La pregunta se refiere a la condición humana en contraposición a la condición animal. Se ha dicho que el ser humano es un animal racional, pero lo cierto es que no nos comportamos considerándonos a nosotros mismos simples animales. Nos consideramos mucho más que eso. Somos además de animales, humanos, pero ¿Cuándo apareció la condición humana?
La pregunta está cargada de trascendencia, pero antes de intentar contestarla, conviene echar un vistazo a las cartas que la ciencia ha ido poniendo boca arriba.
Cada vez más cerca del eslabón perdido.
Australopithecus sediba fue un homínido australopitecino, cuyos únicos restos descubiertos, fueron dos esqueletos parciales descubiertos en Sudáfrica. Las pruebas iniciales establecieron que tenían una edad de entre 1,78 y 1,95 millones de años.
Tenían un cerebro muy pequeño, unos brazos muy largos (como todos los australopitecos) una cara muy similar a la humana, con nariz, dientes pequeños, pelvis que le permitía caminar, y tenía las piernas largas.
Los descubridores de la especie sugirieron inicialmente que era un buen candidato para considerarlo situado entre los Australopithecus africanus y el Homo habilis, o incluso, un antepasado directo de Homo erectus.
Según la revista Science, análisis recientes más detallados, confirman que esta especie estaba en la misma línea evolutiva que Homo sapiens.
El profesor Lee Berger de la Universidad de Witwatersrand, en Johanesburgo, concluye que «Cualquiera de estas partes podrían haber evolucionado de forma separada, pero es bastante improbable que todas lo hicieran juntas si el A.sediba no estuviera relacionado con nosotros».
El intervalo de tiempo ahora después de los análisis más detallados, se sitúa entre 1,97 y 1,98 millones de años. Esta nueva estimación es importante, dice el equipo, porque sitúa al A.sediba en una época factible para ser ancestro del H.erectus.
Saltemos 2 millones de años y volvamos a la actualidad:
Los chimpancés son los animales más próximos a nosotros, evolutivamente hablando, y están no solo en peligro de extinción, sino en peligro crítico de extinción. En Costa de Marfil hace dos décadas había 10.000 chimpancés y ahora quedan unos pocos miles. Algo parecido ocurre con gorilas y orangutanes.
Desde muy antiguo el hombre viene clasificando a los seres vivos, y a medida que su compresión del mundo se completa, siente la necesidad de usar criterios de clasificación cada vez más naturales concediendo más importancia a lo que realmente lo tiene.
En la clasificación tradicional, la familia Hominidae estaba compuesta exclusivamente por primates bípedos (géneros Homo, Australopithecus, Paranthropus, etc.). Actualmente, según la taxonomía cladística cuyo uso se está imponiendo en primatología, los Hominidae incluyen además a los grandes simios (gorilas, chimpancés y orangutanes) anteriormente clasificados en la familia de los póngidos.
La clasificación cladística es un método de análisis riguroso que utiliza las «propiedades derivadas compartidas» de los organismos que se están estudiando. El análisis cladístico forma la base de la mayoría de los sistemas modernos de clasificación biológica, que buscan agrupar a los organismos por sus relaciones evolutivas, huyendo de otros criterios más artificiales.
En otras palabras los grandes simios (gorilas, chimpancés y orangutanes) según la ciencia moderna, están más próximos a nosotros , de lo que se estimó hace años. No somos tan diferentes.
Quizás ahora, podamos plantear cuestiones relativas a eso que se dio en llamar la condición humana.
El valor sagrado de la vida humana:
La religión ha concedido un valor infinito a la vida humana desde el mismo momento de la concepción, pero la vida de los grandes simios que están en peligro de extinción reciben la consideración de mera vida animal.
Los siento por nuestros primos lejanos, yo sólo acabo de mencionar realidades objetivas tal cual son, y me temo que donde falta objetividad es en ciertos planteamientos mantenidos desde hace milenios por el hombre.
Antes de Darwin las enseñanzas de la biblia condicionaron durante siglos una visión trascendental, antropocéntrica, y muy equivocada del mundo, que falsea, minimiza o ignora el importante hecho de que el ser humano no apareció repentinamente. Un hecho cierto y trascendental como el que más.
Por mucho que La Iglesia quiera minimizar el problema, el choque Ciencia Religión que se originó con el Darwinismo no ha sido resuelto, y ello ha conducido a las intoxicaciones fanáticas pseudocientíficas del creacionismo y del diseño inteligente.
No se dan cuenta, de que ni siquiera la aceptación como verdades de estas farsas pseudocientíficas, solucionarían la inconsistencia principal. Ahora que sabemos que el ser humano no nació del barro, ¿donde ponemos la línea divisoria entre humano y animal y por qué?
La evolución fue un proceso largo y gradual, no permite separar deforma precisa y en un momento particular el instante donde apareciera el ser humano con esas condiciones espirituales que le confieren su estatus sagrado. ¿Acaso la condición sagrada admite valores intermedios? Si fuera este el caso ¿es la vida de un cigoto humano un poco menos sagrada que la de un ser humano adulto?
Sagrado significa infinitamente valioso que es tanto como decir fin de la discusión. No es de extrañar que a la ciencia se la trate desde La Iglesia de relativista. Más bien La Iglesia es la absolutista.
La conclusión no puede ser otra, más que eso tan trascendente y que se ha llamado condición humana, es mero humo antropocéntrico.
Otros homínidos inteligentes que fueron contemporáneos del ser humano:
Pese a todo, en toda nuestra sociedad, comparar el valor de una vida humana, con el valor de un gran simio, sigue siendo un sacrilegio, y sin embargo hubo homínidos contemporáneos con el Homo sapiens, lo cual complica este asunto de la condición humana.
¿Has oído hablar del «hobit» Homo Floresiensis?
¿Cómo trataríamos hoy en día a un ser casi humano?
Investigadores aseguran que el hombre de Flores, el “hobit”, es una nueva especie humana, Homo Floresiensis, no se ponen de acuerdo sobre sus orígenes, tenía un metro de altura, y vivió hace 18.000 años en la isla indonesia del mismo nombre.
Los neandertales desaparecieron hace sólo 30.000 años. ¿Compartían estos homínidos desaparecidos no hace mucho, la condición humana con el Homo sapiens?
Para finalizar:
Si te has quedado con ganas de leer, te recomiendo otro artículo mío que muy bien podría ser una continuación de este, pese a que lo escribí hace más de dos años. Nuestras afinidades con los grandes simios son sorprendentes.
¿Somos tan especiales los humanos?
¿Nuestra visión antropocéntrica del mundo es cosa del pasado? Más bien parece que poco a poco continuamos avanzando y tomando conciencia de lo poco especiales que somos.
[…]La similitud entre el genoma humano y el del chimpancé es del 98,77%. El cromosoma 2 humano, equivale a una fusión entre los cromosomas 12 y 13 del chimpancé, y el resto de los cromosomas son muy similares.
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