La Propiedad Intelectual es un intangible.

La es un intangible.

Propiedad intelectual: Un modelo caduco
Junto a la panoplia de subvenciones y otras medidas proteccionistas, el Gobierno dio una vuelta de tuerca más a su intervencionismo a favor de los burócratas del cine con la denominada Ley Sinde.

19-02-2011 – Bajo la noble intención de proteger los derechos de propiedad intelectual, se esconde la defensa de los intereses de un grupo que aspira a lo imposible: forzar a los demás a pagar por ver cosas que no desean.

A diferencia del concepto de propiedad intelectual, existen otros conceptos relacionados mucho menos artificiales. Por ejemplo: el concepto de autoría de una obra, que es el que garantiza un reconocimiento a su autor como tal sobre su obra. El concepto de aparece vinculado al anterior, y sirve para establecer unos derechos de explotación de la obra en pago al trabajo que supuso su creación y a la sostenibilidad de las actividades creativas.

El concepto de ‘propiedad intelectual’ es un concepto que atribuye la condición de apropiable a algo intangible, que además puede ser copiado y multiplicado en lo que a su distribución se refiere. Por lo tanto, la apropiación por derecho de algo físicamente inapropiable, se convierte en un atributo muy discutible e imposible de llevar a la práctica de forma efectiva desde el momento en que todo el mundo puede copiar cantidades ingentes de información relativas a obras, y todo ello a un coste despreciable.

Estamos viendo lo complico que es controlar el movimiento de la información. 8 Gigas de información caben en una tarjetita minúscula de las que se usan en fotografía. Esta capacidad representa lo que ocupan miles de canciones en mp3, o una docena de películas adecuadamente comprimidas. Si alguien quiere sacar una tarjetita de esas de un país puede hacerlo sin dificultad dado su tamaño. Los gobiernos incluso controlando férreamente Internet, tienen serios problemas para evitar las fugas de información sensible.

Si yo quiero bajarme una película por Internet, ¿Quién me lo va a impedir? Si no pueden impedirlo que no digan que es algo ilegal.

La información ya no es algo apropiable, y quizás nunca lo fue, y eso es una gran noticia porque permite su acceso de forma universal.

Los negocios que se basaban en vender copias de obras intelectuales, han quedado obsoletos. Actualmente si una película destinada a salas de cine, no es capaz de arrasar en taquilla y generar ingresos cuantiosos en la primera semana, será un fracaso comercial. Esa es la situación y los creadores de obras cinematograficas tienen que adaptarse a ella mediante la incorporación de las estrategias comerciales y de distribución adecuadas.

La producción cinematográfica esta en auge. Hay series de televisión que han generado fortunas y el hecho de que la gente se descargue las series completas no afecta al negocio que solo va a depender de que a la gente le compense ver la serie en riguroso estreno, en directo, y tragarse los anuncios. Los que no lo vieron en directo no dañan el negocio con sus descargas, solo disfrutan de un producto muerto, porque el mundo ha cambiado y nada sobrevive a su estreno más allá de unos pocos días.

De hecho, el 80% de las obras quedan huérfanas y ya no se pueden ofrecer por miedo a que aparezca alguien inesperado reclamando derechos de autor. Es lo que hay. El sistema actual consigue que la mayor parte de las obras se tire a la basura por haber cosechado un cierto nivel de éxito en los primeros años, y por miedo a que alguien aún conserve los derechos de autor que expiran 70 años después de la muerte de su autor.

El concepto autoría tiene sentido, el concepto derechos de explotación, también, pero el concepto propiedad intelectual tal y como está ahora es una majadería culturicida que surgió para evitar que la obra termine siendo de dominio público a la muerte del autor. Esto beneficiaría a la cultura, y perjudicaría a los herederos del autor y a la industria. Gracias a Internet la producción cultural ha aumentado mucho y el acceso a la información también. El mundo ha cambiado.

Las obras, hace unos eran años tan longevas como los loros, y ahora comercialmente son tan efímeras como las mariposas, pero continúan viviendo de otra forma mucho más tiempo.

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