que se escribió era considerado una revelación divina y ahora ha pasado a ser considerado una mera alegoría, aunque eso sí, vacía de significado metafórico, y sin posibilidad de encontrar el menor sentido salvo para los fanáticos ignorantes, (no es el caso de este Papa, que es un fanático muy culto), que creen todavía que el universo fuer creado hace unos pocos miles de años.

Este papa ante algunas afirmaciones científicas que ponen de manifiesto la irrelevancia de considerar la inexistencia de Dios ante verdades trascendentes puestas de manifiesto por la ciencia. El Big Bang, la aparición de la vida y del ser humano. La grandeza del universo, etc. escapan al contenido de las escrituras sagradas.

Ante el desprecio o falta de atención de la ciencia hacia las supuestas verdades trascendentes contempladas en las escrituras este Papa calificó globalmente a la ciencia como una disciplina materialista y de miras estrechas.

Esta idea es en realidad la que sirve de impulso a las ideologías religiosas más fanáticas.

La agencia italiana para la ciencia gasta 9.000 euros en la publicación de un libro creacionista.

El creacionismo es una barbaridad, y por ello algunos teólogos se han pasado a la teoría del diseño inteligente donde se pretende reconciliar la evidencia de las pruebas sobre el Darwinismo, con una supuesta necesidad de existencia de una inteligencia superior que encauzó la evolución hasta lograr el ser humano. Argumentan que el ser humano jamás pudo haber sido resultado del azar, pero no hay nada que haga suponer que en lugar del ser humano no podría haber surgido cualquier otro resultado igualmente valioso o incluso superior a él.

El antropocentrismo, fruto de los más clamorosos errores científicos cometidos por La Iglesia, continua vigente en la mentalidad de Benedicto XVI fiel a la tradición religiosa más inmovilista, oscurantista y retrógrada.

La acusación de materialismo a la ciencia efectuada desde la opulencia y lujo vaticano puede que obedezca a uno de esos misterios insondables de la fe, o a uno de tantos casos  de hipocresía.

Su intransigencia para con el uso del preservativo:

Se expresó en contra del uso del preservativo en África, durante su visita a Camerún y Angola afirmando:

«No se puede superar el problema del Sida sólo con eslóganes publicitarios. Si no está el alma, si no se ayuda a los africanos, no se puede solucionar este flagelo sólo distribuyendo profilácticos: al contrario, existe el riesgo de aumentar el problema.»

Epidemia de Sida.

Epidemia de sida.

Varios gobiernos europeos, la Organización Mundial de la Salud (OMS), y una gran cantidad de ONGs expresaron su rechazo a estas declaraciones, argumentando que algo así causaría más muerte y sufrimiento, por ser el preservativo uno de los medios más eficaces para combatir la propagación del virus. Según algunos estudios, los programas que preconizan la abstinencia sexual como método preventivo exclusivo no han demostrado su utilidad para disminuir el riesgo de contagio del virus.  (Ref: Underhill K, Montgomery P. Operario D. Sexual abstinence only programs to prevent HIV infection in high income countries: systematic review. BMJ. 2007; 335:217-8)

La situación en África puede verse fácilmente en la imagen del mapamundi aportado, y la repercusión en vidas humanas y sufrimiento de aquel comentario Papal,  es algo que resulta muy difícil de evaluar en vidas humanas, pero en cualquier caso es un resultado tremendo.

Conclusiones:

Todas estas barbaridades cometidas por este Papa que venimos enumerando  y que deberían servir para meter en la cárcel a este individuo,  se hacen en defensa de la pureza de una fe que no es más que un compendio de mentiras y supersticiones. Encubrir la pederastia no es más que la última de sus fechorías pero no es la más gorda ni probablemente sea la última y él lo sabe.

La poderosa secta católica cuenta con millones de ultrajados, violados, asesinados, y expoliados. El Papa se muestra muy tranquilo ante las recientes acusaciones de encubrimiento de casos de pederastia. A fin de cuentas ya tuvieron que matar a un Papa díscolo que pretendió sacar la porquería infecta escondida en el banco vaticano y nadie se quejó por ello.  Quitaron a un Juan Pablo I dispuesto a cargarse la corrupción financiera del vaticano  y pusieron a un Juan Pablo II más manejable.

Los fieles católicos lo son en grado superlativo, y ningún poder en la Tierra es superior al poder de esta inmensa masa de gente irracional y enfervorecida, en defensa de su Santa Iglesia haga lo que haga.  Por esa razón no fueron capaces de conservar a Juan Pablo I, y tienen ahora lo que tienen.

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4 comentarios

  1. Isaak

    Magnífico artículo. Un saludo.

  2. admin

    Gracias Isaak, un saludo.

  3. Warez

    Me ha gustado mucho la entrada. En la iglesia se ocultan muchas cosas que ultimamente estan saliendo a la luz…

  4. admin

    Gracias Warez, es cierto que parece existir una reacción en cadena, sobre el esclarecimientos de asuntos muy feos.
    Un saludo.

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