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¿Cuál es el talento de un alto ejecutivo?

Reunión de Zapatero con los empresarios en la Moncloa.

Reunión de Zapatero con los empresarios en la Moncloa.

Llamó poderosamente mi atención la explicación que ofreció Telefónica sobre sus bonus millonarios (450 millones de euros) para sus directivos, poco después de anunciar un recorte de plantilla que afectaría al 20% de sus empleados.

Se da la circunstancia de que el consejo de Telefónica cobró 27,7 millones en 2010 y concretamente sus tres directivos principales se embolsaron 15 millones.

La explicación que ofreció Telefónica para sus bonus millonarios, es que eso se hacía para retener el talento de la empresa y evitar que esos valiosos directivos se fueran de la misma.

Seguramente será verdad, pero me surgen algunas preguntas:

  • ¿A qué clase de talento se están refiriendo?
  • ¿Qué es lo que se valora en el currículum de esas talentosas personas?
  • ¿Podría una persona sin recursos económicos extraordinarios acceder a alguno de esos puestos?

Me parece claro que aquí la interpretación de la palabra talento engloba una serie de condiciones, no necesariamente intelectuales, que hacen de esa persona talentosa, un ejecutivo capaz de hacer ganar la máxima cantidad de dinero a la empresa.

Talento de un ejecutivo vs. inteligencia:
Yo trabajé hace años en una empresa llamada Retesa perteneciente al grupo Banco Santander. (Retesa era una compañía de servicios informáticos constituida en el año 1986 por el Banco Santander, entidad que absorbía aproximadamente el 50% del negocio de Retesa. Finalmente fue adquirida por IBM Global Services).

Uno de los programadores que teníamos allí, era un gran maestro de ajedrez, y organizó una exhibición en horario fuera de trabajo, en la propia empresa. Consistió en retar en una competición simultánea todos los voluntarios que aceptamos el desafío. Fuimos un montón.

Nos ganó a todos, pero eso era lo normal. Lo más curioso es que sus adversarios que iban sucumbiendo uno a uno, parecían ir cayendo por riguroso orden jerárquico.

Es decir, primero el director general, después su segundo, luego los principales jefes de proyecto, y así sucesivamente. El que más tiempo aguanto fue un simple programador.

Esta fue mi primera toma de contacto con el concepto del talento en los ejecutivos a los que yo suponía inteligentes.

Tipos de inteligencias:
En el ser humano se ha intentado clasificar los diferentes tipos de inteligencias. A grandes rasgos parece que existe, en eso tan complejo que llamamos inteligencia, la implicación un montón de habilidades mentales diferentes y no relacionadas, en las cuales se ha querido ver tres dimensiones (directrices principales independientes entre sí) que son:

  1. La dimensión cognitiva: Estaría ligada con los conceptos y las competencias cognitivas
  2. La dimensión afectiva: Estaría ligada con el afecto, la sociabilidad y los sentimientos.
  3. La dimensión práxica: Estaría ligada con la praxis y la acción.

Me inclino a pensar que la gran inteligencia de tipo cognitivo resulta incluso un estorbo para un buen ejecutivo.

¿En qué consiste el talento de un ejecutivo?
A un ejecutivo no se le valora en función de temas puramente académicos, sino con temas relativos al trabajo ejecutivo. Posiblemente tampoco pasarían con buena nota un test de inteligencia de propósito general.

Es evidente que eso que las empresas llaman talento en un ejecutivo, es algo real y perfectamente cuantificable, pero a mí modo de ver, viendo como se mueven, creo que encaja con otro concepto menos amable que sería el de conseguidor.

El talento de conseguir favores:
El concepto de «conseguidor» ahora está muy de moda, por asuntos como por ejemplo las irregularidades de la gestión del señor Manuel Chaves y de su familia. En ellos se retrata la faceta mejor valorada de un buen ejecutivo.

Para mí en ese talento existe una componente de perversa habilidad social para maniobrar y acceder a las mejores oportunidades, en un contexto sin normas donde sólo cuentan los resultados.

Un ejecutivo con exceso de poder es siempre un peligro para su propia empresa, porque son gente que tiende al riesgo excesivo, y que habitualmente se equivocan con dinero ajeno sin el menor remordimiento.

Estos conseguidores procuran (que no producen) enormes beneficios a su empresa, y son grandes parásitos sociales sin los cuales el mundo actual no podría funcionar, pero con toda seguridad sí que podría funcionar un mundo diferente y más humano.

Quizás más que talento, habría que llamarlo tráfico de influencias, amiguismo, etc.

