Fábricas en China altamente competitivas.

Fábricas en China altamente competitivas.

Al ver estas imágenes una palabra ha surgido en mi mente. ¡Competitividad!

¿Es eso lo que queremos? Más imágenes de fábricas chinas.

Retratando la situación de crisis global:
Los mercados son globales, pero la política de cada país es propia, e intenta ser independiente y soberana en la medida que los mercados lo permiten. De esa forma, para conservar la escasa independencia que les queda, los países luchan por posicionarse dentro del ranking económico, por encima de los demás.

Para ello autorizan a los poderes financieros y a los grandes monopolios a fusionarse y a constituirse por ello en inmensos monstruos financieros, poderosos e incontrolables.

Las empresas abren fábricas en países que ofrecen mano de obra barata y los políticos diseñan políticas para competir con estos mercados donde los trabajadores se ven obligados a trabajar en condiciones de semiesclavitud, y donde el bienestar social, ha quedado reducido a unas garantías de supervivencia bajo unas duras condiciones para los trabajadores.

El resultado es un mayor crecimiento económico a costa del bienestar de las clases medias trabajadoras, ya que la riqueza se concentra en un reducido número de personas con unas fortunas personales absurdas por desorbitadas.

¿Cómo hemos llegado a esto?
La crisis actual ha sido fabricada por los grandes bancos. Sabían lo que hacían. Estamos viendo como desde los gobiernos se proteje no sólo a los bancos, sino a los banqueros que con su incalificable gestión (irresponsable, temeraria, suicida, antisocial, yo diría incluso genocida) han provocado una crisis que continua avanzando imparable hacia un punto de absoluta ruina para montones de familias. Los más débiles, pueden simplemente no sobrevivir.

Quizás ahora se busque un marco jurídico más homogéneo y coordinado internacionalmente, que permita prevenir y evitar las crisis bancarias globales con elementos transfronterizos de una manera más eficaz. Por desgracia puede que sea tarde para evitar un daño colosal a la calidad de vida de cientos de millones de personas en todo el mundo.

El daño está hecho, y algo así no debe salir gratis. No han metido a casi nadie importante en la cárcel. Se protegen unos a otros.  Así no vamos a ninguna parte porque la impunidad y la falta de ejemplaridad para los culpables de estas conductas, conducirá a nuevos desastres en un futuro.

La política ella sola no podrá con los poderes financieros:
Los políticos no comprenden que los criminales de las finanzas se las arreglarán para volver a ir un par de pasos por delante de ellos porque continuarán comiendo en su mano. Los ciudadanos necesitan instrumentos de participación directa en la democracia que permitan evitar la abducción financiera de la clase política.

Esta crisis económica es ante todo resultado de la disfunción democrática de unas políticas que han continuado usando modelos democráticos que han quedado obsoletos ante la globalización de los mercados. La clase política no debe salirse de su papel que no es otro que el de la representación ciudadana. Están gobernando para un 1 % cuando deberían hacerlo para el 99 % restante.

Hay que cambiar la prioridad de la competitividad y productividad por el de la sostenibilidad:

Nuestro crecimiento demográfico, nuestras energéticas, nuestras políticas económicas, y nuestra política medioambiental, son insostenibles. Eso no importa a los mercados porque para ellos lo importante es la productividad y la competitividad.

Por esa razón las reuniones políticas para salvar al planeta (Kioto, Copenhague) han resultado incapaces de frenar nuestro acelerado avance hacia un futuro desastroso.

Existe alguna solución a esta crisis:
No soy capaz de contestar a eso. Mirar la foto de la cabecera y decirme como se puede competir con los países que convierten a sus ciudadanos en esclavos. La única forma de salir de esta espiral de competitividad sería imponer desde la ciudadanía unas reglas claras a los mercados, y aislar a los países que continúen instalados en su loca carrera por la competitividad.  Por desgracia, en el escenario global actual, es tan grande el poder del dinero, que cualquier alternativa al modelo actual suena utópica por su debilidad frente a los poderes económicos.  Si para salir de la crisis hay que destruir a la economía actual, maldita solución nos espera.

Considero que alguien que viene contemplando con una lucidez profética todos estos temas es José Luis Sampedro: El sistema de vida occidental se acaba (1/2) y (2/2)