¿Acatar la ley es un principio irrenunciable?
La censura siempre se implementa mediante la imposición de leyes injustas que recortan la libertad, así que no se puede reducir todo el, problema al acatamiento de unas leyes en los diferentes países con diferentes legislaciones, tal y como dice que va a hacer Twitter, que además está en su legítimo derecho de hacerlo.
Ni siquiera nos ofrecen total garantía el hecho de que las leyes sean dictadas por regímenes democráticos. Los ciudadanos no tenemos el control de la democracia y existe un claro corporativismo entre partidos que finalmente se ponen de acuerdo en lo que les beneficia a ellos en perjuicio algunas veces del interés general.
Por eso algunas leyes traicionan el espíritu democrático recogido en la carta magna de esos países donde lo que en realidad termina imponiéndose son partitocracias, lobycracias y corruptocracias.
No acatar una ley conlleva pagar un precio, y pagarlo es una opción.
El estado de derecho es lo que nos separa del caos, y no existe una alternativa al estado de derecho, pero eso no implica que tengamos que ser obedientes con todas las leyes, que en teoría serían de obligado cumplimiento.
La esencia de la desobediencia civil consiste precisamente en el hecho de asumir el riesgo de no obedecer normas que se consideran injustas.
La industria de los contenidos viene imponiendo por la fuerza, y tiene muchísima, sus intereses que a pesar de ser lícitos chocan frontalmente contra una serie de derechos fundamentales.
Vivimos unos tiempos en los cuales los ciudadanitos obedientes estamos siendo premiados con una crisis brutal. Somos borreguitos conducidos a palos al matadero. No están los tiempos como para jugar con las libertades de los ciudadanos.
El ciudadano podría optar por pagar el precio de no obedecer la ley si el acatamiento de la ley resulta desastroso.
¿Puede alguien poner en duda los frutos que a lo largo de la historia nos ha proporcionado la desobediencia civil?
La desobediencia civil no es algo que pueda exigirse a nadie, porque no sale gratis. Al contrario es una heroicidad que nos sitúa, salvando las distancias a la altura de personajes como Nelson Mandela, Mahatma Gandhi o Martin Luther King.
Se ha criticado mucho a Twitter por su anuncio de acatar la leyes de los diferentes paises donde opera, pero no podemos exigir a ninguna persona ni a ninguna empresa que sean unos héroes y que se autoinmolen por el bien de la sociedad.
La censura actualmente recae sobre medios de comunicación, y sobre todo en Internet donde la libertad es mucho mayor. Ello afecta a la oferta de servicios de redes sociales, buscadores, blogs, etc. y como es lógico la desobediencia civil resultaría especialmente dura para aquél que tenga mucho que perder como es el caso de Twitter.
Para el propietario de una gran empresa, mandar a la porra todo el trabajo de toda tu vida por no acatar una ley, no es una opción muy razonable.
Oskar Schindler fue un industrial alemán que salvó a 1100 judíos del holocausto Nazi, pero no se enfrentó a cara descubierta al poder establecido, sino que los engañó corriendo un riesgo considerable. Aquello le costó la bancarrota.
Las heroicidades no son algo exigible, pero la libertad se pierde por culpa, no solo de los opresores, sino de los que consienten la opresión, que pese a eso deben ser tratados como víctimas, nunca como verdugos opresores. En el caso de Twitter y de los que opten por ceder a las presiones, poner en duda el derecho a la propia supervivencia sería ir demasiado lejos.
Los que tenemos tanta culpa o más somos todos los internautas, porque no hemos sido capaces de parar esto a tiempo. Hemos infravalorado nuestra libertad y por eso la estamos perdiendo. En España la mayoría de la gente que critica a Twiller habrá votado al PP al PSOE o a CiU que nos colocaron la Ley Sinde. Da igual lo que haga Twitter si cada uno no hace lo que está en su mano.
¿A quién pertenece Internet?