Este tipo de talento lo posee gente con mucho dinero, con muchas influencias, y cuya avaricia no conoce límites. La gente normal sería incapaz de moverse en un entorno de este tipo. No podrían dormir por las noches.

Parasitismo social:
El monto del expolio a la economía global a manos de estos especuladores, auténticos parásitos sociales, no ha parado de aumentar en los últimos años.

La propuesta de ATTAC de nacionalizar Telefónica supongo que tiene mucho que ver con una cuestión de hacer higiene de personal dentro de esta compañía.

Muchas veces este parasitismo social trata de relaciones mutas de intercambio de favoires entre la política y el gran capital.

Por ejemplo, el lobby de la Propiedad Intelectual necesita poder político, y Zapatero necesita votos. Se mete a una persona influyente del lobby de la industria de contenidos en el gobierno, ambos tan amigos, y a chupar del bote, porque los perjudicados siempre somos los ciudadanos que estamos fuera de los órganos de control y de los centros de toma de decisiones. Somos tan sólo la gigantesca clase productiva.

Otro ejemplo sería, la aprobación de la elevación de la edad de jubilación a los 67 años con la evidente intención de beneficiar a la banca en sus fondos de pensiones.

Otro ejemplo más sería, la concesión a las empresas de suministro energético a relizar importantes en sus tarifas en plena crisis.

Los casos de corrupción como el Gürtel, los EREs de Antalucía, etc. componen un panorama donde esta aristocracia de especuladores, y conseguidores, no dejan ni las migas para el ciudadano medio, que es el que produce.

El nivel de parasitismo de la sobre la está aumentando junto al poder de los mercados que son los que realmente están gobernando.

La cuestión educativa:
El talento de los conseguidores no es un talento congénito sino adquirido. En gran medida basta con educar a una persona en la creencia que él está por encima de los demás, y que la gente corriente tiene como función la de servirle a él a conseguir sus propósitos.

Esto se consigue consintiendo a los críos todos los caprichos posibles desde pequeños, y convirtiéndoles en pequeños tiranos malcriados y consentidos. Forma parte del entrenamiento aristocrático de esa clase social alta.

Pero esta forma de educación en gente sin recursos, no conduce necesariamente al éxito, sino a la delincuencia, que tampoco es algo tan distinto a un ejecutivo, salvo por que el delincuente para generalmente en la cárcel y el ejecutivo no para nunca.

Podríamos decir que un ejecutivo a grandes rasgos es una mala persona, con suficiente dinero como para librarse de sus fechorías. Creo que al menos en estos tiempos no resulta demasiado exagerado verlo así.

Por otro lado la educación que recibe el ciudadano medio también está siendo nefasta. Somos fruto de lo que asimilamos. En una sociedad que promociona los chismes, intrigas, historias de asesinatos reales y ficticios, culto al dinero, etc. queda poco espacio para la ciencia y para el auténtico saber. Se nos prepara concienzudamente para nuestro papel borreguil. La incultura de un pueblo lo hace más manejable.

Algunas de las fuentes consultadas:

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¿Queremos el modelo chino para Internet?

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Ni Zapatero ni Rajoy entienden Internet #nolesvotes

1 comentario

  1. Lobezno87

    Un chiste relacionado y representativo de las últimas noticias que he leído estos días:

    Un hombre (H) llama por teléfono a un amigo suyo (A), dueño de una gran empresa:
    A: hoooombre, ¿cómo estas y que es de tu vida?
    H: bien, bien, te llamaba porque mi hijo es un poco vago y tiene dificultades para encontrar trabajo, así que pensé en ti y en si me podías hacer el favor…
    A: claro, claro, sin problemas; tirando por lo bajo tenemos un puesto de presidente de sector, cobrando 8.000 euros al mes, trabajando 5 horas..
    H: nooo, no, quiero algo más modesto, que se lo curre un poco más.
    A: bueno, tenemos un puesto de vicepresidente ejecutivo, cobrando sus 5.000 euracos al mes, secretaria, despacho, …
    H: no, no, tampoco, yo creo que eso es demasiado…¿algo más «normalito»?
    A: pfff…no se, tenemos por aquí un puesto de jefe de sección, cobrando 2.500 euros al mes, con poco que hacer…
    H: no, no, tampoco, quiero que se lo gane y que trabaje…¿no tendrás puestos así en plan oficinistas, formando equipo con otros y cobrando un suelto mileurista o similar?
    A: lo siento, para eso hacen falta estudios…

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