Si tuviéramos un mínimo de espíritu democrático nos daríamos cuenta de que Internet pertenece a los internautas y son los internautas los que de facto deberían dictar las normas.
Internet necesita de una regulación global en base a una redefinición más amplia de la carta de derechos humanos donde se contemplen los ciberderechos demandados por la inmensa mayoría de los internautas y que como tales no existen, pero que son muy necesarios.
Los internautas estamos defendiendo estos ciberderechos de forma global, porque parcelar Internet políticamente, o de cualquier otra forma, es completamente absurdo.
Las leyes en Internet, se quiera o no, las dictarán los internautas, porque de otra forma Internet será ingobernable.
Internet no pertenece ni a los mercados ni a los políticos. Internet pertenece a de los internautas que es como decir a todos los ciuddanos.
PD (1-feb-2012):
Sin duda lo más importante de todo este asunto, al margen de otras cuestiones, es que se está produciendo una involución muy peligrosa en los derechos humanos:
Censura en Twitter: un baño de realidad
Toda censura, sin importar quién ni el lugar desde el cual se ejerza, siempre será negativa, porque cercenar el derecho a la libertad de expresión suele funcionar como punto de partida para limitar otros derechos fundamentales que tenemos como ciudadanos. Sin perjuicio de esto, la decisión de Twitter de bloquear selectivamente los contenidos que se consideren ilegales en determinados países, se ha convertido en un triste baño de realidad sobre lo que ocurre hoy tanto en la red como fuera de ella.
Ricardo Galli, al cual no he mencionado en este post, publicó un artículo muy polémico que le valió un bonito flame. Mitos y leyendas de la “censura Twitter”
Lejos de amilanarse y sabedor de sus poderosas razones para decir todo lo que dice, se vuelve a meter en ese bonito jardín que debe emanar un perfume irresistible para él. 😉
La libertad de expresión, y las imposturas
Creo que en este segundo post queda aún más claro que Ricardo no defiende para nada la censura. Defiende los derechos de cualquier negocio y añade algo muy importante relativo a lo complicado que es ofrecer un servicio en Internet de cierto éxito, por el acoso legal de cierta gente.
Yo creo coincidir bastante con este planteamiento, pero tampoco debemos olvidar que todo esto es así, porque estamos inmersos en una guerra de intereses declarados contra Internet. Algunas veces hay que distinguir entre lo importante y lo más importante.
Yo a pesar de estar de acuerdo con lo que dice Ricardo (no sobra absolutamente nada), y por poner una pega, algo a lo que no me resisto, echo en falta una mención más contuntente para lo que nos estamos jugando todos. Nuestra libertad.
Por otro lado, en lugar de atacar a Twitter o a Ricardo deberíamos haber pensado en lo que votamos en las últimas elecciones, porque es la forma de cambiar las cosas. #nolesvotes y por coherencia #silesvotastenollores
Las libertades en Internet no son un asunto menor.
Ricardo Galli
Un par de aclaraciones sin importancia.
Los artículo que me generaron críticas, insultos y hasta amenazas de ataque a Menéame por parte de algún anonymous fueron:
http://gallir.wordpress.com/2012/01/27/la-masa-enfurecida-ahora-contra-twitter/
y
http://www.elmundo.es/elmundo/2012/01/28/navegante/1327753508.html
Si me «meto» en el jardín es porque seguía recibiendo insultos, coñas y enlaces para que lea «reflexiones serias», no como las mías. A cada una, más ganas de dar la cabeza contra la pared.
Por último, llamar a defender las libertades es fácil, hacerlo y correr riesgos es más difícil. Como ya comenté lo que hago para defender libertades (y que sabes que hago otras cosas también), no hace falta que lo repita en un «¡defendamos las libertades!» 😉
Antonio Castro
Ricardo, a mí no tienes que convencerme. Te propongo un vídeo para entender la psicología de las masas enfurecidas. La escena de la lapidación de «La vida de Brian» http://www.youtube.com/watch?v=pK7Di-DqFJQ 😉